Vicente Muleiro es un hombre múltiple. Además de periodista, es escritor y dramaturgo. Su obra teatral Vidé / La vuelta móvil, con otros nombres y algunas diferencias, ya estuvo en el Caras y Caretas y en el Teatro Calibán con dirección de Norman Briski. En esta nueva temporada se presenta en Timbre 4 dirigida por Carlos March sobre la puesta de Briski.
Vidé / La vuelta móvil aborda la vida de un personaje de la historia más oscura de la Argentina, Jorge Rafael Videla, sobre todo desde su conformación ideológica explica Muleiro- tratándose como se trata de un personaje que más que hablar desde una subjetividad parece hablado por las instituciones. Por supuesto Vidé alude al nombre del dictador y me pareció interesante hacer una cesura en Vidé porque ese artefacto es donde algunos se lavan ´las partes´ y creo que en Videla se han lavado ´las partes´ unos cuantos.
«El primer nombre fue Vidé / La cinta fija porque continúa Muleiro- ése era el entrenamiento para ser un buen muerto, como lo sigue siendo. Él trató de tener lo que le negó a los demás, lo que llama ´una muerte como se debe´. Videla es hijo de un militar, nace en un cuartel en una familia ultra católica. No conoce nada fuera de ese mundo y es conformado por él, por lo tanto, termina siendo sumamente representativo del golpe militar del 76, si a eso le agregamos la imagen que él mismo elaboró de sí, que era una imagen pietista, familiera, que fue muy funcional para en encubrir a los locos, a los Suárez Mason, a los Camps, a los Etchecolatz. En este sentido podemos especular que al argentino le hubiera resultado muy difícil un dictador como Pinochet. Videla se presentaba así como una suerte de contrafigura, pero de ninguna manera era menos terrible.
El segundo nombre de la obra fue Vidé / La muerte móvil, pero en todas sus versiones y títulos, mantuvo un común denominador: la confluencia de tragedia y humor para aludir al período más siniestro de la historia argentina.
-¿Cómo surgió en vos la escritura de esta obra?
-Surgió como resultado de haber escrito junto con María Seoane El dictador, la biografía de Videla. Escribiendo ese libro conocí mucho de su vida y había cosas que me parecieron muy teatrales.
-¿Cuáles, por ejemplo?
-Por ejemplo el lenguaje de la liturgia militar que es sumamente vacío y sumamente teatral. A mí me quedaron imágenes de esto que podían ser trabajadas desde lo teatral por esa conformación encerrada en lo físico, por esa formación cuadrada en lo personal que constituye el mundo de la liturgia militar. Por eso aparté imágenes para escribir en algún momento una obra teatral, cosa que finalmente hice. La obra habla, sobre todo, de la trayectoria de Videla desde su conformación, de cómo es conformado por la institución familia, por la institución Iglesia católica y por la institución Ejército y de cómo va evolucionando hacia la búsqueda del poder político.
-¿Él tuvo siempre una aspiración política?
-No es que él tuviera una gran carga política, pero sí la tenía la institución a la que pertenecía. En el momento del golpe, siendo un hombre con mucho menos voltaje político que otros, resultó una figura ideal para encabezar lo que se llamó el Proceso. Escribí la obra teniendo en cuenta que el núcleo de nuestra derecha es un núcleo profundamente matador como bien lo demuestra la historia con sus purgas recurrentes y su tendencia facciosa. Tenemos una conformación de poder que lo que desea es matar al cuerpo de la rebeldía, casi no hay puntos intermedios.
-Pero esto no es privativo de los militares.
-No, lo sostiene con alfileres una organización civil y, cuando esta organización se suelta, queda muy claro que lo que se desea es hacer desaparecer el cuerpo de la rebeldía.
-¿Cuál era tu intención preponderante en el momento de escribir la obra?
-Creo que originalmente había en mí una idea de advertencia. Pero si ahora la obra se llama Vidé la vuelta móvil es porque ya no se trata de una advertencia.
– ¿Por qué?
– Porque creo que ya hay núcleos duros de represión que están presentes en la vida político-social en este momento.
-Suele repetirse mecánicamente que estamos en democracia, pero en todo caso es una democracia muy devaluada.
