La difusión del audio sobre la llamada de Sara Garfunkel a la empresa de medicina prepaga a la que estaba afiliado su hijo, Alberto Nisman, ya muerto, generó un impacto de tal magnitud que relegó a segundo plano la enorme cantidad de información útil para la causa que está encerrada en esos cinco minutos con 35 segundos. Más allá de especulaciones sobre los protagonistas del diálogo, hay tres datos reveladores para la investigación que ahora tienen a su cargo el fiscal Eduardo Taiano y el juez Julián Ercolini: efectivamente, el cuerpo de Nisman fue movido, hubo contaminación de la escena y los primeros involuntarios- contaminadores fueron la madre y uno de los custodios del fiscal. Peor aún: uno de los elementos que aparecen en las filmaciones de aquella noche y que nunca fue recogido como evidencia de prueba, un cabello impregnado de sangre y plasma, cobra ahora otra significación. Se trata de una prueba que inexplicablemente se les escapó a los investigadores que «levantaron» el cadáver.
A la derecha del cuerpo, muy cerca del casquillo de la bala que causó la muerte del fiscal, las fotografías y filmaciones muestran ese cabello, de extensión similar a un vello, que los expertos forenses de la Policía Federal no recogieron y luego, con las maniobras de desnudez del cadáver y el corrimiento del cuerpo (que sí está filmado) desapareció bajo la huella de una pisada.
Las querellas, que sostienen que Nisman fue asesinado trazan como hipótesis que ese cabello pudo haber sido del homicida. La otra posibilidad era que fuera del propio Nisman. Pero a partir de la difusión del audio de aquella noche (que está en el expediente desde el 21 de enero de 2015, según constató Tiempo) el abanico se amplió. Y el cabello pudo haber sido de la madre o del custodio de Nisman. Porque ellos estuvieron, cuanto menos parcialmente, en la escena de la muerte, mucho antes que la terminaran de contaminar las 20 personas de las que habla una resolución judicial, entre ellas el ex secretario de Seguridad Sergio Berni.
Revelaciones.
El audio revela que, en por lo menos tres oportunidades, el cuerpo de Nisman fue desplazado por el movimiento de la puerta que fue encontrada prácticamente cerrada y trabada con la cabeza del cadáver. Cuando Sara Garfunkel llamó a Swiss Medical ya sabía que su hijo estaba muerto; no tenía dudas y así se lo hizo saber al operador, a quien le describió que su hijo estaba «tirado en el piso». Pero además, fuera del primer plano auditivo, le hace un comentario a otra persona. Parece irritada: «Me pregunta cómo sé que está muerto». El operador le insiste en que corrobore si Nisman está muerto, y Garfunkel accede. En la grabación completa hay un intervalo de 24 segundos en los que supuestamente rechequea la muerte. Una voz en segundo plano subraya que «la sangre está seca». Y otra voz, masculina, añade: «Está acostado, no se puede hacer nada.»
La descripción evidencia un contacto por lo menos visual con Nisman. Si la puerta estaba cerrada, la cabeza la trababa y dos personas pudieron obtener ese nivel de detalle, una simple deducción permite inferir que para ver el cuerpo hubo que al menos mover el cadáver con la apertura parcial de la puerta.
La voz masculina es la del custodio Armando Niz. Al declarar en la causa, dijo que no había entrado al baño. «Intenté abrir la puerta pero como no podía, no seguí insistiendo. Inmediatamente la señora Sara dijo de llamar a Swiss Medical». Sin embargo, en la grabación habla con el operador de la empresa de medicina prepaga y le dice claramente: «Lo encontramos ya sin vida al hombre, no está respirando, entré y lo vi.»
Cuando los peritos llegaron para levantar rastros en el baño, la puerta estaba cerrada. El fotógrafo policial la empujó para abrirla pero algo hacía tope; entonces introdujo su cabeza y exclamó: «Ah, tenemos un problema, traba la puerta». Se refiere, claro está, al cadáver de Nisman. La fiscal Viviana Fein sugirió «entrar de costadito». Entre la llamada a Swiss Medical y la llegada del primer juez de la causa, Manuel De Campos, y la fiscal Fein pasaron más de dos horas. No hay en el expediente una sola constancia certera de lo que pasó en ese tiempo. Contrariamente a lo que se ha dicho hasta hoy, a las 2 horas, 17 minutos y 44 segundos madrugada del 19 de enero de 2015-, el camarógrafo policial consiguió introducir su cámara sin pisar el baño y obtener la primera imagen de Nisman muerto. Dos minutos y diez segundos más tarde finalmente acceden al baño. Sólo tres policías, con borceguíes negros y trajes blancos del tipo de los que suelen verse en las series policiales, con la identificación de la Federal. Se escucha la voz de Fein ordenando no mover el cuerpo, pero no se la ve en el baño. «