En las últimas semanas, el gobierno porteño avanzó con su política aperturista ante la baja de contagios en el distrito, que hoy tiene un promedio de 1200 casos diarios en la última semana, la mitad que un mes atrás. A la apertura masiva de las escuelas, que mueve más de un millón de personas a diario, se sumaron otras actividades no esenciales, como gimnasios, restaurantes y bares, teatros y cines, salones de fiestas y hasta shoppings, que han generado un nivel de movilidad casi idéntico al de un contexto prepandémico.
Si el objetivo es sostener las actividades económicas para contrarrestar la crisis provocada por la pandemia, y al mismo tiempo bajar los contagios, la lógica indica que debe incrementarse la disponibilidad de las formaciones de subtes, colectivos y trenes, y aumentar sus frecuencias. Eso no ocurre en la Ciudad. Ante las y los legisladores, el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel, manifestó que “se redoblaron los esfuerzos para ordenar la circulación y garantizar que la gente pueda llegar a su trabajo, que los chicos y docentes puedan llegar a la escuela, y para cada vecino que necesita salir”, y detalló: “Actualmente el subte está funcionando al 20% en comparación a un día habitual antes de la pandemia. Los colectivos, en un 57% y los trenes, en un 40%”, números que prácticamente no se modificaron desde el comienzo del confinamiento con fuertes restricciones hasta la apertura actual.
Si se toma como referencia los últimos días de mayo (del sábado 22 al domingo 30), cuando hubo fuertes restricciones, se observa el gran aumento de viajes realizados. En aquellos nueve días, hubo 2.420.516 usuarios en trenes, 435.721 en subte y 9.776.963 en colectivos. Un mes más tarde, del sábado 19 al domingo 27 de junio, en tren hubo 3.359.614 viajes (un 28% más); en subte, 1.238.123 (un 64,8% más); y en colectivo, 17.025.204 (cifra un 42,6% superior). En promedio, los viajes realizados en todos los medios de transporte público del ámbito porteño crecieron un 41,6 por ciento. Un aumento considerable que se consumó sin haber incrementado la cantidad de unidades de colectivos, formaciones de trenes y subtes, ni su frecuencia.
“El gobierno porteño argumenta que habilita el transporte público solo para las actividades esenciales, pero lo que pasa en la realidad es que quienes van a jugar al fútbol pasan la Sube y pueden viajar porque la Ciudad no controla nada”, afirma a Tiempo Enrique Rositto, secretario de Prensa del sindicato de Metrodelegados. Hay un total de 90 estaciones de subte, de las cuales solo 54 están abiertas. Las otras 36 continúan cerradas desde el comienzo de la pandemia, lo que provoca amontonamiento y falta de distanciamiento en las habilitadas. “Como no controlan, los usuarios viajan hacinados. Es absolutamente falso lo que dice el secretario de Transporte porteño, Juanjo Méndez: que viajan 15 personas por vagón. Ellos no destinan agentes para controlar que solo viajen los esenciales, y entonces es un descontrol”. «