El oficialismo dio un paso más en su estrategia de poner en práctica una convocatoria amplia para, desde los hechos y las palabras, tratar de reconstruir el piso de convivencia democrática vigente desde 1983. Además de encolumnar a todo el peronismo detrás de una misma señal, logró sumar una tibia presencia radical, estrategia que viene implementando el ministro Eduardo «Wado» de Pedro, uno de los gestores del encuentro religioso realizado el sábado en la Basílica de Luján, que tuvo a Alberto Fernández como figura central.
Si bien la idea de convocar a una «Misa por la paz y la fraternidad» salió de usinas kirchneristas, la transmisión oficial se hizo por las redes de Presidencia. Ni la vicepresidenta Cristina Fernández ni el diputado Máximo Kirchner estuvieron presentes. «Por ahora no es el momento de volver a aparecer, ya ella decidirá cuándo volver a exponerse públicamente», explicaron fuentes cercanas a la presidenta del Senado. Es que se quiso comunicar la mayor institucionalidad posible para dar un marco político, pero no partidario. Según pudo saber Tiempo, el kirchernismo convocó a dos puntos: la dirigencia bonaerense a Luján y la militancia porteña al Parque Lezama (ver página 5).
En esa tarea se enfrascaron el ministro De Pedro, y la ministra bonaerense de Gobierno Cristina Álvarez Rodríguez, quien se ocupó de contactar a los 135 jefes comunales de la provincia. Según pudo saber este medio, los macristas apenas clavaban el visto a los mensajes. Los radicales contestaban con dudas. Dos de ellos se hicieron presentes: los intendentes de General Viamonte, Franco Flexas y Martín Randazzo de General Lamadrid. Esta acción se suma al repudio que dejaron rubricados los gobernadores radicales Gerardo Morales y Gustavo Valdés en la semana, una estrategia que se diferencia de la línea dura del PRO.
El objetivo de este encuentro religioso, que tiene su contraparte en las sesiones convocadas en ambas cámaras, es sumar voluntades no para la sanción de una ley, como se apuraron a proponer de manera inconsulta algunos dirigentes, sino para empezar a implementar prácticas militantes contra la violencia política. Según explicó el vocero de uno de los gestores del encuentro, si esa estrategia va imponiéndose entre los partidos tradicionales como el peronismo y el radicalismo se lograría aislar al sector más virulento de la extrema derecha representada en Patricia Bullrich y Javier Milei.
El intendente local, Leonardo Boto, también sumó su esfuerzo en los llamados a los dirigentes opositores, junto con el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Scheinig, quien pidió disculpas por no haber convocado de manera más prolija, enmarcada en la Carta a los Obispos recientemente publicada por la Conferencia Episcopal Argentina.
En una primera fila estaban el presidente, ladeado de Vera Jara, una de las históricas Madres de Plaza de Mayo de Línea Fundadora, Duhalde, De Pedro, la presidenta de la cámara baja Cecilia Moreau, De Pedro; su par de de Obras Públicas, Gabriel Katopodis; de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi;el titular de la CTA Hugo Yasky y detrás, los ministros bonaerenses Martín Insaurralde y Andrés Larroque, quien se fundió en un abrazo con el presidente al momento de darse el saludo de la paz. Del otro lado estaban el gobernador Axel Kicillof sentado al lado de Gisele Fernández, la hermana de la vicepresidenta, la vicegobernadora Verónica Magario, la intendenta Mayra Mendoza, la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora Taty Almeida, el canciller Santiago Cafiero; el ministro de Defensa, Jorge Taiana; sus pares de Desarrollo Social, Juan Zabaleta; de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus; de Cultura, Tristán Bauer; y de Turismo y Deportes, Matías Lammens. También estuvieron presentes el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, y el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti; el senador Oscar Parrilli y el diputado Eduardo Valdés.
Los dirigentes de los movimientos sociales como Juan Grabois del Frente Patria Grande o Daniel Menéndez de Somos Barrios de Pie concurrieron, pero sin la militancia de base. Apenas la UOCRA fue con carteles y banderas identificatorias.
En segunda fila estaba la titular del bloque de senadores Unidad Ciudadana, Juliana Di Tullio. «El pacto del 83 no está vigente, siempre que hubo violencia se salió monolíticamente desde todos los partidos porque era el pacto para defender a democracia, pero justo cuando le toca sufrir la violencia al peronismo no salen. Hay que poner a salvo a la sociedad argentina. estamos obligados a sostener la democracia por mandato constitucional», sostuvo la senadora en diálogo con Tiempo, tras la ceremonia. Di Tullio se mostro, no obstante, optimista: «Lo importante es que no vamos a perder ni el espacio público ni el político. Y vamos a recuperar el pacto democrático a pesar de quienes están jugando horrible en todo esto».
El mensaje del obispo que ofició la ceremonia fue claro. «Estamos en un tiempo extremadamente delicado. La paz social está frágil y amenazada. Y somos responsables de asegurarla y cuidarla», dijo. «Así como cuidaste la vida de la Vicepresidenta de la Nación, te pedimos que sigas cuidando a todos los argentinos y que nunca más la violencia se instale entre nosotros poniendo en riesgo la convivencia democrática», rezó.
El presidente no hizo declaraciones en Luján pero se expresó más tarde en las redes sociales: «Participamos de la Misa por la paz y la fraternidad de los argentinos y las argentinas. Como escuchamos en la homilía: por la patria, por esta casa, esta familia que somos. Difícil, compleja. Pero familia al fin. Somos Argentina. Hoy nos hemos reunido para reflexionar», señaló, y agregó: «La fraternidad es un don y una tarea. Es por ello, el don y la tarea de nuestro pueblo, que debemos construir una mejor sociedad. En diálogo, sin odio y sin violencia. Como expresó el Papa Francisco, nadie se salva solo».