La detención del ex funcionario José López es un escándalo que afecta con dureza al kirchnerismo. La novedad abrió de inmediato un sinnúmero de especulaciones con respecto al futuro y consecuencias en el modelo y proyecto político construido por Néstor y Cristina Kirchner. Todas las miradas se posaron sobre los bloques parlamentarios del FpV a los que le auguraron un estallido. Por ahora se produjeron algunas deserciones en Diputados que hieren pero no matan. La crisis frena no sólo al kirchnerismo puro, también detiene el plan para desplazarlo de la conducción del bloque en la Cámara Baja porque el escándalo salpica a todos, incluso a los que están en los otros bloques de raíz peronista.
A la bancada del FPV-PJ le vienen augurando la estampida desde el mismo momento en que se produjo la derrota electoral. Pero no fue de la magnitud presagiada. La primera crisis sucedió cuando se conformó el Bloque Justicialista que tiene como cabeza visible a Diego Bossio. Ahora partieron tres diputados misioneros que ya la habían anticipado antes del caso López su voluntad de dejar el bloque.
Según confían legisladores del FPV, en la partida de Bossio estuvo la mano de José Luis Gioja, el actual presidente del PJ y vicepresidente de la Cámara. Sostienen que fue él quien decidió que sólo sean 17 sus integrantes. La estrategia del ex gobernador de San Juan es, junto a un grupo de gobernadores peronistas, construir de a poco un acercamiento con Bossio, a modo de interbloque, sin debilitar al FPV y por decantación ir haciéndose de la conducción de la bancada desplazando casi como algo natural a Héctor Recalde, demasiado identificado con las posturas de Cristina Kirchner. Este plan tuvo una postergación luego del multitudinario acto que presidió CFK en abril pasado. 
Hace un tiempo se reactivó. De hecho, el mismo día en que se desató el escándalo López se reunieron Gioja, Sergio Massa, Miguel Pichetto y los gobernadores Gildo Insfran (Formosa), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Domingo Peppo del Chaco. Allí se acordó votar los pliegos de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz para la Corte, y que algunos legisladores expresen su respaldo al proyecto de blanqueo del oficialismo. Cambiemos cosechó generosamente en medio de la hecatombe del FPV.
Pero el plan está nuevamente en modo pausa. Un estallido del bloque no beneficia los planes del peronismo tradicional. Según relataron algunos diputados del FPV, si se tira de la cuerda y se impone a Gioja o alguien de su confianza para presidir el bloque, es posible que sean los kirchneristas puros los que abandonen la bancada. Si ello ocurriese el plan perdería entre 35 y 40 diputados. De hecho, para evitar males mayores, el propio Gioja terminó votando en contra del blanqueo, confundiendo incluso a sus colaboradores que afirmaban lo contrario.
La carta que CFK publicó en Facebook representó un bálsamo para la bronca, el odio y el desconsuelo que generó el caso López entre los diputados fieles. Igual saben que el camino se ha tornado cuesta arriba. 
En el massismo no se restriegan las manos por el posible quiebre del bloque del FPV-PJ. Si bien consideran que pueden ser los receptores de los que abandonen ese barco, por ahora ven con preocupación las derivaciones del caso porque, como reconoció un operador de esa fuerza, Sergio Massa también integró el gobierno y aunque no tuviese nada que ver con López piensan que puede ser objeto de diatribas del oficialismo y desconfianza de los electores. El viernes dedicó el feriado a un almuerzo con el cordobés José Manuel de la Sota en el que convinieron relanzar UNA, el frente con el que disputaron la última elección.
La noticia de López generó en el PRO un primer momento de júbilo. Pero la posible migración de diputados del FPV al massismo empezó a preocupar. Y es que el presidente de la Cámara Baja, Emilio Monzó, dedicó este primer semestre de gobierno macrista a tejer acuerdos con una y otra bancada para anular posibles coincidencias parlamentarias entre el FPV y Massa. Ahora ven como una amenaza la idea de que una diáspora peronista pueda provocar el crecimiento electoral de Massa, a quien visualizan como el principal adversario en 2017. «