Apenas el presidente Alberto Fernández confirmó este jueves 6 de febrero, desde París, que enviará al Congreso un nuevo proyecto para legalizar el aborto, los principales credos del país comenzaron a definir sus pasos para rechazar la iniciativa. La decisión está tomada: tanto católicos como evangélicos se movilizarán en distintos momentos del año para condenar el tratamiento del proyecto que envíe el Ejecutivo. Pero la ola celeste a “favor de las dos vidas” (que hizo masivas demostraciones de fuerza a partir de 2018) no será monolítica. Posiblemente registre fisuras a partir de tres movimientos que hizo la Casa Rosada para evitar que se repitan las escenas antagónicas de los años anteriores. El primero se concretó desde fines de diciembre, con los anticipos en privado que le hizo el presidente a cada uno de los representantes religiosos sobre el texto que enviará. El segundo depende del impacto que tenga la batería de “proyectos compensadores” que el Ejecutivo también planea para contener “la protección del niño por nacer”, perfeccionar y agilizar el sistema de adopción a nivel nacional, e institucionalizar el apoyo estatal a las madres que deseen tener a sus hijos.
La tercera pieza tiene que ver con la evolución que tenga la coyuntura interna de cada credo ante el escenario que se abrirá apenas el nuevo proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo ingrese a Diputados. En cada caso esa tensión estará determinada por la capacidad que tengan las conducciones políticas religiosas para contener a sus fieles, (que están abiertamente en contra de ese proyecto) y la interlocución que puedan mantener con un Estado que, a diferencia de los años anteriores, buscará transformar en ley algunos de sus reclamos. Una parte tiene que ver con la fe y sus concepciones teológicas, pero la otra depende del futuro político de sus autoridades, cuando el Congreso haya definido la suerte de cada proyecto. Tanto obispos como pastores saben que el próximo round legislativo sobre el aborto definirá el calibre de legitimidad que reúnan para seguir al frente de sus respectivas iglesias.
Católicos
Para la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), el primer movimiento de rechazo ya tiene fecha. Será en la Basílica de la Virgen de Luján el sábado 8 de marzo, a partir de las 11 de la mañana, con una homilía dedicada a conmemorar el Día Internacional de la Mujer y rechazar el aborto bajo el título: “Sí a las mujeres, sí a la vida”. La noticia no tomó al gobierno por sorpresa porque así como Fernández les anticipó el nuevo proyecto sobre el aborto, el titular de la CEA, Oscar Vicente Ojea, le predijo en enero el tono de la primera movilización de fieles contra el proyecto que él decidió convocar. El tema fue revisitado esta semana en reuniones de alto nivel que mantuvo el clero con interlocutores del ejecutivo, luego de la audiencia que el papa Jorge Mario Bergoglio le concedió al presidente hace diez días. Si bien ambos no hablaron al respecto, el encargado de recibir el mensaje presidencial fue el secretario de Estado, Pietro Parolín, que escuchó a Fernández por más de una hora y fue notificado del interés oficial por enviar una serie de “proyectos compensadores” que buscan transformar en ley algunas iniciativas que los credos reclaman desde hace años.
La propuesta fue bien recibida por la jerarquía eclesiástica romana, que no se privó de advertirle al gobierno el rechazo que le dedicará en la calle al nuevo proyecto de aborto. La respuesta fue similar en el Episcopado argentino, aunque el mando de tropa eclesiástico criollo será el encargado de organizar y canalizar el malestar durante un año de elecciones internas. En noviembre vence el mandato de tres años de la Mesa Ejecutiva de la CEA, que encabeza Ojea, y comparte con el arzobispo porteño Mario Poli, su par mendocino Marcelo Colombo y el Obispo de Chascomús, Carlos Malfa. El actual presidente del Episcopado buscará la reelección por otros tres años y cuenta con el respaldo bergogliano para hacerlo. Sin embargo, el comportamiento que adopte respecto al aborto será determinante para su futuro político. “La relaciones del gobierno con la CEA son inmejorables y el clero ya avisó que deberá movilizarse contra la ley, no sólo por fe, sino para contener a los sectores conservadores de la Iglesia que ya acusan a su conducción de ser muy permeables a los planteos de la Casa Rosada».
Evangélicos
“Nosotros ya estamos en estado de alerta y movilización desde enero, pero se viene una marcha masiva de nuestros fieles cuando el proyecto salga de Diputados y se encamine a ser sancionado por el Senado”, explicó a Tiempo Rubén Proietti, presidente de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), la mayor agrupación del credo. Este martes se concretó la reunión mensual de su dirigencia nacional, que resolvió mantener el estado de alerta. La decisión fue adoptada dos días antes del anuncio que hizo Fernández desde París. “Lo que dijo en Francia nos sorprendió, porque hoy no es un tema de urgencia y suena más a una distracción que a una necesidad. Por eso tendremos una movilización masiva, falta ponerle la fecha”, anticipó Proietti. Al igual que el clero, ACIERA también fue recibida por Fernández en la Casa Rosada antes de fin de año.
“El presidente nos dijo que, como católico, su postura era negativa al aborto, pero como mandatario de todos los argentinos de todos los credos, tenía que velar por el mal menor, es decir, por la legalización del aborto, pero que también estaba de acuerdo con todos los esfuerzos que se hicieran para aliviarle la carga a la mujer embarazada, ayudarla con sus necesidades y favorecer la adopción, cosas que nosotros hacemos desde hace años”, confió el titular de ACIERA.
Para los dirigentes evangélicos el aborto es un crimen, “pero sabemos que la gente aborta igual, en forma clandestina. Nos gustaría que eso fuera tratado seriamente. Si bien deseamos que no hubiese aborto, entendemos que eso no va cambiar por nuestra creencia. Igualmente movilizaremos activamente”, detalló Proietti que, a diferencia del clero católico, está de acuerdo con que el Estado promueva el uso de preservativos y profundice la Educación Sexual Integral. Así se lo hicieron saber a Fernández. “Me gusta hablar con ustedes porque tienen principios y valores y no son dogmáticos”, les habría dicho el mandatario el 27 de diciembre pasado, cuando ya había puesto en marcha el juego que dentro de poco entrará en su fase decisiva. «