Se dobla pero no se quiebra. Los rumores rupturistas quedaron atrás y las fotos de unidad comienzan a multiplicarse en el peronismo. La dirigencia partidaria evitó en los últimos días la profundización de la balcanización en Diputados y la mesa chica del PJ Nacional hizo una foto de unidad a pesar de los chisporroteos que produjo la vuelta a escena de Cristina Fernández. Los intendentes bonaerenses, a su vez, comenzaron a reacomodarse en torno a un núcleo de poder propio.
«Estamos mucho mejor, la unidad era algo que tenía que ir decantando. Hay que terminar con los preconceptos. Todo el mundo está empezando a entender que acá no hay que ser sectarios ni excluyentes», definió una fuente del peronismo bonaerense en diálogo con Tiempo. Las intenciones divisionistas que los gobernadores instigaban en los legisladores de sus provincias para que se separen de todo aquello que oliera a kircherismo se apaciguaron. Los factores para que primara la unidad fueron dos.
Primero, la foto que el ex candidato a presidente Daniel Scioli compartió con CFK en el Instituto Patria. Algunos referentes del PJ empezaron a hacer cuentas: Cristina más Scioli, más el potencial aporte del peronismo de La Matanza con la intendenta Verónica Magario y el presidente del PJ bonaerense Fernando Espinoza, pueden sumar alrededor de 30 puntos en la provincia. En segundo lugar, la ofensiva del gobierno nacional con las iniciativas parlamentarias de reforma electoral y defensa acérrima del tarifazo hizo que, por default y ante un enemigo común, el bloque en Diputados se mantuviera unido. Aunque de hecho, según fuentes partidarias, no funciona en forma monolítica: Héctor Recalde es jefe de la bancada y afín a los diputados camporistas, y José Luis Gioja actúa como vocero de los gobernadores peronistas. Si bien ambos históricos dirigentes tienen contacto, eso no se traduce en una coordinación común de estrategias legislativas.
Scioli se sacó una foto con Cristina, y luego se sentó en la misma mesa partidaria con el senador Miguel Ángel Pichetto, Gioja y Antonio Caló. Si bien no llegó para la conferencia de prensa, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, también fue parte de la reunión del jueves en la sede partidaria de Matheu 130. Arribó a último momento para dar cuenta de cómo funciona la boleta electrónica que ya está implementada en toda su provincia desde el año pasado. Otro que no pudo volar para a sumarse a una reunión que inusualmente duró más de tres horas fue el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán. El mandatario participó vía Skype.
La intención de ordenar la estructura partidaria se tradujo en la decisión de intervenir el partido en Jujuy y en Corrientes. En el distrito mesopotámico, el intendente de la capital, Fabián Ríos, y el senador nacional Carlos «Camau» Espínola dejaron sus diferencias de lado frente al acercamiento del gobernador Ricardo Colombi a la Casa Rosada.
Todos los movimientos hacen epicentro en la provincia de Buenos Aires. El presidente de la Cámara de Diputados y espada política de Cambiemos, Emilio Monzó, repite en todas las mesas políticas que la elección del primer distrito será el tester de la gestión del gobierno nacional. Y las recorridas de Cristina Fernández empezaron a acomodar algunas fichas que también son seguidas con atención por el poder central. Los intendentes dieron señales de un reagrupamiento en tres líneas: el autodenominado grupo Esmeralda, cuya figura más relevante es Gabriel Katopodis de San Martín; los más kirchneristas como Patricio Mussi de Berazategui o Jorge Ferraresi de Avellaneda; y los referenciados con el peronismo tradicional como los matanceros. Los tres sectores están en pleno movimiento y nadie descarta que se encolumnen detrás de una sola figura para volver a ganar una elección en el distrito más grande del país. «