En un mundo afectado por la creciente desigualdad y la crisis ambiental, nos enfrentamos a desafíos fundamentales que ponen en peligro el futuro de la humanidad y el planeta Tierra. Ante esta situación crítica, es imperativo buscar respuestas y tomar medidas racionales para evitar el descenso inexorable hacia el abismo.
La sociedad actual debe cuestionar su propia organización, los sistemas imperantes y, sobre todo, las definiciones que dan forma a la identidad humana. Es esencial indagar: ¿qué concepto de humanidad guía a aquellos que influyen en nuestro destino?
La desigualdad económica es uno de los problemas más apremiantes. A nivel global, el 1% más rico acumula una riqueza desproporcionada en comparación con el 99% restante.
Según el Informe de Riqueza Global 2023 de UBS, se espera que la riqueza global aumente en un 38% en los próximos cinco años, alcanzando los 629 billones de dólares estadounidenses para 2027. Sin embargo, la distribución de esta riqueza sigue siendo desigual. Por ejemplo, aunque las personas con un patrimonio superior a 1 millón de dólares representan solo el 1.1% de la población mundial, poseen el 45.8% de la riqueza global.
Esta disparidad ha crecido en las últimas décadas, socavando la estabilidad económica y social. En Argentina, la desigualdad económica ha aumentado recientemente. Según los datos, el 50% de la población tiene ingresos inferiores a $65,000 en el segundo trimestre de 2023. Durante este período, el coeficiente de Gini del ingreso per cápita familiar fue de 0,417 cuando en el mismo trimestre de 2022 había sido de 0,414.
La exclusión social persiste en muchas sociedades, marginando a grupos vulnerables y limitando su acceso a oportunidades educativas y económicas. Además, la dependencia económica de las potencias centrales explota los recursos naturales de naciones más débiles, perpetuando la desigualdad global.
Para combatir la desigualdad es crucial implementar una reforma fiscal progresiva que grave de manera justa a aquellos con mayores recursos. La regulación del sector financiero es esencial para evitar la concentración de riqueza. La redistribución equitativa de la riqueza a través de inversiones públicas y programas de protección social también es fundamental.
La crisis ambiental amenaza la habitabilidad del planeta. La explotación de recursos naturales y las emisiones de gases de efecto invernadero alteran los ecosistemas y plantean una amenaza existencial para las futuras generaciones.
El informe de síntesis sobre el cambio climático de 2023 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), destaca que los humanos son responsables de todo el calentamiento global en los últimos 200 años. Este calentamiento ha llevado a un aumento de la temperatura de 1.1°C por encima de los niveles preindustriales, provocando eventos climáticos más frecuentes y peligrosos que han causado una creciente destrucción a las personas y al planeta.
Para enfrentar el cambio climático, es esencial adoptar políticas globales de reducción de emisiones y fomentar la adopción de fuentes de energía renovable. También debemos promover prácticas sostenibles en la industria y la agricultura.
Promover una cultura del cuidado sobre el individualismo es crucial para abordar tanto la crisis social como la ambiental. La educación juega un papel relevante en este proceso. La colaboración global, guiada por principios de justicia y solidaridad, es Imprescindible para enfrentar los desafíos sin fronteras.
A pesar de los desafíos estructurales, la construcción de un mundo más equitativo y sostenible es fundamental. Esto requiere reformas políticas, inversiones sostenibles y un compromiso global con la justicia social y ambiental. La colaboración internacional, la innovación y la voluntad de cambio son esenciales para forjar un futuro más esperanzador y próspero.