El titular del Centro Ana Frank de la Argentina, Héctor Shalom, advirtió este viernes sobre el riesgo que implica suponer que el intento de magnicidio ocurrido anoche contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner es «un evento individual, de un loco suelto» y apuntó sobre la responsabilidad de líderes políticos y mediáticos que «construyen el discurso de odio e incitan a la violencia». «A mí lo que más me interesa analizar sobre lo ocurrido es poder dar cuenta de lo que venimos trabajando sobre el discurso de odio como incitación al acto de violencia, y finalmente vimos que alguien puso en acto aquello que otros construyeron», analizó Shalom en declaraciones a Télam, al referirse al ataque con la Vicepresidenta ocurrido anoche en la puerta de su vivienda del barrio porteño de Recoleta.
El agresor detenido fue identificado como Fernando André Sabag Montiel, de 35 años y de nacionalidad brasileña, quien apuntó con un arma a la cabeza de Cristina Fernández y gatilló sin que saliera un disparo. «Que el autor del magnicidio tenga tatuado un símbolo nazi en su brazo es un dato no esencial, hay un riesgo de suponer que lo sucedido es un evento individual, de un sujeto individual, y sería un error de lectura», advirtió el director del museo de Ana Frank Argentina.
El análisis de Shalom sobre el intento de magnicidio contra la Vicepresidenta se enfocó en que «ciertos líderes políticos y mediáticos son quienes hicieron del discurso del odio una demonización de la figura de la Vicepresidenta, y son los que tienen una porción de responsabilidad en este acto». «Cuando se convoca al acto de violencia, puede aparecer alguno que lo lleve a cabo», alertó.
A su vez, Shalom -que es licenciado en Psicología y psicoanalista- explicó que el círculo vicioso de la construcción del discurso de odio se da entre cierto sector del arco política en complicidad con los medios de comunicación y es consumido por las audiencias. «En un momento donde la violencia discursiva es un constructor del capital político, el más violento tiene repercusión mediática y resulta más atractivo al marketing mediático», señaló.
Asimismo, en base a sus estudios realizados en la Casa Ana Frank sobre el peso del discurso simbólico que sostuvo la violencia en genocidios, en las dictaduras militares y el Holocausto, Shalom puntualizó otro riesgo. «Hay que diferenciar todos los que se amparan en la libertad de expresión para poder incitar a la violencia, estamos hablando de incitación a la violencia», dijo.
Respecto al trabajo que resta realizar en la sociedad argentina, Shalom apeló a la figura penal de incitación al odio y al acto de violencia, «como una herramienta para poner freno a esto», porque «si la sociedad no se defiende de esto, queda debilitada». «Nosotros tenemos una estrategia con la que trabajamos que tiene que ver con la sensibilización y reflexión, hay muchos comunicadores que reproducen acríticamente la reproducción de la violencia y les pedimos pensamiento crítico y reflexivo, y otros son los actores artífices de este discurso como parte de un proyecto político», dijo y agregó: «Además hay que hacer una alianza con la audiencia para recuperar el valor del pensamiento y decir no a las denigraciones o estigmatizaciones».