Cambiemos no tiene apuro. Lo sucedido en diciembre durante el debate de la reforma previsional y el rechazo opositor al Mega DNU parece haber servido como lección. En ese marco suben las acciones del presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó. Por eso, dentro del Palacio Legislativo no sorprende que Cambiemos haya desistido de convocar a sesiones extraordinarias para febrero ni que el Mega DNU sea desdoblado en tres proyectos de ley. Bajo la misma lógica se entiende la decisión de fragmentar el debate por la reforma laboral. En definitiva, todo en su medida y armoniosamente como decía Perón y como entiende Monzó.
En la agenda que tiene el titular del cuerpo en su despacho hay tres reformas: laboral, política y Ministerio Público Fiscal. En todos los casos conseguir los votos para aprobar los proyectos no será sencillo. «Será un año de mucha paciencia y construir el consenso de manera artesanal. Será ley por ley», explican desde el bloque oficialista.
Además, Cambiemos intentará avanzar con los proyectos que reemplazarán al Mega DNU, la designación del defensor del Pueblo, la prohibición de los condenados por delitos de corrupción para ser candidatos, la reforma del Código Penal y de responsabilidad penal juvenil, la ley de tarjetas de crédito, la modificación de la ley de fueros, la ley del alquileres y el banco de alimentos. Sin embrago, los propios diputados oficialistas advierten que todavía no se ha comenzado con la redacción. «No empezamos con el trabajo fino».
En Cambiemos confían en Pablo Kosiner, presidente del interbloque Argentina Federal, para llevar adelante las negociaciones en paralelo a lo que pueda hacer el Ejecutivo con los gobernadores.
Desde el entorno del salteño, cuya bancada suma 35 diputados, sostienen que «no hay nada asegurado» y que la discusión «será ley por ley». Al mismo tiempo aclaran que «no serán una oposición que se oponga a todo» y que una de las prioridades es que «los gobernadores terminen bien su gestión». También es cierto que Kosiner no sólo tiene buena relación con Monzó, sino también con el líder de la bancada del Frente para la Victoria (FpV), Agustín Rossi. En esa relación se apoyará cuando su bancada juegue una ficha de rechazo.
El FpV seguirá siendo la oposición dura dentro de la Cámara Baja. El primer intento de doblegar al oficialismo será conseguir los votos para rechazar el Mega DNU. Más allá de eso, también planteará una agenda propositiva que buscará, al margen de los objetivos puntuales de cada proyecto, poner en aprietos al oficialismo. El FpV avanzará con la ley de reparación para los hijos de las víctimas de femicidio, segmentación de retenciones para la exportación, un paquete de leyes en defensa de la industria y el congelamiento de tarifas.
El massismo tendrá como principal objetivo no perder más legisladores y fungir de oposición dura. El Movimiento Evita también será parte de la oposición dura al gobierno, pero intentará avanzar en acuerdos para sancionar proyectos que protejan a la economía popular. «