Rodolfo Walsh alguna vez escribió: “La secta del gatillo alegre es también la logia de los dedos en la lata”. Pues bien, durante el régimen macrista, Patricia Bullrich extendió tal prebenda policial al ámbito del Ministerio de Seguridad. Lo prueban dos viejas trapisondas que acaban de saltar a la luz. La primera fue cometida por ella; la otra, por su ladero de ayer y hoy, Gerardo Milman.
De hecho, la caudilleja del PRO se exhibió esta semana más irascible que de costumbre, al casi incurrir en la violencia (inversa) de género, cuando amenazó al funcionario larretista, Felipe Miguel, con romperle la cara.
¡Pobre mujer! Estaba muy nerviosa por saber que el juez federal Daniel Rafecas tenía en sus manos una denuncia en su contra, enviada por la Oficina Anticorrupción (OA), a raíz de un asunto que ella creía olvidado. Y que ahora podría malograr su angurria presidencialista: el affaire de las lanchas israelíes, perpetrado en el ya remoto otoño de 2016.
En rigor, fue un “curro” de manual, en el cual “Pato”, como una vulgar principiante, dejó todas sus huellas.
Es que ella –en complicidad con el ex jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el secretario ministerial Fernando Föhrig– suscribió un cuestionable convenio con el Ministerio de Defensa de Israel para adquirir cuatro sofisticadas naves de combate Shaldag MKII, artillados con cañones de 50 mm, con el humilde objetivo de perseguir “bagalleros” en las hidrovías (lo cual ya de por sí es un despropósito). Pero lo grave, en el aspecto penal, es que lo hizo incumpliendo todas las normativas de contrataciones, embolsándose así –según el organismo dirigido por Félix Crous– 29 millones de dólares en carácter de sobreprecio.
¿Acaso parte de esa suma solventa en estos días su campaña?
A su vez, el presente de Milman no es más plácido. Entre otros motivos, porque sus tribulaciones se expandieron a su propio hogar. Tanto es así que, si bien él aún no ha sido citado formalmente por la Justicia, se podría decir que ya fue indagado por su esposa, la diputada Florencia Retamoso, ante la cual este sujeto se habría deshecho en explicaciones.
Es que en los delitos por los cuales está denunciado –enriquecimiento ilícito, exacciones ilegales (utilizar recursos del Estado para usufructo propio) y lavado de dinero– hay un trasfondo, diríase, sentimental. Dicho sea de paso, la tercera en discordia sería –según una fuente parlamentaria– nada menos que la ahora célebre Carolina Gómez Mónaco, su actual asesora en la Cámara Baja.
Ya se sabe que ante ella e Ivana Bohdziewicz (otra asesora), el diputado Milman se fue de boca en una mesa de la confitería Casablanca (“Cuando la maten estaré camino a la costa”), apenas dos días antes del fallido magnicidio de Cristina Fernández de Kirchner.
Lo cierto es que, como en una comedia negra, tal circunstancia dejó otra al descubierto. Una circunstancia no menos lapidaria para él. En este punto es necesario retroceder a septiembre de 2017.
Milman por entonces se desempeñaba como secretario de Seguridad de la cartera encabezada por Bullrich. En aquella primavera conoció a Carolina.
Es de suponer que esa mujer lo impactó sobremanera. Al fin y al cabo había sido Miss Argentina en 2012 y Miss Model of the World en 2014.
La cuestión es que días más tarde, el bueno de Gerardo la designó como titular de la Escuela de Inteligencia sobre el Delito (Esid). Imagínense su vasta experiencia en la materia. Y no contento con ello, ubicó a su hermana, Daniela Gómez Mónaco, como jefa de Administración de la Dirección de Inteligencia Criminal (DiNiCri), con potestad plena sobre fondos reservados.
Lo significativo es que, apenas unas semanas después, Carolina –quien hasta entonces contaba con modestos medios económicos– tuvo la suerte de inaugurar “Luxa Estética”, dedicado a tratamientos integrales de modelación. Su sede está en un lujoso local ubicado en Corrientes 1135, a media cuadra del Obelisco. Allí también puso otro ambicioso emprendimiento “Luxa Models”, una escuela de modelos profesionales. Por si fuera poco, su pequeño imperio fue expandido con Top Studio Obelisco, un centro de danzas y fitness.
La hipótesis es que esas cosas fueron financiadas, a través de Milman, con fondos ministeriales.
Al parecer, su lazo con Carolina habría perdurado a través del tiempo, ya que ni bien ocupó su banca, a fines del año pasado, firmó su designación como asesora parlamentaria, sin que su centro de estética dejara de funcionar.
Pero, desde que trascendió la inoportuna frase de Milman sobre su viaje a la costa, esas empresas dieron de baja sus redes sociales.
Cabe destacar que a “Luxa Estética” también está vinculada, en calidad de socia menor, una tal María Mroue.
La cuestión es que los abogados de CFK, Juan Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal, le pidieron a la jueza federal María Eugenia Capuchetti –a cargo de la causa del fallido magnicidio– que profundice la investigación sobre estas dos mujeres. Y por una razón de peso: Mroue es la productora de Crónica TV que llevó a Fernando Sabag Montiel y a Brenda Uliarte a programas de dicha señal para despotricar contra el gobierno.
Su relación con ellos –previa al atentado– es sumamente significativa. Todo tiene que ver con todo. Y eso Milman bien lo sabe. «