El Lof en Resistencia del departamento de Cushamen es una comunidad mapuche que permanece en una recuperación territorial desde el 5 de marzo de 2015. Desde ese momento ha venido sufriendo todo tipo de intentos de desalojo y represión por parte de la empresa Benetton (propietaria de más de 800 mil hectáreas en la Patagonia), en complicidad con el Estado. Esas tierras formaron parte de la Compañía de Tierras del Sud, una firma de capitales británicos a las que le fueron «obsequiadas» por haber financiado la llamada Campaña del Desierto, llevada a cabo por el general Julio Argentino Roca a fines del siglo XIX. En 1991, Edizioni Holding International, el grupo económico de la familia Benetton, compró la mayoría accionaria y tomó el control de la Compañía de Tierras. Puede decirse que entonces «heredó» las posesiones donde ahora las comunidades avanzan en la recuperación de territorios donde vivieron por generaciones.
¿A quién pertenecen esos campos? Comprender que la tierra no es propiedad privada de nadie, que no queremos más explotación minera, es entender que existe otra cosmovisión del mundo. El pueblo nación mapuche no es dueño de sus tierras: es el que las cuida, las protege, las cultiva. No se puede poseer algo solo por cercarlo. Algunos la llamaron «campaña» (podríamos citar al mismo ministro de Educación) y otros, «conquista del desierto». No fue ninguna de las dos cosas. Porque el territorio ya estaba habitado por pueblos que vivían del cultivo en esta zona productiva. Pueblos que resisten, que luchan, que están dispuestos a dar sus vidas para defender el territorio. Yo también soy ese pueblo. «