«No apaguemos la esperanza en su corazón; no sofoquemos sus esperanzas de paz. Es importante que de parte de todos, instituciones civiles, realidades educativas, asistenciales y eclesiales, haya un esfuerzo por garantizar a los refugiados, a los inmigrantes, a todos, un futuro de paz». Fue muy preciso y elocuente el mensaje del papa Francisco, en su primera misa del año en la basílica de San Pedro,
El Papa pronunció la homilía en la basílica de San Pedro. También lamentó que «en muchos países de destino se ha difundido ampliamente una retórica que enfatiza los riesgos para la seguridad nacional o el coste de la acogida de los que llegan».
El pontífice dedicó la homilía a destacar el papel de la Virgen María en la misa, un día en el que la Iglesia católica celebra la 51° Jornada Mundial de la Paz, que se fija en esta ocasión en la situación de inmigrantes y refugiados. Para el Papa, los inmigrantes «no llegan con las manos vacías» a los países que los reciben sino que «traen consigo la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones, y por supuesto los tesoros de su propia cultura, enriqueciendo así la vida de las naciones que los acogen».
En el mismo mensaje, Francisco aconsejó también abandonar el «bagaje inútil» de la vida en el 2018, evitando la «banalidad del consumismo» y las «conversaciones vacías». Al mismo tiempo, reflexionó sobre cómo saborear el verdadero significado de la vida. Dijo que ayudaría a «evitar que nuestra libertad se vea corroída por la banalidad del consumismo, el estruendo de los comerciales, el torrente de palabras vacías y abrumadoras olas de conversaciones vacías y gritos».
El papa recomendó a sus fieles dejar atrás «todo tipo de bagaje inútil» para «redescubrir lo que realmente importa».