Después de pasar 20 días en China y volver sin nada que ofrecer, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, expropió la sede de la Tupac Amaru y fabricó su propio anuncio de gestión: lo convertirá en un centro de rehabilitación para discapacitados y adultos mayores. El anuncio lo hizo en una conferencia de prensa junto a sus ministros de Salud, Gustavo Bouhid, y de Educación, Isolda Calsina, después de que la Justicia copó y desalojó el edificio. En esa mesa estaba también sentado un hombre clave en el plan sistemático de apropiación de la obra de la Tupac: José Luis Estrada, el peronista de confianza del secretario de la gobernación y hermano del gobernador, Freddy Morales.
El martes por la noche el «Pato» Estrada entró a la sede de la capital jujeña de la organización de Milagro Sala, junto con el juez de instrucción Pablo Pullen Llermanos y policías de la Brigada y el CEOP. Lo que expropiaron desmiente la consigna de Morales de que «se robaron todo»: además del edificio con pileta climatizada y canchas de básquet –que estaban en uso cuando entró la policía–, el gobierno se apropió de un tomógrafo, un consultorio odontológico, equipos de radiografía, ecografía, un laboratorio y equipos de emergencia médica, según enumeró el fiscal de Estado, Mariano Miranda, a Submarino Radio.
Esa decisión la tomó un Consejo de Administración –creado en febrero de 2016– que integra la Fiscalía de Estado y la Unidad Coordinadora y Ejecutora de Planes y Programas Interministeriales (Uceppi), creada con el decreto Nº804-G del 8 de marzo de 2016 para tejer el vínculo con las cooperativas y, principalmente, para administrar los bienes expropiados a la Tupac. Estrada está al frente de la Uceppi. Es un hombre de mediana edad y de baja estatura que tiene su oficina junto a la de su jefe en la Secretaría de la Gobernación, donde fue fotografiado en junio de 2017 René “Cochinillo” Arellano, el testigo contra Sala y empleado de Morales.
El martes, Pullen Llermanos lo proclamó administrador y se evitó notificar del allanamiento al abogado de la Tupac, Luis Paz, o al coordinador, el diputado provincial del FUyO, Juan Manuel Esquivel. En los dos años y medio que Milagro lleva presa, ellos fueron los actores reconocidos con «legitimación activa» para representar a la organización.
Estrada se acercó a los hermanos Morales en la campaña de Gerardo para gobernador. En octubre de 2015, siendo concejal del PJ, hizo pública su adhesión al Frente Cambia Jujuy y una foto partidaria los muestra abrazados frente a una unidad básica en Santa Clara, una localidad de 10 mil almas desde donde construyó su carrera política: entre 1999 y 2007 fue dos veces intendente y se sumó al Frente Renovador, que conduce el vicegobernador Carlos Haquim. El triunfo de Morales le deparó un rol clave y tras la detención de Milagro Sala en enero de 2016, fue el monje negro para la desarticulación de la Tupac Amaru. Estuvo al frente de las expropiaciones de la Escuela de Gestión Social Bartolina Sisa, en el Colegio Secundario Olga Márquez de Arédez, en el Instituto de Educación Superior Tupac Amaru y el Centro de Educación Integrada para Jóvenes y Adultos Germán Abdala; en la pileta y el centro de rehabilitación del barrio Alto Comedero, entre otros.
«Este tipo, con dinámica de peronista, iba al barrio de la Tupac a hablar con los cooperativistas a nombre de Freddy Morales y les ofrecía trabajo a cambio de que no se metan con los ‘residuales’ como nos dice a nosotros», contó Esquivel. Ese es el rol del Pato: ofrecerle trabajo a las cooperativas a cambio de quitar fuerza a la Tupac Amaru.