Con el show mediático de rigor y su antecedente inmediato en el caso de Julio De Vido, la detención de Amado Boudou profundizó el debate sobre el uso (y abuso) de la prisión preventiva en la Argentina de Cambiemos. El germen puede ubicarse en el inicio del gobierno de Mauricio Macri con el encarcelamiento de la líder de la organización Tupac Amaru, Milagro Sala, en Jujuy.
Tiempo consultó a constitucionalistas y abogados de diversas posiciones respecto de este tema clave para la vida democrática. Las opiniones oscilaron entre el rechazo enfático y el respaldo con reservas.
Andrés Gil Domínguez (abogado constitucionalista)
«El fallo de la Sala II de la Cámara Federal (el que ordenó el desafuero del exministro De Vido) estableció un estándar muy alto al uso de la prisión preventiva en este tipo de delitos. Ese estándar, a mi criterio, es correcto. Lo que hay que ver es si en los expedientes del caso de Boudou, por ejemplo, se acreditan estas causas.
Además del punto de vista jurídico, hay una perspectiva política. Hay que ver si esto que está pasando no es el paso de ‘Justicia Legítima’ a la ‘Justicia Amarilla’. Eso lo vamos a ver a medida que avancen causas que tengan que ver con el gobierno actual».
Miguel Ángel Pierri (abogado penalista)
«Hay un abuso brutal de la prisión preventiva. Hoy se puede detener a una persona sin ser indagada. El paradigma ya no es usar la prisión preventiva por riesgo de fuga o entorpecimiento de la causa sino por una construcción intelectual subjetiva, en la cual el juez sostiene que se puede entorpecer la investigación. Boudou concurría regularmente a someterse a un proceso penal, fiscalizado por tres jueces y un fiscal. Esto va a bajar como jurisprudencia a toda la Justicia. No puede haber Justicia por linchamiento. Vamos a tener que asistir a los fueros internacionales para que en la Argentina se restablezca el respeto a la Constitución.
Jorge Rizzo (presidente del Colegio Público de Abogados, CABA)
«Quiero aclarar, primero, que no soy penalista. Esto es importante. Hace poco la prisión preventiva era la excepción y, ahora, en los temas que tienen que ver con la política, parece haberse convertido en la regla. Un caso paradigmático, al revés, fue el del padre (Julio César) Grassi. Tenía un montón de condenas y estuvo libre casi hasta la última instancia. Ahora, en cambio, están metiendo presa a gente que ni siquiera tuvo declaración indagatoria. Hay un cambio de paradigma.
Raúl Zaffaroni (Exjuez de la Corte)
«Se está derrumbando la República en función de una serie de shows judiciales, procedimientos de tipo mafioso, coacciones. Prisiones preventivas con el pretexto de que una persona puede perjudicar el avance de la investigación, cuando los hechos que se denuncian son de prueba documental, entonces se secuestra la prueba y listo. Estamos viendo una presión sobre jueces díscolos. Se está terminando el pluralismo dentro del Poder Judicial. Hay persecución ideológica».
María Laura Garrigós de Rébori (titular de la Cámara de Casación Penal)
«El uso de la prisión preventiva como adelanto de condena es una práctica perversa. Sólo se justifica si el proceso no puede seguir adelante, cuando (el acusado) se prófuga, cuando entorpece las investigaciones. Escuché al abogado de Boudou, (Eduardo Durañona): durante cinco años de proceso estuvieron a derecho. Es un delito que, en el caso de ser condenado, no va a ser de cumplimiento efectivo porque la pena no supera los tres años. En este caso, a la larga, la prisión preventiva es más gravosa que la sentencia condenatoria». «