El crimen de la diputada británica laborista Jo Cox impactó directamente en el referéndum por el Brexit, es decir la salida o no de Gran Bretaña de la Unión Europea. A tal punto que el asesinato, aparentemente motivado por razones políticas, podría generar un cambio en la opinión pública e insuflar de ansias europeístas a ese extendido 15% de indecisos a que tuerza la tendencia de salida el próximo jueves, incluso hasta por empatía con la víctima, de 41 años, gran defensora de la permanencia en la comunidad europea.
Sin embargo, la suspensión de la campaña por el duelo nacional congeló por unos días el mensaje proselitista, favoreciendo a aquellos que mayor énfasis pusieron en su pregón, como los sectores de derecha. Según relatos dentro del propio Partido Laborista, las expresiones a favor de permanecer han sido poco convincentes y hasta aburridas, incluyendo en la crítica al propio Jeremy Corbyn, actual líder del partido, quien coincidió con el primer ministro David Cameron en un homenaje a Cox el día de su muerte. El ultraderechista Nigel Farage, líder del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) y acérrimo defensor del Brexit, también se solidarizó con la familia de Cox y se mostró «profundamente entristecido» por la noticia.
Cox había ingresado al Parlamento en 2015 por su tierra natal, Yorkshire. Fue asesinada el jueves mientras hacía campaña en contra del Brexit en Birstall, cerca de Leeds. Fue abordada por un hombre que la apuñaló primero y luego le disparó. Murió en el hospital. Estaba casada y tenía dos chicos. Según testigos, el atacante identificado por los medios como Tommy Mair, habría gritado al momento del ataque Britain first, el nombre de una organización de extrema derecha contraria al ingreso de inmigrantes en su país, algo por lo que Cox hacía permanente campaña. Sin embargo, esta agrupación emitió un comunicado lamentando el hecho y separándose del crimen.
A su vez, los vecinos del hombre de 52 años que está detenido desde el jueves lo describen como un solitario que creció con su abuela y llevaba 40 años viviendo en una pequeña casa de Birstall, en Yorkshire, a 15 minutos a pie del lugar en el que fue atacada la diputada. Su medio hermano asegura que era inofensivo y que hacía muchos años que no tenía pareja. «Tuvo una novia cuando era joven pero se la robó un amigo», citó The Guardian. Durante un tiempo se mantuvo trabajando como jardinero y también fue voluntario, añade el diario. Tenía «un historial de enfermedades mentales, aunque estaba recibiendo ayuda», afirmó otro hermano. «Mi hermano no es violento y para nada politizado», aseguró.
Russia Today aseguró que en los últimos meses Cox había recibido amenazas a las que hizo caso omiso. Por su parte, la policía británica informó que está investigando los posibles contactos del sospechoso del asesinato de la diputada laborista Jo Cox con grupos de extrema derecha. Se parte de la base de un «ataque aislado, pero dirigido», indicó. El canal BBC añadió que en la vivienda del sospechoso se encontraron insignias nazis. Según informó The Washington Post, tuvo relaciones con una organización neonazi estadounidense, la Alianza Nacional, a la que hace 17 años encargó un libro en el que se explicaba cómo fabricar una pistola. El Telegraph, por su parte, asegura que hace años estuvo abonado a SA Patriot, una revista racista publicada por una organización sudafricana defensora del Apartheid. La incertidumbre siguió impactando en los mercados. Wall Street cerró el viernes una semana en la que se rompió el buen espíritu que se venía acumulando, a causa de una coyuntura global marcada por los temores del Brexit, a pesar de que en las bolsas europeas dominaron las alzas al finalizar la semana, después de los pronunciados descensos de las últimas jornadas. «