Cientos de miles de personas se manifestaron el domingo en Barcelona a favor de la unidad y en defensa de la convivencia, dos días después de que el parlamento catalán declaró la independencia de Cataluña, lo que llevó al gobierno español a tomar el control de la norteña región destituyendo a sus autoridades y convocando elecciones para diciembre.

Bajo el lema “¡Todos somos Cataluña! Por la convivencia, seny (sentido común)”, la movilización reunió en el céntrico Paseo de Gracia de Barcelona a una multitud -un millón de personas según los organizadores y 300.000 de acuerdo con la Guardia Urbana- contrarios a la ruptura con España que impulsan los independentistas, con el ya ex presidente catalán Carles Puigdemont a la cabeza.

«Iremos a votar, pero no como los buitres que se comen un cadáver, sino como ciudadanos que saben que de su voto depende el futuro de un país», dijo Josep Borrell, ex presidente del Parlamento europeo y figura destacada del Partido Socialista, al dirigirse desde un escenario a la multitud.

«Nuestra dignidad es poder votar lo que queramos», remarcó para después referirse al ya ex vicepresidente del gobierno catalán Oriol Junqueras al que calificó de «totalitario absoluto». Entre los gritos y aplausos de los manifestantes que ondeaban banderas españolas y catalanas, el dirigente subrayó que el «procés» -como se denomina el proceso de secesión- «es la peor cosa que le pasó a Cataluña», y que si hubiese independencia muchos terminarían engrosando las filas de desocupados. «Eso no va a ocurrir gracias al 155», aseguró, defendiendo la intervención de la región aprobada por el Gobierno del conservador Mariano Rajoy con apoyo el apoyo de socialistas y liberales, aplicando ese artículo de la Constitución española.

Los gritos de «Viva España y Visca Catalunya» o «Soy español», así como los reclamos más radicales a favor de que Puigdemont termine en la prisión, volvieron a copar la calle, aunque los manifestantes también expresaron el apoyo a las futuras elecciones, que consideran como la mejor vía para salir del bloqueo en el que está Cataluña.

El líder secesionista Carles Puigdemont no cedió al gobierno de Rajoy y llamó a los catalanes a «defender pacíficamente» la independencia de Cataluña, en un acto de resistencia frente a la intervención del Ejecutivo español en la región.