“Les digo y apelo a que todas esas personas que en estos juicios están procesadas, la mejor manera de defenderse en diciendo la verdad. Nos ahorrarían revictimizarnos a todos. Por favor, cuenten las cosas. Yo las pude resolver. Saben cuántos no pudieron y están esperando para resolver su vida”.

Con ese pedido a los imputados cerró su testimonio Pablo Casariego Tato, nieto restituido por Abuelas en 2007, quien declaró este miércoles en la Megacausa Campo de Mayo por la desaparición de sus padres, Norma Tato y Jorge Casariego, secuestrados el 14 de abril de 1977 y llevados al Centro Clandestino de Detención El Campito.

Su madre estaba embarazada de 5 meses y Pablo nació durante su cautiverio en el Hospital Militar de Campo de Mayo. El mayor Norberto Bianco, ya fallecido, era jefe de la maternidad clandestina que se habían montado en el área de Infectología. Bianco lo apropió y, junto a su esposa, Nilda Susana Wehrli, anotó como hijo biológico.

“Cuando me preguntan dónde nací parece un chiste, pero mi partida de nacimiento actual y la anterior dicen Campo de Mayo. Desde que nací hasta el 86, cuando nos fuimos a Paraguay, siempre viví muy cerca de Campo de Mayo. Era como el campo de deportes de mi infancia”, relató Pablo ante el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín.

Bianco siguió siendo médico en ese hospital hasta 1986. “Parte de mi niñez jugaba a la pelota en los jardines del Hospital Militar. A veces lo acompañaba a Bianco, que me dejaba con las monjas. En el hospital había una secretaría donde estaban las monjitas y me hacían sanguches de pebete. Siempre fui muy mimado en Campo de Mayo, creo que todos sabían todo menos yo”, detalló.  

En abril de 1986, a tres años de la vuelta de la democracia, a Bianco le avisan sus jefes militares que había una denuncia de Abuelas y era investigado por la justicia y decide fugarse a Paraguay, llevándose a Pablo y a su hermana de crianza.

“Viene Bianco a casa y nos dice: Nos tenemos que ir de vacaciones, nos tenemos que ir ahora. Yo tenía 8 años y pensé que iban a ser unas vacaciones y duraron 20 años”, contó. Fue una travesía clandestina que duró una semana y pasó por Uruguay y Brasil hasta llegar al país que seguía bajo la dictadura de Alfredo Stroessner. Un año después, Interpol los ubicó en Asunción. “Cuando Interpol lo detiene, nos va a buscar al colegio y con la policía afuera nos sienta y nos cuenta que no éramos hijos de ellos, que éramos adoptados. Nos explica que Carolina no era hija de desaparecidos, pero yo sí. Ahí se abrió un gran interrogante. Soy hijo de desaparecidos, ¿pero de quién? Estuve negado mucho tiempo. Hasta que pasaron muchos años”, añadió.

Bianco fue extraditado al país en 1997 y condenado en el 2000 por la apropiación de Pablo y de otra niña. Luego se volvería a fugar a Paraguay y sería nuevamente extraditado 2008 para ser condenado años más tarde en el juicio por los partos clandestinos en Campo de Mayo.

 En 2003 Pablo volvió al país. Abuelas logró acercarse a través de una nieta y confirmó su vínculo con la familia Casariego – Tato a través de un examen de sangre.

“Luego de eso, lógicamente me pregunté: ¿Qué hago con todo esto? Estaba peleado con las instituciones de derechos humanos. Tenía una cabeza seteada de otra manera. A través del apellido, Tato, Casariego, agarré las viejas guías telefónicas, empecé a buscar y llamar uno por uno hasta que encontré a mi tío. Soy el hijo de Norma y Carlos, le dije. Te quiero conocer. Así empecé primero, antes de cambiar el apellido. La restitución ya venía en la cabeza”, reconoció.

Tras conocer a su familia biológica, en 2007 se presentó en el juzgado de San Isidro, donde estaba la causa por su apropiación. “Ahí ya salí oficial y legalmente como hijo de Casariego Tato”, agregó.

Sus padres

Norma y Jorge se habían conocido en un laboratorio donde trabajaban. Ella había estudiado medicina y él era bioquímico y militaba en la JTP. Ambos tenían dos hijos de parejas anteriores. El 14 de abril de 1977 fueron secuestrados en su departamento de la ciudad de Buenos Aires, donde estaban clandestinos.

“Fue una madrugada. Estaba mi mamá, mí papá, mis dos hermanos, hijos de mi mamá, un perro y yo en la panza de mi mamá, de 5 meses. Por lo tanto, también fue secuestrado ese día.  Me imagino las patadas que habré tirado yo junto a mi mamá”, dijo Pablo muy emocionado sobre lo que reconstruyó de ese día, y agregó: “Hasta el perro se llevaron. A mis dos hermanos los dejaron en un departamento de al lado. Tenían 5 y 2 años. Después el portero lo llamo al hermano de mi mama y fue a retirar a los chicos”.

En Campo de Mayo, Norma y Jorge estuvieron juntos y fueron vistos por Juan Carlos Scarpati, quien luego logró fugarse y relatar lo que vivió. “Mi mamá estaba en un catre y mi papá arrodillado al lado le pelaba naranjas y la abrazaba”, fue una de las pocas imágenes que logró componer de sus padres en el centro clandestino, donde ambos fueron vistos por última vez con diferencia de semanas.