Mauricio Macri lo presentó como el George Clooney argentino y lo puso a la cabeza de uno de los programas más ambiciosos de Cambiemos, el Plan Belgrano. La iniciativa que tiene como fin mejorar la infraestructura de las provincias del norte pareció un premio a José Cano y a su partido, la Unión Cívica Radical.
Aunque hasta ahora muchos de los anuncios tuvieron a otros funcionarios como protagonistas centrales de la foto, Cano respira profundo, pone la otra mejilla y desmiente internas en el Gabinete. «Tengo muy buena relación con Rogelio Frigerio y Guillermo Dietrich. Podemos haber tenido algunos intercambios de opinión con Rogelio, porque es un ministro también político, pero no tenemos tiempo para vanidades», jura antes de lanzar una chicana futbolística al ministro del Interior.
Como si estuviera en el «Repechaje» de Feliz Domingo recita durante más de 40 minutos los cientos de proyectos que pasan por la Unidad Plan Belgrano. Desde vías férreas, generación de energía, transformación de aeropuertos, prevención de inundaciones, construcción de diques, pavimentación de rutas y diseño de autopistas. La última palabra la tienen los ministerios, pero Cano es uno de los encargados de hablar con los mandatarios provinciales para decidir las obras. «Nunca condicionaría recursos para estar en una gestión. Formo parte porque estoy convencido de que las políticas que impulsa Macri son las necesarias para mejorar la situación en la que estamos», sostiene.
Reconoce que algunas de las iniciativas a su cargo vienen desde «el gobierno anterior», pero se queja del modo en que el kirchnerismo distribuyó los recursos. «Tenemos todo el potencial para poder terminar con esa idea centralista de que todo se desarrolle alrededor del puerto», se ilusiona.
El radicalismo hizo un trabajo territorial muy grande para que Macri llegara a la Presidencia. ¿Cree que fue recompensado como merecía?
El partido tiene una pertenencia a Cambiemos porque existe un compromiso con los que nos votaron. Fuimos a una PASO con nuestros propios candidatos, pero antes, entre todos, trazamos una hoja de ruta sobre cómo iba a ser el gobierno. A todas las reuniones de gabinete van los jefes de bloque legislativos que son radicales. Hay una mesa chica en donde están Ernesto Sanz y el jefe del Partido, José Del Corral. Hay espacios institucionales para que el radicalismo haga escuchar su voz, la discusión si deberíamos tener más lugares en el Gabinete tendría que haber sido anterior al 10 de diciembre. Hay funcionarios radicales en todas las áreas del gobierno. Pero los espacios institucionales están, si los usamos bien o mal es un debate que debemos darlo hacia adentro del partido.
¿Piensa que no están bien utilizados?
Creo que podríamos ser mucho más proactivos en general. Estamos transitando ese camino.
¿Se refiere a algo en particular?
Hubo muchos planteos respecto del tema de tarifas y las audiencias públicas que se dieron en las mesas de debate sin que tomen estado público. El federalismo es una bandera inclaudicable de la UCR, como lo es el principio de igualdad ante la ley. Macri propuso dos integrantes de la Corte que no tienen pertenencia política al espacio del presidente.
Fue un poco desprolija la forma de nombrarlos
Pero el resultado final es que hay dos vocales de la Corte que efectivamente son independientes. Recibimos el fallo sobre el tema tarifas y nadie lo conocía de antemano. Avalamos que el Poder Judicial transite un camino de independencia, para que no ocurra que haya jueces que se pasaron 12 años en un mutismo absoluto. El mismo fiscal que imputó al presidente tuvo ocho años la causa de José López. Y Macri se presentó, sin cadena nacional ni nada. Es un valor que el radicalismo defiende.
Desde que Cambiemos asumió el gobierno, la actividad industrial cayó un 4,6% y la construcción un 12,8 por ciento…
El mes pasado se consumió el récord de toneladas de asfalto de los últimos diez años. Hay que recuperar la plenitud de la obra pública. Hubo subejecución en la primera etapa, debido a que se frenaron obras porque estaban licitadas seis veces más que su valor. En las provincias hubo seis meses de atraso en las certificaciones, porque los empresarios no aceptaron las redeterminaciones de precios que hicimos. El nivel de obras no está en los términos que queremos. El sector agropecuario se dinamizó con la eliminación de las retenciones y se vende siete veces más trigo que en 2015. Hay actividades que aún no despegaron. Venimos de un estancamiento de la economía y la primera parte fue ordenar números. Claramente no estamos en el nivel de actividad que uno quisiera. Hay que agudizar el ingenio y desburocratizar lo que más se pueda. El año que viene va a haber un incremento importante del consumo y una explosión de la obra pública.
El Presupuesto para 2017 contempla un déficit mayor al del año pasado. El Gobierno ya tomó más de U$S 45 mil millones, no parece un panorama muy alentador.
Por primera vez tenemos un Presupuesto creíble, que refleja la realidad de la Economía. Es una fuente de financiamiento segura para las obras que vamos a realizar. Los números de la economía están mejorando y pudimos detener la inflación. «