Ya habían pasado cuatro horas desde el inicio de la reunión de la Comisión Bicameral de seguimiento de la deuda cuando estalló el escándalo que dejó una vez más expuesta la mediocridad de la política argentina.
El ministro Luis Caputo decidió enviarle, mientras escuchaba sin atención la alocución del senador Fernado Pino Solanas, un papelito a Gabriela Cerruti con un mensaje fuera de contexto: Mis hijas tienen 11 y 13 años. No seas tan mala. Ese mensaje, desubicado, en el que ministro obvió poner las edades de sus otros cuatro hijos provocó una reacción desmedida de la diputada del Frente para la Victoria que derivó en el final abrupto de la reunión de Comisión.
Mientras Cerruti, parada en la tercera fila gritaba que era una falta de respeto, el Ministro se acercó al presidente de la Comisión, José Mayans, y le dijo: Levantala, dale, vamos.
A los gritos de Cerruti se sumaron los del presidente del bloque de Diputados del Frente para la Victoria, Agustín Rossi, y su colega de la Cámara Baja, Fernando Espinoza. A esta altura la dirigente de Nuevo Encuentro ya posaba para las cámaras con el papelito en la mano y el tema crecía en el minuto a minuto de las redes sociales.
El griterío provocado por la reacción de Cerruti no sólo cambió el eje de la discusión de la jornada sino que fue aprovechado por Mayans, quien rápidamente accedió al pedido del ministro y levantó la reunión de la Comisión.
Tras abandonar el Congreso, Caputo hizo llegar un breve textual a los periodistas acreditados: Reaccioné como padre y no como funcionario público. No era el lugar ni la forma, les pido disculpas a todos. De esta manera el funcionario dejó en claro que el papelito no tenía que ver con lo que estaba sucediendo en el salón de las provincias del Senado de la Nación, sino con los dichos de Cerruti en un programa de televisión en el que aseguró que una de la hijas de Caputo era dueña de un Sociedad Gerente de Fondos Comunes de inversión.
Para que el Congreso volviera a ser blanco de un escándalo, se tuvieron que conjugar tres factores: La provocación del funcionario, la actitud complaciente del hombre del PJ que conducía la comisión, y la falta de inteligencia política del kirchnerismo para resolver la situación.
Pensar que la provocación estuvo premeditada no suena descabellado teniendo en cuenta la omisión por parte de Caputo de sus cuatro hijos mayores y que la prensa de Presidencia se ocupó de difundir el video con la participación de Gabriela Cerruti en Intratables donde quedaba expuesta la mención a la hija del funcionario. El desorden generado fue aprovechado por Mayans para cumplir con el deseo de Caputo y levantar la sesión.