Roberto Lavagna viene agitando el avispero de la tercera vía desde que se propuso ser candidato. Su decisión inconmovible de no realizar una Primaria lo llevó a ser el único referente de todos los que levantaban la bandera de «ni Macri ni Cristina» que quedó en pie. Esto no lo libra de las dificultades para armar una propuesta nacional que tiene cualquier fuerza política que no tiene anclaje en alguno de los partidos tradicionales.
En la provincia de Buenos Aires hay dos mujeres en disputa. El punto es que no se pelean por ser candidatas a la gobernación sino por evitar ese puesto. Se trata de Graciela Camaño y Margarita Stolbizer. Ambas ambicionan liderar la lista de diputados nacionales porque consideran que es un lugar que más probablemente vayan a conseguir. Por ahora Lavagna parecía inclinarse por Camaño, pero la exaliada de Sergio Massa es la que sugiere que sea Stolbizer la que encabece esa nómina.
En el caso de Capital, en el lavagnismo evalúan el nombre del economista Matías Tombolini, que ya fue candidato a jefe porteño por el Frente Renovador en las elecciones de 2015. Por ahora es el único nombre que dejan circular en el entorno del exministro, aunque en la gatera siempre suena también el del neurocirujano Facundo Manes.
Pero el punto más complejo que debe enfrentar el economista es con sus aliados del socialismo santafesino. Es quizás la única provincia en la que Lavagna tiene un socio político con poder estatal. Y la decisión unilateral de proponerle a Juan Manuel Urtubey la vicepresidencia fue una bomba neutrónica para los socialistas. Una fuente que trabaja en el área de comunicación del exgobernador y candidato Antonio Bonfatti le dijo a este medio: «Si ganamos la elección (que será hoy) lo vamos a invitar para plantearle que queremos discutir el vicepresidente». «