El proyecto de ley presentado por Diego Bossio, que desregula la producción y la venta de Papel Prensa, y pone en riesgo miles de puestos de trabajo en los medios gráficos, fue aprobado por la Cámara Diputados con 127 votos a favor, 66 en contra y 3 abstenciones.
El encargado de defender la iniciativa fue el propio Diego Bossio que, de manera endeble y sin números, argumentó acerca de la necesidad de derogar una serie de artículos de la ley vigente que declara de orden público la producción y venta de Papel Prensa.
La defensa la hizo en nombre de apenas una decena de diarios y un grupo de trabajadores. Ninguno de ellos tuvo la posibilidad de exponer en el Congreso. Ningún legislador tuvo la chance de preguntarles si había sido presionado por alguien para fijar postura.
El extitular de la Anses incluso minimizó el impacto de la crisis en los medios gráficos y le adjudicó la culpa al cambio tecnológico. “La situación económica está afectando a los medios gráficos, puede ser. Pero más los está afectando el cambio tecnológico”, explicó visiblemente ofuscado.
La justificación de Bossio caminó por lugares inesperados. Incluso llegó a minimizar la necesidad de que existan los medios gráficos porque (el presidente de Brasil, Jair)“Bolsonaro ganó por las redes sociales”.
Los argumentos apegados al sentido común se sucedieron uno tras otro desde la banca del Frente para la Victoria y del Frente de Izquierda. El primero en hacer uso de la palabra fue el cordobés Pablo Carro quien, categóricamente, dijo: “Están derogando el artículo que establece de que todos tienen que pagar el mismo precio por el mismo papel. Lo que hacen es volver a la situación previa cuando Papel Prensa ponía precio diferencial y el hecho de obligar a tener stock cuando hay demanda”.
Además, Carro señaló que “no hay ningún quebranto, no están llamando a procedimiento preventivo de crisis, no conocemos el nombre del presidente de Papel Prensa. No podemos aprobar una ley sin conocer los números de la empresa”. Y agregó: “El problema del precio es cierto. El papel aumentó más que la inflación. Así que no es cierto que el Estado le pone el precio. La empresa pone el precio que quiere, lo que hace la ley es que todos puedan comprar al mismo precio. Estos argumentos son falsos salvo que vengan los empresarios y trabajadores”.
Por su parte, el diputado del FIT, Nicolás del Caño, definió al proyecto como “el regalo de fin de año para el Grupo Clarín ya que contrasta con la situación del resto de los trabajadores”.
En medio del debate, Graciela Camaño tuvo que salir en defensa de Bossio que ya no estaba en el recinto. Es ese marco, la diputada del Frente Renovador recordó que el kirchnerismo fue el que permitió la escandalosa fusión de Cablevisión y Multicanal. Y enfatizó: “Nosotros no tenemos intereses oscuros. Nosotros no gobernamos, a nosotros Clarín no nos tiene que pedir nada y nosotros no le debemos ningún favor”.
El titular del bloque del FpV, Agustín Rossi, a su turno aseguró que lo que hace el proyecto es “desmantelar el marco regulatorio”, y agregó: “Lo que va a pasar es que Clarín se va a ´autovender´ más barato cargándole la pérdida al Estado nacional y además cuando vengan los otros diarios le va a decir que no tiene más volumen”. “La ley favorece a Clarín y Nación, es así no se enojen”, concluyó Rossi.
El cierre del debate estuvo en manos del presidente del Bloque PRO, Nicolás Massot, quien no pudo explicar la premura del debate ni tampoco el motivo por el cual se busca proteger a los trabajadores de Papel Prensa y no a los de otros sectores.
Al final de su discurso, Massot estuvo a punto de hacer caer la sesión al decir que “el Grupo Clarín ya no tiene amigos, su mejor amigo partió en 2010”, en clara referencia al expresidente Néstor Kirchner. Monzó pudo contener la sesión y finalmente Cambiemos logró aprobar el proyecto.