El oficialismo distribuyó entre sus dirigentes y militantes un instructivo para “explicar” la crisis económica y política que atraviesa el gobierno. “Mirando las variables estructurales, la Argentina está en el camino correcto para resolver los problemas e ir hacia un camino de desarrollo y crecimiento. El cambio que pidió la gente es profundo y para siempre” dice en su encabezado el documento, que no lleva firma, pero si el logo de “Cambiemos”.
El texto refiere a algunas de las expresiones habituales de los funcionarios. Hay, por supuesto, alusiones a “la herencia”: “Nunca entendimos que lo que pasó la década pasada fue el causal de nuestros males sino la expresión grotesca de síntomas que veníamos arrastrando hace mucho tiempo”.
En relación al escenario económico, el documento afirma que “tuvimos un primer cuatrimestre de los más potentes en materia de crecimiento e inversión”, aunque reconoce la “tensión de ‘no se siente en la calle’”. El instructivo también ofrece explicaciones a ese fenómeno del crecimiento imperceptible: “Es lo que pasa cuando uno empieza a crecer de verdad, estructuralmente, a partir de la inversión y de la exportación y no a partir de ilusiones ópticas que nos queman las reservas y los stocks, como la solución mágica de que solo se puede crecer a partir del consumo”, explicita, exhibiendo como mérito una de las mayores críticas del aparato productivo pyme: haber derrumbado el consumo popular.
“Después vinieron las turbulencias” recita el instructivo, en sintonía con la terminología presidencial. Y enumera los componentes del fenómeno meteorológico: “Primero una sequía tremenda, la peor en 60 años. También a una suba del petróleo que dejó expuesta otra de nuestras vulnerabilidades producto del cortoplacismo, que era nuestro déficit energético. Tuvimos un cambio de contexto financiero y comercial en el mundo, centralmente a partir de la tensión entre EEUU y China. Todo esto dejó expuestas nuestras vulnerabilidades, no de hoy, no de la foto, sino de la perspectiva”, enfatiza.
El documento concluye con un llamado a “mantener el temple, la confianza”. Y a tono con el matiz místico que viste el relato presidencial insta a “entender que esa tensión, probablemente la más difícil de resolver porque requiere de la convicción, es la tensión entre el cinismo, la resignación, el escepticismo contra la esperanza, la actitud positiva, la convicción de transformación, la convicción de que nuestros problemas tienen solución encarándolos de frente, diciendo la verdad y avanzando juntos hacia ese camino que podemos lograr los argentinos”.
El instructivo: