Cristina Fernández ya es la presidenta del Partido Justicialista. Y aprovechó el acto para ordenar a la militancia y a la dirigencia, hacia adentro, con críticas al gobernador Axel Kicillof que estuvo ausente, y hacia afuera con dardos al presidente Javier Milei y al senador detenido en Paraguay Edgardo Kueider.

Las diferencias con el gobernador ya son cada vez más profundas porque este lunes no se pudo saldar la discusión sobre si desdoblar o no las elecciones legislativas del año próximo y sobrevuela la hipótesis de que si esta diferencia se acentúa, es probable que el peronismo se divida en dos frentes electorales, lo que favorecería al oficialismo.

Si bien los voceros del kirchnerismo se esforzaban en poner paños fríos tras la reunión del PJ bonaerense del lunes en Moreno entre Cristina y Kicillof, y daban cuenta de que había sido “un buen encuentro en el que todos habían podido hablar”, las palabras de la expresidenta sepultaron las intenciones de bajar el tono.

“Nadie milita para estar en una lista sino para estar en un proyecto político y de país”, dijo al criticar sin nombrar al kicillofismo al que el día anterior había acusado de priorizar la militancia electoral por sobre la política. Y abundó: “No creernos que la historia empieza cuando cada uno de nosotros llega, y se termina cuando se va, y en el peronismo menos, lo digo por algunos compañeros del peronismo tardío”. La referencia indirecta al gobernador Kicillof fue más clara cuando, al recordar sus años jóvenes añadió: “Los que nunca habían sido peronistas te querían explicar qué era el peronismo y te decían lo que tenías que hacer”. Para que no quedaran dudas del señalamiento al gran ausente de la noche, la expresidenta citó a Arturo Jauretche, quien, hablando del enfrentamiento dentro peronismo, criticaba a los viejos y a “estos jóvenes que se incorporaban con la misma soberbia”.

En primera fila la escuchaba la vicegobernadora bonaerense Verónica Magario, quien fue abrazada por Máximo Kirchner y Eduardo de Pedro al final del acto, cuando se cantaba la marcha peronista. Una forma de decir que hasta la segunda de Kicillof juega con Cristina. De los ministros bonaerenses estuvieron dos, que a su vez, son dirigentes de La Cámpora: Daniela Vilar de Ambiente y Juan Martín Mena de Justicia y Derechos Humanos.

Otro sector ausente fue la conducción de la CGT, criticada por Cristina cuando leyó una tapa de Clarín de la época de su segundo gobierno y destacó con sorna que le hacían paros a ella. Si bien no estuvo la cúpula, la presencia sindical la marcaron Abel Furlán de la UOM, Vanesa Siley de los judiciales, Sergio Palazzo de bancarios, y uno de los vicepresidentes, sentado en el escenario junto a las nuevas autoridades partidarias, Ricardo Pignanelli, del Smata. Los otros vicepresidentes son la senadora Lucía Corpacci, el titular del interbloque de senadores de Unión por la Patria José Mayans, y el presidente del bloque de diputados, Germán Martínez. Mariel Fernández, intendenta de Moreno, también vicepresidenta del partido, no pudo estar porque fue recibida por el papa Francisco en Roma.

El acto de asunción que se llevó a cabo en la UMET, propiedad del sindicalista y empresario de medios Víctor Santamaría, sirvió para mostrar cuánta dirigencia se organiza alrededor de Cristina. Entre los intendentes estaban Mayra Mendoza de Quilmes, Federico Otermín de Lomas de Zamora, Federico Achával de Pilar, Juan Uztarroz de Mercedes, Fernando Espinoza de La Matanza, entre otros. Otermín sostuvo al ingresar al acto que “coinciden el liderazgo formal con el institucional y desde el PJ se va a construir la victoria en el 2027. Cristina quiere un partido ordenado y actualizado”.

En la primera fila, antes de comenzar, charlaban con Magario la senadora provincial muy cercana a Cristina, Teresa García, y el senador Emilio Neder. También en esa hilera estaba la intendenta Mendoza, las senadoras Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti, detrás de ellas estaba su par Mariano Recalde a quien todos saludaban tras el fallecimiento esta semana de su padre, el abogado laboralista y exdiputado Héctor Recalde, recordado y aplaudido al comenzar el acto. Entre los santafesinos se encontraban la exsenadora María de los Ángeles Sacnun, sugerida por el cristinismo para integrar la Corte Suprema y el exministro Agustín Rossi.

Cristina aprovechó el acto para marcar las “cinco tareas fundamentales” que tienen que llevar a cabo los y las dirigentas del peronismo: formar, informar, planificar, divulgar y organizar. 

Fernández de Kirchner se refirió al caso del senador de Entre Ríos, Edgardo Kueider, quien fue detenido en Paraguay con más de 200.000 dólares sin declarar, algo que, según ella, “no tiene antecedentes en nuestra historia”. Kirchner vinculó este hecho con la aprobación de la Ley Bases y el RIGI (Régimen de Inversiones Globales Integradas), señalando que, como en otros momentos históricos, el despojo de recursos naturales y la implementación de políticas neoliberales afectan gravemente a la soberanía nacional. “Nunca van a encontrar un hecho como este cuando se trata de leyes populares y democráticas”, enfatizó.

También criticó la actual situación de la inversión extranjera directa, que, según sus cálculos, no supera los 800 millones de dólares, y destacó que muchas empresas ya radicadas en el país solo cambiaron de nombre y razón social para acceder al RIGI. A su juicio, el gobierno de Javier Milei está favoreciendo un “remate de nuestros recursos naturales”. Además, hizo alusión al fiasco en la implementación de la planta de GNL (Gas Natural Licuado), al asegurar que las interminables demoras “solo lograrán poner un buque en Río Negro”, lo que perjudica tanto a la provincia de Buenos Aires como a la economía nacional. Kirchner concluyó que estos ciclos de “despojo y apropiación” son característicos de gobiernos neoliberales y que, eventualmente, son seguidos por “gobiernos nacionales y populares” que restituyen los derechos al pueblo.

Con respecto a la situación económica, criticó al presidente Javier Milei por desconocer el desarrollo en energía atómica que hubo históricamente en el país, y por llevar adelante la cuarta etapa de valorización financiera. «Es la cuarta experiencia de valorización financiera que tenemos”, sostuvo, porque en lugar de invertir en la producción de bienes y servicios, el dinero se destina a “timba financiera” para obtener grandes rentabilidades con poco riesgo, lo que, según CFK, remite a las políticas implementadas durante el gobierno de José Alfredo Martínez de Hoz con la famosa “tablita”. Además, la exvicepresidenta criticó el enfoque del presidente en cuanto a la rentabilidad de la inversión: “¿Quién va a invertir en una fábrica, en un comercio, en cualquier cosa que dé trabajo si tengo un sistema que me ofrece 50% de rentabilidad en dólares?”. “En la economía bimonetaria de Argentina, la inflación está atada a la variación del tipo de cambio, en todos los períodos donde artificialmente se sostiene un tipo de cambio bajo se produce déficit de cuenta corriente, desindustrialización, pérdida de empleo, cierre de fábricas”, agregó.

El acto se cerró con la tradicional marcha peronista, y su correspondiente estrofa incorporada de “Néstor y Cristina y la gloriosa JP”. Hubo abrazos y aplausos. Pero por lo pronto, no se hizo honor a la frase que reza: “todos unidos triunfaremos”.