La inflación volvió a mostrar un registro elevado en abril (6%) y, si bien se desaceleró ligeramente respecto de marzo (6,7%), los niveles siguen siendo muy altos, dificultando alcanzar el objetivo de fondo: que los ingresos reales de las personas se recuperen.
Cabe tomar en cuenta los esfuerzos que se llevan a cabo desde el Gobierno nacional por el lado de los ingresos. Partiendo de los datos del INDEC, durante el primer trimestre de 2022 los salarios reales del sector privado registrado crecieron 1,9% y los del sector público 4,9%, alcanzando el mismo nivel que tenían en diciembre de 2019, pre pandemia sanitaria.
El mayor problema está en las remuneraciones del sector privado no registrado, que cayeron 7,9% en el trimestre. Allí es donde se trata de llegar con toda una serie de medidas recientes, como la entrega de bonos por parte del Gobierno nacional que totalizan $18.000, al igual que a jubilados/as con hasta dos haberes mínimos, monotributistas de las categorías más bajas y personal de casas particulares. Un beneficio que alcanzará a 13,6 millones de personas.
También se adelantaron los incrementos del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM), que estaban pactados para agosto y diciembre, a junio y agosto respectivamente. El SMVM sirve como referencia para diferentes instancias de negociación laboral y es tenido en cuenta para las actualizaciones del programa Potenciar Trabajo y las Becas Progresar, entre otros fines.
Los haberes jubilatorios, por su parte, continúan en un sendero de variaciones reales positivas (6% en el cuarto trimestre del año pasado y 1% en el primero de 2022). Con la actualización del 15% correspondiente a junio próximo el incremento acumulado durante el primer semestre habrá sido un 9,5% superior al que se habría obtenido con la fórmula de movilidad de la gestión de gobierno anterior, que tenía un rezago de seis meses.
Todos estos datos dan cuenta de la convicción del Gobierno nacional para tratar de que los ingresos no pierdan poder adquisitivo, generar mayor consumo y continuar así el círculo virtuoso para seguir reactivando la economía. Las recientes palabras del presidente Alberto Fernández en Francia apuntan en esa orientación: “La verdad es que yo no me tengo que pelear con Cristina y no me quiero pelear con Cristina. Yo tengo que pelearme con Macri, con la derecha, con los causantes de la decadencia de la Argentina. Los que generaron la deuda que hoy estamos discutiendo todavía, los que trajeron el 20% de caída del salario real, que tenemos que recuperar para que la distribución del ingreso sea mejor. Allí es donde está puesta mi cabeza”.
De los “por qué” a los “cómo”
Hoy tenemos un fenómeno inflacionario que no responde a ninguno de los diagnósticos tradicionales, ya que todas las variables explicativas que se suelen utilizar van por detrás de los precios. Es decir, no hay un problema asociado a la emisión monetaria, ya que según los datos la base monetaria creció en abril un 44,3% interanual, por debajo de la inflación registrada en el mismo lapso (58%). Hasta el momento, las tarifas se mantuvieron casi congeladas, mientras que los salarios vienen siendo el vagón y no la locomotora de los aumentos. A su vez, el tipo de cambio oficial, el valor al que se realizan las operaciones de comercio exterior, en abril registró una suba interanual del 23,2%, también por debajo del avance de los precios.
La persistencia inflacionaria está fuertemente relacionada con el accionar de los formadores de precios. Ello remite en última instancia a la cuestión central de la puja distributiva por la apropiación del crecimiento de la economía. Esto último también es importante: ante una mayor demanda, fruto del aumento del poder adquisitivo de la ciudadanía, en relación al existente en 2020 con la pandemia, se genera mayor producción, pero también una mayor posibilidad de recomposición de ganancias vía mayores precios.
También hay una cuestión de “expectativas”, que no puede ser disociada de la puja, dado que las mismas no surgen de la nada. Suelen verse moldeadas por intereses concretos que buscan incidir, por ejemplo, dejando correr todo tipo de rumores sobre distintas disrupciones en la economía y la política. Este tipo de comentarios da pie para que muchos justifiquen mayores aumentos de precios “por las dudas”.
Hay además un componente de inflación internacional, que hoy sufre la mayoría de los países producto de la guerra. Unas pocas pero muy grandes empresas están recibiendo el beneficio de la renta extraordinaria generada por la suba de las materias primas y esto también forma parte de la puja distributiva.
Entre las acciones concretas, el Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la Provincia de Buenos Aires instó a grandes empresas alimenticias, que cuentan con más de 100 productos dentro del Programa +Precios Cuidados, a brindar información y respaldo documental sobre precios, volúmenes de producción y ventas por canal de comercialización de los últimos meses. Según un comunicado del Ministerio, la solicitud de información se origina “por los preocupantes resultados de las fiscalizaciones del Programa +Precios Cuidados, que muestran un evidente desabastecimiento en las góndolas de las grandes cadenas comerciales en toda la Provincia. Ante un contexto de estabilidad cambiaria, políticas destinadas al sostenimiento de la oferta y acuerdos entre el gobierno y las empresas alimenticias, no se evidencia las razones del desabastecimiento que denuncian las cadenas”.
Este tipo de medidas ratifican mi habitual comentario sobre que con los “acuerdos de caballeros” pareciera que no alcanza y que hay que velar enérgicamente porque lo firmado se cumpla.
La capacidad de un gobierno para operar en estos frentes depende mucho de la correlación de fuerzas existente, que incide en las posibilidades efectivas de hacer cumplir las normas, como en la aprobación de nuevas herramientas, ya que en el Parlamento no solo hay que tener razón sino también mayoría de votos.
Por último, en la semana el Senado le dio media sanción al proyecto de ley para la creación del Fondo Nacional para la Cancelación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. Se está hablando de delitos de personas que no cumplieron con las leyes vigentes. Entonces, se apunta a identificar dónde están esos fondos que burlaron las leyes y se fugaron del país. Hay un detalle adicional que no hay que perder de vista: este dinero primero lo ganaron en la Argentina, lo que indica que no es cierto que aquí el problema es “la falta de ganancias que desincentiva la inversión”. Lo que no quieren es pagar los impuestos correspondientes. Sucede en todos los países: la fuga de capitales, en especial por evasión fiscal, es un fenómeno global.
El proyecto de ley al que nos referimos es una herramienta que resulta necesaria para que el país siga avanzando en la resolución de los grandes problemas que afectan a la mayoría de la población.
Que la Cámara de Diputados esté a la altura de lo que hace falta y que la mayor cantidad posible de legisladores/as se sumen a la aprobación de una norma que busca identificar dónde están las inversiones de quienes evadieron, para que cumplan con la ley. Se necesitan 129 votos positivos y esperemos que sean alcanzados. «