En un nuevo capítulo de la eterna «batalla cultural», el gobierno se prepara para dar un golpe comando que promete dar que hablar. Según pudo confirmar Tiempo, en los próximos días el presidente Javier Milei firmará un decreto con el que dejará sin efecto la vigencia del DNI no binario.
La resolución dará de baja el Decreto 476/2021, firmado por la administración del entonces presidente Alberto Fernández, en el que se habilitó que las nomenclaturas utilizadas en los documentos nacionales y pasaportes en el campo referido al “sexo” se puedan utilizar como referencia “F” -Femenino-, “M” – Masculino- o “X”, para el caso de aquellas personas que no se sientan identificadas con ninguno de los géneros del binomio.
Entre las justificaciones que brindan desde el entorno presidencial para avanzar en este sentido está la escasa representación en términos de utilidad que tiene esta nomenclatura. Según datos que manejan en el oficialismo, desde el 2021 a la fecha se realizaron 1.693 trámites para solicitar el DNI no binario, una cantidad que, afirman, no justifica mantener vigente esta normativa.
Distinta es la situación con los cambios de género. Siempre según datos oficiales, desde la promulgación de la Ley de Identidad de Género N° 26.743 en 2012 (y en algunos casos previamente debido a resoluciones judiciales específicas) se realizaron 19.270 trámites de cambio de identidad en todo el país. De ese total, se desprende que 10.164 se auto perciben mujeres trans, mientras que 7.413 lo hacen como varones. Del total de las personas reconocidas bajo esta ley, sólo el 9% se autopercibe dentro del género no binario.
Con esto, en el gobierno afirman que la ley de identidad se seguirá cumpliendo, puesto que no inhabilitarán los cambios de género, sino que forzarán a quienes deseen hacerlo a definirse por uno u otro. “Se acabó el género no binario. Pueden ser travestis, trans o lo que quieran, pero van a tener que definir si son hombres o mujeres”, dijo ante este medio una fuente al tanto de la modificación de la norma que entrará en vigencia antes de fin de año.
Como nunca antes, los libertarios utilizan el indignómetro como timón de gestión. Mediante contínuas mediciones del termómetro social, el gobierno avanza en terrenos que saben que les serán favorables en la opinión pública, que, a pesar de algunas variables puntuales, se mantiene muy favorable respecto a la valorización de la gestión del oficialismo en general y de Javier Milei en particular. Por tanto este cambio, aseguran confiados, será bien recibido por una sociedad cada vez más derechizada.
Además, en el oficialismo no dudan en justificar su decisión por el avance de la “agenda de izquierda” que, dicen, se habilitó durante la gestión de Alberto Fernández en pos de hacerse eco de la llamada ola feminista que tuvo su pico en 2018. “En algún momento el peronismo se creyó que firmar decretos es sinónimo de ampliar derechos”, chicanean sin piedad desde el gobierno. El mismo tono utilizan para acusar a la gestión del Frente de Todos por ocuparse en mayor porcentaje por “las cuestiones de género” que por enderezar el rumbo económico tras el período pandémico.
El golpe es certero. La administración libertaria sabe de memoria que su llegada al poder es consecuencia no sólo de la turbulenta gestión del ex oficialismo en materia económica y política sino también de la incapacidad de imponer una agenda que incluya a las mayorías ejerciendo el delicado equilibrio entre la amplitud de derechos y cumplir la promesa de todo gobierno peronista de garantizar el pleno ejercicio de la movilidad social ascendente. Por eso, adelantan, no pararán hasta volver a equilibrar la balanza y eliminar todo rastro de medidas progresistas que hayan tomado gestiones anteriores.
Así, lo dejaron en claro hace unos días, cuando al celebrarse la Marcha del Orgullo en la Ciudad el Gobierno Nacional no aportó ningún tipo de ayuda para la organización del evento, algo que el resto de sus antecesores nunca dejaron de hacer.
Menos libertad, por decreto
A esto, además, se suma la ya renombrada intención de “des-kirchnerización” del Estado, con la que la gestión libertaria busca eliminar todo tipo de referencia a la figura del fallecido ex presidente en los edificios públicos y dependencias del estado. Así quedó confirmado días atrás, cuando la ministra Sandra Pettovello ordenó quitar el busto de Néstor Kirchner que se encontraba dispuesto en el edificio central del ANSES ubicado en la Avenida Paseo Colón. Lo propio hizo meses antes la vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien quitó el busto del ex presidente dispuesto en el Senado, y lo mismo ocurrió con el cambio de nombre del Centro Cultural Kirchner, ahora Palacio Libertad.
Todo este avasalle forma parte del deseo del presidente de ganar la renombrada batalla cultural contra “los zurdos”, sea lo que en este momento signifique para el libertario, quien amplía y cierra el círculo de adherentes según su conveniencia. Detrás, como siempre, está la mente del asesor todo terreno Santiago Caputo, quien cumple y entiende como nadie los deseos del mayor de los Milei.
Lejos de lo que demuestran sus acciones, el asesor no se reconoce a sí mismo como antiperonista. De hecho, trabaja a diario para que el libertarismo se convierta en el nuevo partido que represente a los trabajadores, tal como supo hacer el justicialismo desde su conformación hace casi un siglo atrás.
Con esta premisa, y tal como adelantó este medio, el asesor presidencial encargó la redacción de Las Epístolas del Cielo. En tres tomos impresos con una estética renacentista, el centinela de las bases libertarias dejará plasmada la doctrina mileista con la que el oficialismo buscará adiestrar a una militancia tan orgánica como vehemente. Una mano considerable la darán también los integrantes de Las Fuerzas del Cielo, el brazo digitalmente armado de la gestión, comandado por Daniel Parisini, alias el Gordo Dan; el jefe de la bancada bonaerense, Agustín Romo; el secretario de Culto, Nahuel Sotelo; y el tuitero Lucas “Sagaz” Luna, entre otros referentes.