-Por supuesto, así es. Hoy se dejan de lado acuerdos que provienen de la organización de una democracia que, como la nuestra, es una democracia conservadora y burguesa. La Constitución de 1853 es prácticamente una Constitución contrainsurgente. Sin embargo, ni siquiera a ésa se la puede cumplir.
-¿En qué año escribiste esta obra?
– Originalmente la escribí en 2008, pero fue reescrita en 2014 porque supe mucho más sobre la participación civil en la dictadura y decidí introducirlo en una nueva versión. Sucede que en el medio escribí 1976 el golpe civil y por esta razón tuve nueva información.
-Pero tiene también una tercera escritura posterior a la de 2014.
-Sí, tiene una tercera reescritura que traza puentes entre aquella dictadura y esta democracia. El personaje dice ahora aparece lo terrible, Lo-pérfido (risas). Me gustó la idea de tender un puente con el presente.
–¿Cuál es tu visión respecto de la posible dirección que puedan tomar esas similitudes entre la dictadura de ayer y la democracia de hoy en que hay represión, persecuciones, en fin, parecidos que son preocupantes?
-Bueno, comparto la preocupación que expresás, comparto los temores. Mi aspiración es que, por un lado, se mantenga el sistema democrático y haya una renovación parcial. Pero mi aspiración más profunda tiene que ver con la tradición de lucha de nuestro país, que no se puede negar que la tiene de manera muy acentuada. Espero que esa tradición de lucha no desaparezca con las nuevas subjetividades que está generando la globalización. Creo que en este momento cualquier tipo de identidad es molesta. Tal como están enfocando la educación, hoy molesta hasta un personaje como Sarmiento que nosotros, en los 70, lo poníamos del lado del enemigo. Si seguimos así, creo que dentro de poco cantar la marcha Aurora va a ser un acto subversivo (risas). Además del esquema del capitalismo financiero global, de que éste es un gobierno que tiene el poder concentrado de las corporaciones y de tener también la represión como una marca fija en la frente, es profundamente colonialista de una manera bestial, ni siquiera de una forma delicada.
-El presidente considera que en Argentina todos descendemos de europeos.
-Considera que no sólo en Argentina, sino en toda América Latina, descendemos de europeos. Si fuera sólo en Argentina Aquí existe un poco ese mito de que bajamos de los barcos, esa frase de Carlos Fuentes que también debe ser sometida a revisión, pero en el resto de América Latina Creo que el presidente debería tomarse un avión a La Paz. En la Argentina, la afirmación no resulta tan escandalosa porque aquí hay una fuerte base inmigrante y José Luis Romero trató de imponer la idea de una Argentina aluvional para desdibujar los estratos indígenas.
–Pero según leí hace poco más del 50 por ciento de los argentinos tenemos sangre indígena, muy mezclada y, a veces, irreconocible, pero sangre indígena al fin.
-Claro. ¿Qué crees que hicieron en este territorio los españoles desde el siglo XV en adelante? Penetraron algo más que el territorio.
-Volviendo a la obra, creo que el cambio de espacio teatral también hace que la obra cambie.
-Sí, y Timbre 4 se ha convertido en un bastión del buen teatro off. Me gustaría remarcar que si bien esta versión marca las similitudes entre la dictadura y el presente y está políticamente muy cargada, se trata de una obra plenamente teatral.
Funciones: 25 de febrero y 4, 11 y 18 de marzo a las 17 en Timbre 4, Boedo 640 / México 3554, CABA.
Ficha técnica: Autoria: Vicente Muleiro. Títeres: Guillermo Bechthold. Actúan: Carlos March y Carlos Vignola. Voz en off: Eduardo Aliverti. Vestuario: María Claudia Curetti. Escenografía: Guillermo Bechthold. Maquillaje: Elena Sapino. Diseño de luces: Norman Briski. Música: Gastón Cordera. Banda de sonido: Martín Pavlovsky. Operación de sonido: Agustina Barach. Fotografía Martín Garrocho. Diseño gráfco: Martín Garrocho. Asistente de escenario: Agustín Barach, Guillermo Bechthold. Asistencia de dirección: Agustina Barach, Guillermo Bechthold. Dirección: Carlos March