No la tienen fácil y lo saben. La campaña del Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FITU) tuvo como principal desafío terciar en la marcada polarización que se ha generado entre el oficialismo y la oposición del Frente de Todos.
Al mismo tiempo creen que la decisión de CFK de dar un paso al costado y dejar la candidatura en manos de Alberto Fernández implica un giro al centro del kirchnerismo que amplía el campo político potencial de su electorado, que además se nutre de la virtual desaparición del centroizquierda como fuerza política independiente. Es que dirigentes como Victoria Donda, Fernando Pino Solanas o Claudio Lozano se han sumado al Frente de Todos dejando huérfano al electorado progresista no peronista que abunda especialmente en la Ciudad.
Para intentar meter una cuña en esa polarización, que consideran “por la negativa”, en la que pesa más el rechazo al adversario que la adhesión al candidato propio, el FITU desplegó un programa anticapitalista de ruptura con el FMI. Los demás fórmulas plantean, a lo sumo una renegociación. El frente de izquierda apunta a presentar una polaridad entre los trabajadores y “los candidatos del FMI”.
La consigna “que la crisis la paguen los capitalistas” grafica un programa de transformación social que tiene como punto de partida el desconocimiento de la deuda externa, la nacionalización de la banca, el comercio exterior y las empresas de energía.
Además, ese polo político buscó reforzarse sumando a la alianza de tres partidos conformada en 2011 (el PO, el PTS e IS) al MST de Celeste Fierro y a Poder Popular, de María del Carmen Verdú. A pesar de la insistencia, Luis Zamora se negó a sumarse una vez más. Lo mismo que el MAS de Manuela Castañeira, que había puesto como condición ir a las PASO contra todo el resto, algo que fue rechazado por el FITU para privilegiar un armado unificado.
Las elecciones provinciales, con excepción de Neuquén, donde logró abrirse un camino a nivel electoral y donde también se expresó un voto a la “tercera vía”, pusieron de relieve la extrema polarización entre los candidatos nacionales, algo que se fue reflejando también por el debilitamiento de la candidatura de Roberto Lavagna. Así, en Córdoba, Santa Fe, Formosa y Tucumán, el FIT no pudo quebrar la polarización aunque registró buenos resultados en Chubut y en Jujuy donde, sin embargo, tuvo un retroceso con relación a comicios anteriores, al igual que en Mendoza, la provincia de origen de su candidato presidencial, Nicolás del Caño, y otros dirigentes como la ex diputada nacional Soledad Sosa.
Con ese antecedente, las fuerzas del FIT buscaron perfilarse en una campaña de agrupamiento alrededor de ejes políticos definidos, apuntando a los reclamos de la juventud, los derechos de la mujer y los trabajadores. Para eso combinaron la materia comunicacional con actividades masivas y proselitistas.
Hubo traspié. Fue el que sufrió el principal partido de la alianza, el Partido Obrero. En medio de la campaña debió soportar la defección de su histórico dirigente Jorge Altamira, algo que dominó el escenario mediático durante algunos días. El incidente intentó ser superado por la vía de los hechos con un acto con más de 9 mil asistentes organizado por el PO, con la presencia de los dirigentes de todos los partidos aliados, en Argentinos Juniors. El evento mostró que la fractura tenía un volumen marginal.
La estrategia de orientarse al voto joven se apuntaló con la viralización del “trap” (subgénero músical urbano que combina rimas e imágenes) de Nico Del Caño, realizado espontáneamente por El Mono Simón y que se popularizó entre la juventud. Además, un fallo de la justicia ante una presentación conjunta de Del Caño y Myriam Bregman, que incorporó a 400 mil jóvenes al padrón en forma automática, fue celebrado como un triunfo de la propia fuerza, que espera cosechar sus frutos.
Durante la campaña, el candidato presidencial, además, presentó su primer libro “Rebelde o Precarizada”, en alusión a la juventud. Gabriel Solano, postulante de jefe porteño, apuntó especialmente contra la juventud precarizada en las APP como el símbolo de la reforma laboral. Otro punto fuerte en ese segmento es la candidatura a diputado nacional del presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires, Fernando Ramal, así como el persistente reclamo de sus candidatos en favor de la ley de aborto seguro y gratuito.
En ese aspecto, Romina Del Pla, candidata a vice presidenta, lideró una asamblea masiva de mujeres candidatas y referentes del FITU, junto con Myriam Bregman, María del Carmen Verdú y Vanina Biasi para poner de relieve que se trata de la única fuerza que cuenta con un apoyo unánime a ese reclamo, algo que también explotaron con actos en La Catedral porteña bajo el reclamo de la separación de la Iglesia y el Estado.
Con la idea de desarrollar una campaña de denuncia y a la vez de propuestas el FITU realizó actos en la UIA, denunciando la reforma laboral, y en la Anses, contra la reforma jubilatoria que, aseguran, promoverán todos los candidatos, así como una performance en el Banco Central, encabezada por Solano, bajo el lema “¿robar un banco? Mejor nacionalizar la banca”, que popularizaron con un spot alusivo a la famosa serie española “La Casa de Papel”.
Del mismo modo buscaron expresar una campaña militante y vinculada con las luchas de los trabajadores. Para eso la fórmula presidencial recorrió incansablemente todas las provincias con el foco puesto en los conflictos obreros. Del Pla estuvo en 16 provincias que recorrió hasta lo más profundo incluyendo, por caso, el acampe de los trabajadores de Tecnomil, en Tierra del Fuego, que con 17 grados bajo cero luchan en defensa de su convenio, o su recorrida por el Ingenio San Isidro, en Salta, donde hubo despidos masivos o en Impsa, en Mendoza, el lugar elegido por Macri para lanzar la reforma laboral.
Del Caño acercó su solidaridad a los trabajadores de la cooperativa La Terre en su Mendoza de origen y también en El Diario de Villa María, en Córdoba, recuperado por sus trabajadores. Néstor Pitrola, candidato a diputado nacional bonaerense, recorrió más de 45 localidades de la Provincia. El último día de campaña lo dedicó a participar en la lucha por la absolución de los delegados del neumático perseguidos por la justicia y la patronal de FATE.
Para reforzar ese perfil exhibieron una declaración suscripta por más de mil dirigentes sindicales empezando por la propia Romina Del Pla, secretaria general del Suteba La Matanza, Alejandro Crespo, secretario General del sindicato del Neumático, Ileana Celotto, titular de AGD UBA, Rubén El Pollo Sobrero, de la Unión Ferroviaria de Haedo, Jorge Adaro, de Ademys y Eduardo “Chiquito” Belliboni, dirigentes del Polo Obrero, entre otros, para contraponerla al apoyo a la fórmula Fernández-Fernández por parte de lo que consideran “la burocracia sindical de la CGT”, a la que le endilgan haber sido “cómplice del ajuste macrista”.
Lo mismo con relación a las firmas de más de 700 intelectuales encabezados por figuras como Eduardo Grüner, Hernán Camarero, Maristella Svampa, Roberto Gargarella, Martín Kohan, Alejandro Schneider, Adriana Meyer, Pablo Alabarces, Martín Schorr, Ariel Petruccelli, Eduardo Lucita, entre otros.
El cierre fue un acto en la Plaza de los Dos Congresos con unos 10 mil asistentes donde, aprovechando las obras de remodelación, instalaron tres pantallas gigantescas delante del palacio legislativo.
La aspiración puntual del FITU para las PASO es salir airoso de la profunda polarización para instalarse como un polo capaz de “enfrentar en la calle” el ajuste que, aseguran, continuará de la mano de cualquiera de los otros presidenciables.