Antes de subirse al jet privado que lo trajo de regreso a Buenos Aires, el presidente Mauricio Macri ofreció una rueda de prensa en un hotel neoyorkino. Junto al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, no pudo precisar cuánto dinero le adelantará el Fondo Monetario Internacional de los 20.000 millones de dólares que había pedido, para afrontar la segunda corrida cambiaria en cinco meses. El organismo internacional le otorgaría entre 3.000 y 5.000 millones, menos de un cuarto de lo esperado, y tras un virtual descabezamiento de la presidencia del Banco Central de la República Argentina, con la oficialización pública de la reuncia de Luis «Toto» Caputo, que siempre estuvo «en comisión», ya que no contaba con el acuerdo del Senado para quedar en forma efectiva.
Caputo será reemplazado por Guido Sandleris, un economista que hasta ahora trabajó como subsecretario de Finanzas del ministro de Economía bonaerense, Hernán Lacunza. Llegó a ese lugar con el aval de Dujovne, desde ahora el principal interlocutor con el FMI, en medio de un volantazo en la conducción de la entidad monetaria que despertó más incertidumbre en los mercados y en Wall Street, precisamente los dos mayores destinatarios de los gestos que el presidente Mauricio Macri protagonizó en Nueva York, desde las reuniones y almuerzos con tenedores de bonos argentinos, hasta la entrevista a la agencia Bloomberg. Apenas arrancó el raíd dijo que «no hay plan B» a su modelo económico y confirmó su postulación a la reelección en las presidenciales de 2019, una señal dirigida a los aliados escépticos de Cambiemos en Wall Street respecto a su continuidad después del año que viene. Ese mismo interrogante es compartido por la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, y por el directorio del organismo que todavía no trató el nuevo acuerdo, que buscará oficializar parte del auxilio que pidió Macri.
Casi a la misma hora de la mini conferencia de prensa que Macri ofreció con Dujovne -a quien llamó ministro de Economía, cuando sólo es de Hacienda-, Lagarde difundió un tweet en el que anticipó que estaban «cerca de la línea de meta para alcanzar una revisión del acuerdo», al nivel de staff del organismo, pero sujeto a su aprobación por la junta ejecutiva. La señal forma parte de los movimientos públicos que se cruzaron Macri y Lagarde en la Gran Manzana, con el pretexto de la 73° Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, donde el Presidente habló este martes por la tarde.
Como si fuera una carrera contra el tiempo, ahora el Gobierno aguarda una decisión del organismo sobre el adelantamiento del endeudamiento, pero Dujovne anunciará este miércoles nuevas medidas en materia cambiaria, que podrían acompañar el reemplazo de Caputo por Sandleris, en un enroque que fue interpretado como la injerencia directa del Fondo sobre la política monetaria argentina, ya que el nuevo titular del BCRA responde directamente a Dujovne, el principal interlocutor con el organismo.
Dentro de la Casa Rosada admiten la importancia del giro en la entidad monetaria nacional, luego de «serias diferencias de Toto con los técnicos del FMI respecto a la utilización de reservas para contener la suba del dólar, cuando la posición de Washington es no utilizarlas y dejar que la divisa defina su precio». Todo un contraste con lo sucedido la semana pasada, y en medio de severas desmentidas oficiales sobre la partida de Caputo por estas diferencias, algo que finalmente se blanqueó en Nueva York, el escenario elegido por Macri para tomar distancia del cuarto paro nacional convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) contra su política económica.
Tal fue su empeño por exudar optimismo, que el lunes por la noche bailó en el exclusivo restorán Cipriani, en Wall Street, con la millonaria Adrienne Arsht, dedicada a la filantropía. Su nombre es la marca del centro de estudios sobre América Latina que le entregó el premio «Ciudadano Global 2018», junto a la primera ministra de Noruega, Erna Solberg. El ente es parte del Atlantic Council, un influyente think thank creado durante la Guerra Fría y dedicado al lobby energético y armamentista.
Su discurso en la ONU con Venezuela como eje
Casi la última escala de la gira fue el discurso de diez minutos que ofreció en el debate de la Asamblea General, donde remarcó la continuidad de su política económica y cargó contra Venezuela. «Dada su gravedad, la Argentina llevará a la Corte Penal Internacional la situación de los crímenes de lesa humanidad de la dictadura venezolana. Hago un llamado a Venezuela para que reconozca la crisis humanitaria», insistió como «parte de una respuesta regional y amplia que busca mitigar la dificultad de millones de venezolanos» y aludió a que la Argentina «ya ha recibido 130 mil venezolanos» durante los últimos dos años de su mandato.
El recurso ante La Haya, como una iniciativa con algunos países del Grupo de Lima, fue el principal anuncio de Macri en su alocución, pero es parte de una ofensiva promovida por la Casa Blanca y de las expectativas de la administración de Donald Trump sobre el rol del gobierno de Cambiemos en América del Sur.
Pocas horas antes, en el mismo Palacio de las Naciones, Macri se reunió con su par de Cuba, Miguel Díaz-Canel. Ambos se cursaron invitaciones para visitar los dos países y «dialogaron para que las áreas de comercio de los respectivos países estudien la posibilidad de diversificar el intercambio de productos», informó la Casa de Gobierno. “Tenemos una gran predisposición para que podamos avanzar en otros ámbitos”, aseguró Macri, acompañado por el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo y el canciller Jorge Faurie.
Pocas horas antes, el titular del Palacio San Martín participó de una reunión «de Alto Nivel sobre la migración masiva de ciudadanos venezolanos convocada por Colombia, con el objetivo de analizar posibles cursos de acción para articular una respuesta coordinada a la situación de los flujos migratorios de venezolanos y su impacto en la región». El evento fue encabezado por el presidente colombiano Iván Duque Márquez y el vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence.
Casi en la misma línea del discurso presidencial, Faurie sostuvo que “esta crisis humanitaria y migratoria de alcance regional tiene también impacto en nuestro país y que en el marco de esta experiencia, la Argentina comparte el enfoque internacional, integral y coordinado planteado por Colombia”. En cuanto a la propuesta de creación de un “fondo humanitario de emergencia”, el canciller dijo que la Argentina no pondría un peso, y sugirió, especialmente a Estados Unidos, «que resultaría conveniente conseguir financiamiento internacional para ayudar a los países receptores (entre ellos, la Argentina) en sus esfuerzos frente a esta crisis migratoria».
Macri también participó de un encuentro con sus pares del Mercosur: el brasileño Michel Temer, el paraguayo Mario Abdo y el uruguayo Tabaré Vázquez. La cita fue para reanimar un acuerdo comercial con la Unión Europea con el fin de que tenga una posición “más negociadora” para firmar pactos bilaterales, como el que busca el gobierno argentino.
Para su regreso a Buenos Aires, la Casa Rosada tiene previsto un «nuevo mano a mano» del Presidente, es decir, una visita programada en alguna zona del área metropolitana para mostrar cercanía y escucha en medio de la crisis.