En un clima picaante entre oficialismo y oposición, el Senado de la Nación comenzó a sesionar este jueves y los temas vinculados con la coyuntura política y judicial-el pedido de proscripción para la vicepresidenta, la represión de la Policía de la Ciudad el sábado en Recoleta-no pasaron desapercibidos dentro recinto que preside Cristina Fernández. CFK estuvo presente en la apertura del encuentro en el que se trataron dos proyectos impulsados por Sergio Massa, y ya aprobados en Diputados, uno enfocado en la industria automotriz y el otro en nanotecnología.
La titular del Senado abrió la sesión pasadas las 14. Sobre la esquina de calle Hipólito Yrigoyen esperaron por su ingreso un grupo de personas que mostraron su apoyo. Cristina abrió la sesión, cantó el himno, y cuando comenzaron las cuestiones de privilegio dejó el recinto en manos de la presidenta provisional del Senado, Claudia Ledesma Abdala.
Los cruces se presentaron entre las cuestiones de privilegio, ,mociones que los legisladores pueden presentar cuando entienden que se han afectado los llamados privilegios parlamentarios. Los proyectos de repudio a la represión de la Policía de la Ciudad en los alrededores de la casa de la vicepresidenta, por parte del oficialismo, y de declaración en contra de los dichos del presidente Alberto Fernández por sus dichos sobre el fiscal Diego Luciani en una entrevista del canal TN, por parte de la oposición, fueron el eje de la discordia.
El senador de Evolución-UCR Martín Lousteau apuntó primero contra CFK por sus dichos sobre la necesidad de debatir los alcances de la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires. El legislador porteño ciró el artículo 129 de la Constitución que precisamente habla de la condición de “gobierno autónomo”.
“Creo que queda clarísimo el estatus autonómico de la Ciudad”, estimó, agregando que “producto de un contexto que no gusta, uno puede verter opiniones; lo que no puede es introducir falsedades en el debate público”.
Martín Doñate, del Frente de Todos, planteó una cuestión de privilegio contra los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola. «No se bancan tener a Cristina sentada enfrente. No les da la nafta”, sostuvo, al cuestionar que el tribunal que juzga a la vicepresidenta no le haya permitido declarar la semana pasada.
Por su parte, la senadora Carolina Losada (Juntos por el Cambio) planteó una cuestión de privilegio para quejarse de que no estuvieran debatiendo temas importantes. Y citó puntualmente la emergencia en seguridad que había pedido respecto su provincia, Santa Fe. Estimó que “evidentemente al kirchnerismo no le importa la vida de los santafesinos”.
Las expresiones más duras llegaron en el momento del debate de los proyectos de repudio. Por el oficialismo la senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti opinó respecto a los fiscales Luciani y Mola: «El cinismo que manejan es impresionante. Si de verdad creemos que las instituciones tienen que funcionar, entonces el debido proceso tiene que cumplirse, eso es lo que dice la Constitución».
En tanto que Juliana Di Tullio (FdT) señaló que “no hay negación más perversa de la democracia que utilizar la figura de asociación ilícita para perseguir a un presidente o presidenta votada por la democracia. Es la negación total de la democracia y del deseo y la voluntad de las mayorías populares”.
Por su parte, el neuquino Oscar Parrilli sentenció: «Han entrado en una competencia muy fea para la democracia. Tienen que terminar con esa actitud soberbia y prepotente. Tenemos que demostrar que queremos trabajar para que la democracia se consolide».
Finalmente, el cierre del oficialismo estuvo a cargo del formoseño José Mayans. “Hay un fiscal que se cree que tiene la suma del poder público, que está por encima de la Sigen, de la AGN y del Congreso. Es delirante. Es el Congreso el que analiza las cuentas públicas, a través de la AGN, y a partir de ahí tiene carácter de cosa juzgada».
Desde la oposición, el titular del interbloque de JxC, Alfredo Cornejo, fue el más visceral. Señaló que “Alberto Fernández está desdibujado en su rol de Presidente y dijo que es probable que una parte de los argentinos la quiera a Cristina beatificada, la quiera canonizada, pero a la mayoría de los argentinos les importa un carajo la causa de Cristina”.
En tanto que el radical Luis Naidenoff expresó: “ Si no les dan los números para bancarse el recorte a los discapacitados y a la educación, háganse cargo. Pero no impongan una agenda institucional de la victimización».