Una sesión complicada es la que vive la Cámara de Diputados y no necesariamente por el tema en debate, la reforma electoral, sino justamente por el paro nacional de mujeres contra la violencia de género y los femicidios. El primer conflicto se produjo cuando el FPV pidió adherir al paro de una hora y el oficialismo con el Frente Renovador se opusieron, una actitud que deparó en duros cruces entre legisladores. Pero, paradojas de la vida, poco más tarde un grupo de mujeres que responde al FR intentó ingresar al Salón de Pasos Perdidos al grito de Ni Una Menos, lo que terminó en un tumulto con los hombres y mujeres de la seguridad de la Cámara baja.
Los diputados ya estaban en debate cuando la hora del paro se acercaba. En ese momento el presidente del boque del Frente para la Victoria (FPV), Héctor Recalde, pidió la palabra para una moción de orden. La intención era que el cuerpo hiciera un cuarto intermedio entre las 13 y las 14, para adherir al paro nacional. El oficialismo no quiso y sólo aceptaba un minuto de silencio en las bancas.
Esto es kafkiano. Somos el Estado que se supone que le tiene que dar las garantías a las mujeres para que no se sigan muriendo en la calle, gritó la diputada Graciela Camaño oponiéndose a la moción de la oposición. Luego, refiriéndose a Recalde dijo que su propuesta era un acto demagógico.
A su turno, el titular del interbloque Cambiemos, el radical Mario Negri, rechazó la propuesta con un tono destemplado y poco acorde al tema que se trataba: Hay que resolver el problema de fondo. Muere una mujer cada 30 horas en la Argentina. Frente a eso es absolutamente estúpido, chico, mezquino, que estemos en esta discusión. La frase de Negri recibió una innumerable cantidad de críticas, cuestionamientos y un número similar de repudios y silbidos.
No somos ni mentirosos ni chicaneros ni estúpidos. Si vamos a referir con tanto dolor a lo que está pasando en este recinto y solidarizarnos con miles de mujeres que hoy van a marchar por lo que está sucediendo tiene que haber muchísimo respeto, le respondió la diputada del FPV Teresa García, quien además le advirtió que cuide sus palabras.
Pero como toda moción de orden se debe votar fue así que el presidente del cuerpo, el macrista Emilio Monzó, ordenó elegir. El resultado fue ajustado y el no del oficialismo se impuso por 111 a 105.
Cuando llegó la hora del paro, el bloque del FPV, la izquierda, el interbloque Progresista y las mujeres del Bloque Justicialista, se levantaron de sus curules y se dirigieron primero al salón Juan Domingo Perón, o de Pasos Perdidos como se conoce comúnmente, para realizar una batucada. Luego este grupo de diputados se dirigió a la calle y estuvieron allí bajo la lluvia hasta que finalizó el paro.
La sesión pareció volver a su cause normal, pero a las 17 llegaron al Congreso una treintena de mujeres portando carteles con la frase Ni Una Menos y, por debajo, la identificación de Mujeres del Frente Renovador. Ingresaron no sin pocos problemas. La seguridad de Diputados intentó impedir el paso. En la planta baja lo consiguieron pero cuando quisieron llegar a Pasos Perdidos una barrera de hombres y mujeres de seguridad lo impidieron para dar comienzo a los empujones e insultos. Un primer momento de calma se produjo cuando la massista Claudia Rucci y la kirchnerista García le pusieron freno a los empleados de seguridad y luego exigieron en el recinto que Monzó les permita ingresar. Así ocurrió y el cuerpo pudo continuar debatiendo la reforma política.