La información contenida en los teléfonos y computadoras secuestradas al abogado Marcelo D’Alessio, detenido por presunta extorsión contra un productor agropecuario invocando el nombre de Carlos Stornelli, ratifican una relación muy cercana, de confianza, con el fiscal que interviene en la causa de las fotocopias de los cuadernos.
No es una relación nueva. Tiene varios meses. En algún momento surgieron datos que hacían presumir que se remontaba a 2017, pero un análisis más riguroso determinó que esa fecha tiene que ver con la aplicación WhatsApp y no necesariamente con los vínculos entre ambos. Pero D’Alessio tenía un diálogo fluido y frecuente con Stornelli; no se trataba –según se desprende de lo que vomitan los teléfonos– del contacto de dos personas que se vieron un par de veces en sus vidas.
¿Eso prueba que Stornelli pidió coimas al productor agropecuario Pedro Etchebest a través de D’Alessio? De ninguna manera. Pero sí confirma la situación promiscua entre personajes vinculados directa o indirectamente con los servicios de inteligencia y miembros del Poder Judicial. Ante ese escenario, el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, le pidió ayer a la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), un organismo defensor de los Derechos Humanos que preside el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, que evalúe «los registros informáticos y documentales» recolectados en la causa para establecer si existieron operaciones de inteligencia de cualquier tipo con metodologías posiblemente ilícitas: acción psicológica, seguimientos, ablandes, aprietes, puestas en emergencia, carpetazos.
Además, solicitó que la CPM «elabore un informe de todos los elementos que permitan dar cuenta de si nos hallamos frente a operaciones de inteligencia y su relación con organismos de inteligencia nacionales o internacionales, las fuerzas de seguridad nacionales y/o de la provincia de Buenos Aires y los poderes judiciales y ministerios públicos nacionales y/o de la provincia de Buenos Aires».
El teléfono iPhone de D’Alessio es un géiser. No sólo su contenido confirma la relación con Stornelli sino también con otros personajes de la política, la prensa y el Poder Judicial. Algunos de esos fluidos contactos fingen ahora una lejanía y un desconocimiento que no se condice con la realidad. El propio D’Alessio, el día posterior al allanamiento de su casa en el country Saint Thomas, en la localidad bonaerense de Canning, estaba furioso con Paula Oliveto, la diputada de Cambiemos muy cercana a Elisa Carrió, quien horas después de que estallara la noticia lo bloqueó entre sus contactos. D’Alessio se enteró que estaba bloqueado arriba de su vehículo, en la puerta del juzgado federal de Dolores, antes de presentarse por primera vez ante el juez Ramos Padilla, estando todavía en libertad.
Oliveto y su referente política, Carrió, aparecen reiteradamente en el teléfono de D’Alessio. También media docena de periodistas, otros nombres conocidos y un precandidato presidencial: el salteño Alfredo Olmedo.
La relación entre Olmedo y D’Alessio fue confirmada a Tiempo por tres fuentes independientes. Las tres presenciaron una escena que tuvo lugar en la casa del abogado detenido en Saint Thomas a finales del año pasado.
En la cabecera de la mesa estaba sentado Alfredo Olmedo. La mesa del comedor de la casa es larga. Allí estaban por lo menos otras seis personas, entre ellas el comisario retirado de la policía bonaerense y –según el propio D’Alessio– agente de inteligencia de la AFI Ricardo Bogoliuk. D’Alessio dijo o dio a entender que iba a trabajar con «el futuro presidente de la Argentina». Se trabó allí una relación que derivó poco después en una asistencia legal ante un hecho policial. Olmedo protagonizó un choque de automóviles en el que murió Carlos Ezequiel Aduiri Paredes, de 26 años, y otras tres personas resultaron heridas. A la escena del siniestro fue convocado de urgencia aquella madrugada el abogado Rodrigo González, quien había conocido a Olmedo aquella noche en el barrio privado de la localidad bonaerense de Canning. Por ese entonces, González era abogado de D’Alessio, y estuvo en aquella reunión.
Rodrigo González asegura que nunca fue socio de D’Alessio. Pero el jueves pasado el empresario Víctor Palomino Zitta, investigado en la causa conocida como «la mafia de los contenedores», lo involucró directamente en otra denuncia sobre una supuesta maniobra extorsiva. Rodríguez presentará el lunes, tanto en Dolores cuanto en Comodoro Py 2002, documentación que –asegura– demuestra que la denuncia es falsa.
¿Qué tenían que ver D’Alessio y Olmedo? Según quién cuente la relación, el diputado salteño se acercó al abogado hoy detenido por extorsión buscando un contacto con la Embajada de los Estados Unidos. Pero en el entorno de Olmedo sostienen que fue al revés, que D’Alessio le dijo que la legación diplomática norteamericana estaba interesada en su candidatura y quería colaborar.
Como fuera, la relación se cortó cuando D’Alessio se enteró que el compañero de fórmula en la carrera presidencial del salteño iba a ser Juan Bautista Yofre, el exjefe de la SIDE en tiempos de Carlos Menem. Para el hombre que se presentaba como agente especial de la DEA fue una decepción. No era la primera vez que experimentaba una sensación de esa naturaleza. Cuentan sus allegados que después de una reunión con una funcionaria del actual gobierno, en la que tenía centradas grandes expectativas, salió muy golpeado por la frustración. «
El abogado se jactaba de investigar a Natacha Jaitt
D’Alessio se jactaba poco antes de que estallara el escándalo por el que está preso de estar investigando a la mediática Natacha Jaitt, quien apareció muerta ayer en confusas circunstancias. Fuentes judiciales revelaron a Tiempo que después de que Jaitt desparramara acusaciones contra personajes políticos, mediáticos y de la farándula, uno de los nombrados en relación con comprometedoras situaciones sexuales le pidió que averiguara qué había de cierto y por dónde venía la embestida.
Sin prueba concreta alguna, en tribunales y en ambientes del espectáculo se sospechaba que un sector no identificado de los servicios de inteligencia utilizaba a Jaitt para filtrar bombas, reales o de humo, como las que hacía explotar cada vez que aparecía en un canal de televisión. «Me pidieron que investigara a esta mina», dijo D’Alessio a algunos allegados. ¿Quién? Uno de los nombrados por Jaitt en su denuncia de hechos supuestamente delictivos de prostitución masculina.
Jaitt tenía pautada una audiencia judicial para el 12 de marzo próximo en un juicio por calumnias e injurias que le entablaron el titular de la ONG La Alameda, Gustavo Vera, y la periodista Mercedes Ninci. Poco antes de su trágico final, había tuiteado sobre esa instancia.