La relación entre el presidente y el líder del Frente Renovador comenzó mostrándolos como aliados políticos y hoy los muestra en veredas opuestas de cara al año electoral que se avecina.
La relación tuvo sus altibajos acompañados de las declaraciones públicas que marcaron la temperatura de la relación a lo largo del año.
Por ejemplo, luego del primer discurso de Mauricio Macri ante la asamblea legislativa en el marco de la apertura de las sesiones ordinarias, Sergio Massa no dudó en elogiar al presidente.
El referente del Frente Renovador calificó como impecable al diagnóstico realizado por el flamante presidente ante los senadores y diputados.
El diagnóstico, más allá de alguna cuestión tribunera, me pareció impecable», sentenció Massa poco minutos más de la finalización del discurso.
La relación de mutua conveniencia se sostuvo casi todo el año. Bajo la lógica de correr al kirchnerismo de la arena política Massa y Macri intentaron mostrarse como adversarios razonables y dialoguistas.
En ese marco, el presidente eligió a Massa, como referente opositor, para que lo acompañe al foro de Davos. La alianza ya había sido sellada unos meses antes en la provincia de Buenos Aires cuando la gobernadora María Eugenia Vidal le otorgó al Frente Renovador la presidencia de la Cámara de Diputados y, en consecuencia, la caja legislativa más importante del país.
El primer cortocircuito público llegó con el debate de la ley antidespidos que finalmente sería sancionada por el Congreso y vetada por el titular del Poder Ejecutivo.
En ese contexto Massa disparó: El gobierno durante su primer cuatrimestre ha puesto un enorme esfuerzo en hacer gestos a los empresarios mientras siguen perdiendo los trabajadores y la clase media.
Mientras la relación se iba tensionando, de un lado y del otro se acusaban de kirchneristas. Massa le pidió al gobierno que no se convierta en kirchnerismo para chetos, mientras Macri le pedía al Renovador que no acompañe al kirchnerismo en el trámite parlamentario.
Más allá del juego político y las chicanas la relación nunca había llegado al agravio personal.
La calificación de impostor por parte del presidente hacia Sergio Massa parece marcar un quiebre en la relación entre ambos dirigentes.
Por ahora Massa no ha salido contestar. Utilizó a algunas de sus espadas, como Graciela Camaño que mucha ironía le recomendó al presidente que se calme y le advirtió que No es una buena imagen pararse en un escenario a escrachar a la oposición.