El ministerio de Producción resolvió este lunes reincorporar a las dos delegadas de ATE Capital que habían sido despedidas a pesar de sus fueros sindicales y de la estabilidad tutelada por la Ley de Asociaciones Sindicales. El martes por la mañana, Julieta Pérez Lavallén y Marina Bruzzera, ambas integrantes de la junta interna de ATE, se presentarán ante la Dirección de Recursos Humanos de la Secretaría de Comercio Interior para reintegrarse a sus puestos de trabajo en la Dirección de Defensa del Consumidor, área dependiente de la cartera que encabeza Francisco Cabrera.

La reincorporación se acordó tras una tensa ocupación del segundo piso del edificio de Julio A Roca (Diagonal Sur) 651 que duró alrededor de una hora: fueron alrededor de 150 personas, en su gran mayoría dirigentes y afiliados de ATE Capital aunque con presencia también de otros gremios, quienes ingresaron de improviso pero organizados a la sede de Producción. La multitud organizó una batucada, hizo sonar bombos y trompetas, arrojó volantes y se concentró en la antesala del despacho del propio Braun. El secretario de Comercio hizo cerrar con llave las puertas y luego, custodiado por la Policía Federal, encomendó a un subordinado suyo –su jefe de gabinete, José Aureano- que iniciara una negociación.

El funcionario de la gestión Cambiemos se entrevistó a solas, en una sala de conferencias, con el secretario gremial de ATE Capital, Luciano Fernández, y con el titular de la junta interna de ese gremio en el Ministerio de Producción, Maximiliano Uller. Tras esa conversación, y luego de las consultas del caso, se acordó que Pérez Lavallén –abogada especializada en Defensa del Consumidor, con más de 10 años de antigüedad y cuatro mandatos como delegada sindical- y Bruzer se reincorporaran a sus empleos. La administración macrista incluso llegó a plantear que desconocía que las dos despedidas fueran delegadas en funciones y con el mandato vigente, con fueros y protección prevista por los artículos 47, 48 y 52 de la Ley 23551.

“A mí me despidieron el lunes 13 de marzo, al regresar de mis vacaciones, que me había tomado del 1 al 10. Me prohibieron la entrada. A mi compañera la habían despedido el 2. Sabían perfectamente que éramos delegadas y a nadie en el edificio se le pasó por alto que se trataba de un acto antisindical”, aseguró Pérez Lavallén en diálogo con Tiempo. “Cuando me dijeron que nos iban a reincorporar, la sensación fue impagable. Venían mis compañeros, me miraban y me abrazaban. Yo me puse a llorar. Es la primera vez que se toma el edificio del Ministerio de Producción”, contó la delegada de ATE.

La noticia de la reincorporación fue festejada por la multitud que se había concentrado en el segundo piso de Julio A Roca 651. “Con ATE no se jode/ con ATE no se jode”, y “En las buenas y también en las malas/ es el gremio de Germán Abdala”, corearon con fervor. En el Ministerio de Producción, al igual que en el resto del Estado Nacional, conviven dos gremios con una relación tensa entre sí –la clásica puja por el encuadramiento- y con distintas lógicas de relación con el macrismo: se trata de ATE y de UPCN.

“En primer lugar, ATE Capital estuvo todo el tiempo a la altura de las circunstancias: nos contuvieron mucho y hoy están todos acá. Es una dirigencia combativa, un sindicato que pelea. Yo creo que la renovación del sindicalismo viene por esta clase de ejemplos. Los trabajadores y las trabajadoras tienen muy en claro cuáles son las medidas que hay que tomar ante esta política de amedrentamiento contra la organización sindical. El tema es que las cúpulas sindicales tienen que estar a la altura de los conflictos”, planteó Pérez Lavallén. Todavía se le notaba el vértigo de la jornada.