«El primer encuentro con Malvinas es la agresión militar, la militarización», cuenta Ernesto Alonso. El integrante del Centro de ExCombatientes (CECIM) y de la Comisión por la Memoria (CPM) es la quinta vez que vuelve al territorio donde combatió como soldado conscripto. «Llegás a la base militar de Monte Agradable y es un ingreso tensionante, genera la sensación de que ingresás a un territorio ajeno. No te sentís bienvenido», explica.
Alonso formó parte de la comitiva de la CPM que viajó a Malvinas, a mediados del mes pasado, y que encabezaron Adolfo Pérez Esquivel, la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas, Mauricio Tenembaum y el Padre Pepe, entre otros referentes de Derechos Humanos.
-¿Cuál fue la misión que la CPM cumplió en Malvinas?
-Una acción que se propuso la comisión fue el apoyo a la misión humanitaria de la Cruz Roja para la identificación. Eso se expresó públicamente. Hicimos los homenajes necesarios a los caídos. Dejamos placas y el padre Pepe hizo una misa en el cementerio de Darwin. En ese lugar ves lo que pasó: la muerte y el olvido. Fue muy emotivo. El cementerio está en un valle muy grande, alejado, y en esa inmensidad te preguntás cómo pasaron 35 años con estos jóvenes olvidados. Les falta su identidad.
-También hicieron señalizaciones.
-Fuimos a la zona del faro donde se realizaron los entierros. Leímos testimonios y se pusieron placas que indican que las FF AA torturaron soldados. Eso fue muy fuerte. Ahí fueron las torturas de la Fuerza Aérea, pero también del Regimiento 25 que comandaba (Mohamed Alí) Seineldín. Después fuimos a Monte Longdon, donde se produjeron estaqueamientos. Y a Wale Ride. Los temas que se propuso la Comisión fueron reconocer el cementerio, la identidad, el contacto con los pobladores, que fue nulo, y el otro la militarización.
-El viaje fue en el contexto de los 35 años de la guerra. ¿Qué reflexión hace?
-Son importantes las asignaturas pendientes como la necesidad de resignificar el 2 de abril para enmarcarlo y conjugarlo con el 24 de marzo. «