Las últimas encuestas que circularon sobre el balotaje del próximo 19 de noviembre muestran un empate técnico. Lo arrojan los sondeos que se publicaron –con Javier Mieli unos puntos arriba– y los que manejan en reserva distintas usinas de Unión por la Patria. La moneda está girando en el aire y puede caer de cualquier lado.
La jugada que hizo Mauricio Macri, pactar con Javier Milei su respaldo a cambio de un potencial gobierno de coalición entre La Libertad Avanza y de la extrema derecha del PRO, tuvo resultado. Le trasladó a Milei la porción mayoritaria de los votos de Patricia Bullrich y eso ubicó al diputado de extrema derecha rondando el 50% de los votos positivos, al menos en los sondeos.
El efecto central de la jugada de Macri es que le quitó el miedo a votar por Milei a sectores de JxC. Vino acompañado de una nueva capitulación conceptual. Macri obligó a Milei a grabar un video leyendo un mensaje. El economista aparece encerrado en una habitación, con un mueble vacío detrás de él. Parece un secuestrado en una película de Netflix que informa a su familia las condiciones del rescate. En ese video Milei promete que con él habrá «más educación pública y no menos», «más salud pública y no menos», «los programas sociales continuarán». Sólo le faltó terminar diciendo «Viva Perón».
La derecha vuelve a aceptar que no puede ganar elecciones si propone demoler el estado de bienestar argentino: educación pública en todos los niveles, salud pública, jubilación universal, y algún tipo de ingreso para trabajadores informales o desempleados.
El 80% de la inversión pública en las provincias y la Ciudad de Buenos Aires se explica por estos servicios. Macri lo sabe perfectamente. La Ciudad que gobierna su partido hace 16 años tiene 170 mil trabajadores para poder sostener 2000 escuelas, 30 hospitales generales, 60 centros de salud barriales, siete teatros, entre ellos el Colón, y cerca de 50 comisarías con 20 mil policías. Una muestra del dogmatismo macrista es que habiendo gobernado Buenos Aires durante tanto tiempo no hayan comprendido que la Ciudad es lo que es –la más rica de América Latina– por contar con ese Estado y no a pesar de él.
En el presupuesto del gobierno federal el 58% de los recursos se destinan a sostener el sistema previsional, es decir, a los más de seis millones de jubilados que tiene el país. ¿A dónde piensan entrar con la motosierra si no es ahí?
Milei había tenido hasta ahora una relativa honestidad intelectual. Su alianza con Macri incorporó la estrategia de mentir para tratar de ganar y «después vemos». Es central quitarle al león la máscara que se intenta poner. Es cierto que es una época donde todo es efímero. La cantidad de información y de estímulos que se generan mirando el teléfono celular es tan grande que todo se vuelve parte del pasado cada 30 segundos. A pesar de esto, 21 días parecen pocos para que el «nuevo Milei» pueda convencer a la mayoría de los argentinos de que todo lo que dijo los últimos dos años era falso.
Hubo una entrevista esta semana realizada por el periodista Ernesto Tenembaum a un votante de Milei que vive en la Villa 31. El joven había podido estudiar gracias a la universidad pública y ahora tiene posibilidades de ascenso social. Cuando se le remarcó este dato contradictorio, que gracias al Estado que Milei quiere destruir él tenía nuevas oportunidades, el joven contestó que creía que Milei «no va a poder hacer lo que dice». ¿Por qué lo vota entonces? La fuerza del deseo. Un sector de los votantes con tal de optar por «algo nuevo» se dicen a sí mismos lo que sea. Parece un segmento difícil de torcer porque sólo aprenderá la lección cuando la motosierra les pase por encima.
En este empate técnico Massa puede ampliar su respaldo en donde ya tiene fuerza: sectores populares con memoria, la clase media que ve en Milei una amenaza antidemocrática, esto incluye votantes culturalmente radicales que se pondrán un broche en la nariz para meter la boleta del peronismo.
Massa ha tenido la mejor campaña de todas luego de las PASO. Ha reunido apoyo de intelectuales, artistas, muchos de ellos con años de militancia antikirchnerista. El rechazo a Milei moviliza. Esa efervescencia de la sociedad es la mejor campaña de todas. Quizás haya que pensar en un acto que visualice la idea de la unidad nacional. No necesariamente con dirigentes políticos sino con profesores de la UBA, artistas, trabajadores, empresarios, feministas, el colectivo LGTB+. La argentina democrática contra el fascismo. La moneda está en aire.
Eduardo
5 November 2023 - 14:17
¿Por qué solo de la UBA? ¿Y las demás universidades?