Alejo Ramos Padilla consideró que D’Alessio no aportó nada trascendental ni novedoso a la investigación, no comprendió los alcances de su arrepentimiento y sólo procuró obtener la excarcelación o una morigeración de su prisión preventiva. Con esos argumentos, el juez federal de Dolores, rechazó al detenido Marcelo D’Alessio como arrepentido. De toas maneras, no es del todo sorprendente esta determinación. Ramos Padilla no parecía demasiado proclive a aceptar a D’Alessio como arrepentido, ya que el falso abogado había acordado su arrepentimiento con el fiscal Juan Pablo Curi el 11 de diciembre, pero durante el lapso trascurrido desde ese momento al actual, se suscitó audiencia ante el magistrado, de D’Alessio y a su abogado, Claudio Fogar.
Fue el pasado 18 de diciembre, y si bien se esperaba que Ramos Padilla tomara una decisión, sólo se limitó a preguntarle a D’Alessio si había declarado en libertad, si todo lo que estaba en el texto se correspondía con sus dichos y si sabía de las consecuencias que derivan de mentir como arrepentido. Del mismo modo le hizo la advertencia de que un eventual falso testimonio agravado podría acarrearle entre cuatro y diez años de prisión.
Esa postura del magistrado pareció adelantar la decisión que finalmente tomó en el último día hábil antes de la feria judicial de enero.
“La decisión legislativa de vincular la colaboración de un imputado a su posible libertad y la creencia que ello va a ocurrir si se aporta una información aparentemente valiosa para el interés de los investigadores constituye un dilema ético que no puede pasar desapercibido”, subrayó Ramos Padilla. Aseguró también que el “hecho de que el Estado detenga a un ciudadano, y le ofrezca que brinde información a cambio de recuperar su libertad, importa sobreponer la razón de estado al Estado de Derecho”.