«¿Cómo se puede hablar de transformar la secundaria al tiempo que se desmantelan los programas más relevantes vinculados a la inclusión educativa, como el Progresar? ¿Cómo podrían mejorarse los aprendizajes si se vacían los programas de formación docente?», se pregunta Gabriel Brener, licenciado en Ciencias de la Educación, exsecretario de Equidad y Calidad de la cartera educativa nacional. Dice que los avances corporativos del agronegocio o la minería trasnacional sobre los contenidos son parte de «un proceso de mercantilización de la educación que por un lado tiene que ver con el discurso del sinceramiento, por el cual los conceptos de derechos, inclusión e igualdad ya no forman parte de la jerga de los funcionarios, y que por el otro se plasma en la tercerización de la generación de esos contenidos en fundaciones y ONG, que pasarían a ocupar el lugar de cuadros técnicos altamente calificados de la Dirección Nacional de Gestión Educativa, que ha sido pulverizada. A estos sectores de la economía concentrada se les estaría transfiriendo la potestad de decidir qué cosas deben enseñarse en la escuela». El Plan Maestro anunciado en abril por el gobierno exhibe además de un puñado de iniciativas loables, como la universalización de la cobertura de la sala de 3 años o la generalización de la jornada extendida una obsesión por «evaluar», graficada en la exaltación de pruebas estandarizadas como Pisa o Aprender. «Eso no solo se relaciona con una falsa meritocracia. Aquí son los intereses del mercado los que pasan a arbitrar la deliberación respecto de las prioridades pedagógicas asegura Brener. Cuando Bullrich dice que no es ministro de Educación sino gerente de recursos humanos, entrega en términos simbólicos el patrimonio público de la educación como herramienta emancipatoria de las mayorías, y lo reduce a un engranaje para que las empresas recluten chicos».
Para la pedagoga Adriana Puiggros, exdiputada nacional, «el problema va más allá de los contenidos de la currícula. Lo que el proyecto educativo del macrismo persigue es un proceso de desescolarización a favor del mercado». «