La gráfica ya no es hegemónica en la comunicación. La revolución digital nos ha dejado reducidos. Necesitamos un Estado presente que defienda el valor del papel. Los diarios siguen siendo los que fijan agenda: las radios y la TV se siguen basando en sus titulares.
Las redes están generalizadas, son una herramienta válida, pero con todos los riesgos que implica, el diario sigue teniendo vigencia. Cuando firma un periodista, de cualquier signo ideológico, tiene un valor de seriedad, alguien se hace cargo. Eso lo reivindicamos. Nos han invadido los opinólogos y los todólogos.
Auguraban que el libro iba a desaparecer y, sin embargo, tuvimos bestsellers el año pasado. El papel va a seguir vivo. Queremos discutir nuestra participación en la pauta publicitaria del Estado. Somos el último eslabón de una cadena.
El Grupo Clarín está dentro de los 50 millonarios del país que no quieren hacer ningún esfuerzo. El cotitular de twitter puso el 20% de su fortuna, mil millones de dólares. Acá hacen lo imposible para bloquear un proyecto que grava con el 1 por ciento.
Mi solidaridad con los compañeros periodistas.