Sergio Massa cumplirá el próximo miércoles su primera semana como ministro de Economía. Al día siguiente, le tocará afrontar el índice inflacionario de julio. La cifra plasmará el impacto de la renuncia de Martín Guzmán a la cartera que el tigrense quería ocupar. Desde el jueves le tocará afrontar en carne propia la corrosión mensual que anunciará el INDEC. Como una carrera contra el tiempo, el extitular de la Cámara Baja se mueve con urgencia para llegar a ese día con la menor fragilidad posible y contener el impacto negativo que provocará la publicación de un porcentaje mensual que podría oscilar entre el 7,5% y el 8,5%.
Este sábado, sobre el filo del crepúsculo, Massa utilizó su cuenta de twitter para repasar las medidas que impulsó en las primeras 72 horas hábiles como jefe del Palacio de Hacienda. También le puso fecha a algunos anuncios que había realizado, pero con acertijos. Sin aportar detalles anticipó que durante un “almuerzo de trabajo con el presidente” Alberto Fernández, ambos eligieron a la Casa Rosada como una locación clave. Allí afrontarán las esquirlas del índice inflacionario del mes pasado.
La hora no fue definida, pero ese día está prevista la reunión con agrupaciones empresarias y sindicales para pactar una suma fija que le permita a las escalas salariales vigentes mitigar la inflación. Así como el flamante ministro no habla de ajuste, también fue elíptico para pronunciarse sobre el encuentro. Según se desprende del mensaje difundido en las redes, la cita incluirá invitaciones para los movimientos sociales.
Son los mismos espacios aliados del FdT que este domingo concretarán la séptima movilización anual de San Cayetano, patrono católico del trabajo. Tienen previsto marchar desde Liniers a Plaza de Mayo para concretar un acto central a las 14 (ver pág. 8). Cuestionarán la criminalización de la protesta social y también reclamarán la implementación del salario básico universal, dentro de una ofensiva discursiva que también se enfocará a la docena de proyectos que están frenados en Diputados y llevan la firma de los diputados de organizaciones sociales. Con la demostración de fuerza que protagonizarán, también cargarán contra el flamante ministro. Lo cuestionarán por hablar de una “política de reordenamiento de los programas” y de la auditoría que realizarán distintas universidades nacionales para evaluar el cumplimiento de las prestaciones. El que no pase ese cedazo perderá su plan, en un contexto donde el tigrense sólo revindicó el proyecto que presentó en 2017 para adaptar los planes sociales a formas de empleo registrado. La iniciativa lleva cinco años en Diputados, nunca prosperó y ahora es considerada por las organizaciones como una afrenta. Ante las consultas de este diario, desde ese sector consideran que el flamante ministro sólo se empeñó en hablar de controles y bajas, sin mencionar ningún aumento ni mejora en los planes vigentes.
En su mensaje Massa no entró en detalles pero sentenció: “Todos debemos entender la importancia de sentarnos a buscar acuerdos. Sin estabilidad macroeconómica no hay paz social y sin paz social no hay estabilidad macroeconómica”. En medio de los interrogantes tampoco hay precisiones sobre el momento elegido para la cita con los representantes de la Mesa de Enlace, pero también podría cristalizarse esta semana. Antes de la foto del jueves, el miércoles jugará el paliativo para los jubilados que incluirá “un acompañamiento adicional”, es decir, otra suma fija.
Ambos puntos son parte de la hoja de ruta que pondrá a prueba para afrontar el cimbronazo de los números inflacionarios que se vienen. Por fuera de esa agenda, Massa prepara un viaje a Washington, París y Qatar dentro de dos semanas. Será su primera gira al exterior calzado en el traje de jefe del Palacio de Hacienda. La fecha no está definida. En su entorno sostienen que se concretará a fines de este mes o a principios de septiembre. Es el mismo margen de tiempo que manejan en la Casa Rosada para que Fernández concrete la cumbre bilateral con su par norteamericano, Joe Biden.
En el Palacio San Martin no quieren que la reunión se concrete a fines de septiembre, en el marco de la Asamblea General de la ONU y mucho menos en octubre, porque el mandatario demócrata estará en plena campaña antes de las elecciones de medio término de noviembre. Lo aguarda un resultado adverso y Fernández pretende eludir la previa de ese derrotero. Por ahora, las confirmaciones dependen del estado de salud de Biden.
“Si se confirma la cumbre entre presidentes, acomodaremos la gira del ministro”, contestaron escuetamente a este diario. Massa se reunirá en Washington con las autoridades del FMI, del Banco Mundial, de los departamentos del Tesoro y de Estado y con el Banco Interamericano de Desarrollo, conducido por el republicano Mauricio Claver Carone. Es el mismo que hace dos semanas se negó a girar dos créditos aprobados por 500 millones de dólares y el jueves tuvo una conversación telefónica con Massa. Al mismo tiempo el directorio del BID aprobó otro crédito por 700 millones de dólares y el tigrense busca adelantar los desembolsos que el exconsejero de Donald Trump no quería ceder. En la cartera económica deslizan que la oferta apuntó a desactivar las denuncias penales que impulsaba el renunciante secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz, para jaquear el futuro de Claver Carone.
En la búsqueda febril de dólares que tiene por delante, Massa no terminó de definir todo su equipo económico. En su entorno no descartaron ni desmintieron la posibilidad de que Gabriel Rubinstein sea el próximo secretario de Programación Económica. Se trata de un economista muy cercano al exministro Roberto Lavagna. Según supo este diario el economista encabezó encuentros con empresarios donde se mostró optimista sobre la recuperación en medio de la crisis. “En el mediano y largo plazo hay una enorme capacidad de recuperación, pero lo dice en la comparación de su gestión hace dos décadas, cuando no tenía el valor actual de la soja y tampoco existía Vaca Muerta”, confiaron cerca del excandidato presidencial.
Lavagna tuvo una reunión con Massa. En el Frente Renovador dicen que es el comienzo de una asesoría regular y en el lavagnismo lo relativizaron, pero también confirmaron los buenos augurios del economista, cuya palabra sigue siendo muy escuchada por el establishment. De esas roscas apareció el amague de Rubinstein, que desorientó a la oposición por la llegada de un economista muy crítico con el kirchnerismo. En el FdT la procesión sigue por dentro, pero es sólo uno de los ejes que desató un silencioso estado asambleario. Uno de sus contornos más espinosos retumbará este domingo en Plaza de Mayo para rechazar que el ajuste comience por los movimientos sociales. Hasta ahora, Massa sólo deslizó la posibilidad de convocarlos a negociar. «