“Los pibes y las pibas tenemos sueños, proyectos, deseos y esperanzas. Queremos juntarnos a luchar por lo que queremos, porque los pibes y las pibas no somos peligrosos, estamos en peligro. Si no abrís la cabeza, no te crece el corazón”. La frase cerró el documento que una decena de que viven y participan de los hogares, centros de día y merenderos de La Plata leyeron frente a la Casa de Gobierno de la Provincia, en el inicio de la jornada cultural de la marcha convocada por la Asamblea de organizaciones de Niñez de La Plata con la consigna El hambre es un crimen. La jornada de protesta se realizó en el marco de una serie de reclamos de las entidades de promoción y protección de los derechos de niños y adolescentes que piden que la gestión municipal de Cambiemos se haga cargo de servicios de luz y gas en los hogares y centros como ocurrió en las últimas dos décadas.

La marcha concentró niños, adolescentes y trabajadores e integrantes de una veintena de hogares, centros de días y organizaciones sociales y de niñez, que caminaron detrás de una bandera con la consigna y fueron secundados por un batallón de acróbatas y malabaristas vestidos con tutús y prendas de colores, pelucas y narices de payaso que se encargaron de cortar el tránsito.

Caminaron desde la Plaza Moreno, donde está ubicada la Municipalidad de La Plata, hasta Plaza San Martín, donde leyeron sus demandas en un escenario que le dio la espalda a las oficinas de la gobernadora María Eugenia Vidal. Una decena de niños y jóvenes que viven y participan de los hogares, centros de día y merenderos de La Plata, fueron los encargados de leer el documento.

“Marchamos porque en nuestros barrios falta más y mejor trabajo, porque los servicios públicos funcionan mal, porque aumentan los precios de los alimentos, y con eso, nuestra pobreza y la desigualdad. Porque la Policía abusa de su poder y nos etiqueta, y porque no queremos que nos saque de nuestras esquinas. Porque en los barrios se consume mucha droga y los que se benefician a costa nuestro están arriba y son unos pocos. También marchamos para que haya mejor salud: mejor atención en los hospitales y las salitas”, leyeron los chicos el documento que ellos elaboraron.

El reclamo puntualizó en las consecuencias de la pobreza, que según el Indec se incrementó del 24,2 al 30,8 por ciento en el Gran La Plata, convirtiéndose en el alza más alta del país. En el documento, los chicos incluyeron el repudio a la estigmatización y la persecución policial en los barrios de la periferia platense; se quejaron por la deserción escolar por causas económicas y la situación edilicia de las escuelas.

Las quejas fueron dirigidas -sin mencionarlos- a la gobernadora y al intendente Julio Garro. “No nos llega el gas, faltan cloacas, y agua para tomar. Hoy marchamos porque queremos vivir en un barrio sin basura y con calles con asfalto para que podamos salir aunque llueva”, leyeron. Y completaron: “¿Saben por qué nos damos cuenta que no se interesan por nuestros barrios? Porque las plazas del centro están mejor cuidadas que las nuestras y en el centro siempre hay ferias y cosas para hacer”.

La marcha contó con la adhesión de la Abuela de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiña; el Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y el escritor Osvaldo Bayer, entre otros.

“Estamos en un contexto en el que ya no estamos discutiendo cuáles son las actividades que vamos a realizar en nuestro centro de día, sino si el pibe comió o cuándo va a ser la próxima vez que se encuentre con un plato de comida”, explicó Tomás Bover, de la Obra del Padre Cajade, al convocar a la marcha.

Es que el aumento de los servicios se convirtió en un problema financiero grave para los hogares y centros de día en La Plata porque -más allá del aumento de las tarifas- cuando asumió la gestión de Cambiemos, el municipio cambió las reglas: en lugar de hacerse cargo del pago de la luz y el gas, decidió reintegrar el dinero del pago de las facturas.

La decisión incrementó la burocracia y la demora en los reintegros les complicó las cuentas. “La boleta de gas representa el 40% del presupuesto”, explicó Bover. Pero el hogar de la Obra del Padre Cajade enfrenta, además, otro problema: no tienen gas de red y la municipalidad no quiere pagar el gas envasado. Un tanque de gas de los que se utilizan en la casa del Padre cuesta unos 35 mil pesos.

“Hoy estamos acá porque queremos mostrar la situación del barrio, lo que vivimos todos los días, que no somos peligrosos, que se nos están quitando derechos. El hambre, el trabajo en negro, nos etiquetan como peligrosos. Nosotros estamos en un merendero y no se nos reconoce nuestro trabajo. Hay chicos que no tienen documentos y no pueden ir a la escuela y nadie se fija en eso”, explicó Micaela, de 19 años, alfabetizadora en la Casa Popular Luchando a la Par del barrio platense de Los Hornos y vocera en la marcha.

Apenas la marcha llegó a la plaza, la orquesta barrial del Movimiento Justicia y libertad los recibió con música. Durante el resto de la tarde desfilaron murgas, cuenta-cuentos, circo y bandas musicales. El cierre estaba a cargo de Alta Banda, un grupo pibes de Casa Joven de Barrio Aeropuerto, y VGH, un conjunto de rap del Hogar de Cajade.