Cuándo fue la primera vez que gritó ¡Viva Perón!?
Fue a los 9 años. Un primo mío me había encerrado en un lavarropas. Y yo con ese grito me pude dar fuerzas y desde adentro dar un salto y con un cabezazo abrir arrancando la tapa del Eslabón de Lujo. Mi padre, al ver a ese niño emergiendo como una explosión desde adentro del lavarropas al grito de ¡Viva Perón!, no dudó. Me anotó en un curso. Y desde aquel día no paré.
Así, con este testimonio, Orlando «Un grito de corazón» Faldone nos recuerda aquella, su primera vez. Faltan apenas horas del comienzo de su participación en el «XII Torneo Anual de gritar ¡Viva Perón!», que se celebra en Villa Domínico, Avellaneda. Igual, para mí, lo importante no es competir aclara Faldone. Lo importante es gritar ¡Viva Perón! Porque en ese momento lo que siento es que me convierto en pura expresión. Casi como que dejo de ser. No soy yo. Soy el grito. Me asusta que esto suene muy entre psicológico y poético, y alguien piense que soy un enfermo, un drogadicto. Y por ahí sí, mi droga es Perón. Dejémoslo ahí. Cuando me acerco a las metáforas no me gusta.
Orlando «Un grito de corazón» Faldone ha sido campeón en varias categorías, destacándose en:
Viva Perón simple.
Viva Perón colgándose de una ligustrina.
Viva Perón llevándose puesto un patrullero.
Viva Perón tirándose de pecho contra un portón de chapa.
Viva Perón saltando desde una terraza a una Pelopincho.
Viva Perón cabeceando un tacho de 50 litros de brea.
En todos ha salido campeón.
Sin embargo, a mí me gusta mucho el «Viva Perón pasando con un Fiat Duna por un lomo de burro». Me gusta por el efecto que se provoca al saltar, precisamente, por el lomo de burro: una especie de ¡Viv-a-aap! Y luego, en la aceleración del Duna: Perooooónnnnn. Queda Viv-a-aap Perooooónnnnn. Es como simbólico. Primero la superación del obstáculo. Luego, la alegría de la velocidad. Me imagino que eso ocurre con los pueblos al enfrentar su historia. Es decir, es muy metafórico. Por eso preferiría no seguir hablando.
En cada Torneo Anual de gritar Viva Perón, se vuelve a destacar y rescatar el espíritu de la contienda: afianzar el ejercicio de este grito, al que comúnmente se lo puede categorizar como grito de guerra, pero que puede ser usado en cualquier ocasión.
Yo sé de cirujanos que antes de abrir a un paciente se mandan un Viva Perón y de obstetras que al sacar a un pibe, en el último tirón, lo mandan. Hay que ver lo bien que nace ese pibe. La energía con la que llega al mundo. Más allá que al obstetra se le pueda espiantar y lo tenga que atajar el anestesista. Y esto es porque en esos dos fonemas (Viva y Perón), en su enunciación, se da la síntesis del poder de la conciencia y la autoestima de clase. La pérdida de culpa y miedo. El reclamo a vivir como un derecho y no un permiso. Por eso este torneo, en donde en categorías como «Viva Perón abajo del agua», «Viva Perón pegándole una piña a un toro» o «Viva Perón estrolando un camión Scania contra una pared de ocho metros de alto», uno puede ver eso: el ser humano se confirma a sí mismo y enfrenta al Universo y su circunstancia. Me gusta pensarlo así, porque no es metafórico.
«Un grito de corazón» Faldone nos comenta que participará en otras exhibiciones fuera de competencia como «Cuarenta gordos colgados de una grúa se hamacan y gritan Viva Perón», junto a la gente de Fuerza Bruta. Y también hará «Salto sobre el techo del tren eléctrico arriba de carrito de supermercado y gritando Viva Perón», que es un derivado de «Viva Peron en carrito de supermercado bajando por la ladera del Cerro Catedral». También promete una charla TED sobre este tema, que publicaremos más adelante.
En la charla explico que el ¡Viva Perón! es eso: la reafirmación de que algo va a seguir siempre vivo. Porque se le ordena eso al destino, a la historia. «¡Hágase la luz!», dijo Dios, y la luz se hizo. «¡Viva Perón!», decimos nosotros. Entonces, Perón vive. Se da en un plano simbólico y metafórico, obviamente. Por eso prefiero no seguir hablando. Después le explico, concluye antes de pasar a practicar «Viva Perón con una Minipimer o batidora eléctrica de mano en la boca», una nueva disciplina. Más de salón. <