A cuatro días de su realización, la próxima cumbre de presidentes del Mercosur navega una previa tormentosa por la decisión del presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, de negociar en forma bilateral un Tratado de Libre Comercio con China. La medida fue anunciada esta semana desde Montevideo. Fue una semana antes de la reunión semestral de mandatarios. El canciller Santiago Cafiero iba a viajar este lunes a Montevideo para reunirse con su par uruguayo, Francisco Bustillo, y abordar la posición del vecino oriental, pero finalmente no lo hará. Sin sondeos diplomáticos por anticipado, la controversia se debatirá directamente en Asunción, Paraguay, el próximo miércoles, cuando estén los cancilleres de los cuatro socios comerciales.
La cita de los presidentes será al día siguiente. Estará teñida por los riesgos de ruptura del bloque y con la ausencia confirmada del mandatario brasileño Jair Bolsonaro, que no viajará en rechazo al anuncio uruguayo.
Lacalle Pou oficializó una decisión política que Uruguay viene debatiendo desde 2017. En la Cancillería no entienden por qué decidió hacer el anuncio ahora, cuando podría haberlo hecho después de la cumbre semestral. El gesto es interpretado como un intento de afectar la reunión y forzar un escenario indeseado para los demás países.
Cafiero iba a viajar a Montevideo este lunes pero, según explicaron en su entorno, la visita estaba agendada antes de que se conociera la decisión del TLC con China. «Ahora nos vemos directamente en la cumbre y ahí nos diremos lo necesario», confiaron en el Palacio San Martín. No ocultan los intentos para desdramatizar el debate que se viene, pero admiten que es la primera vez en los 31 años de existencia del bloque regional que el escenario es conmovido por una pandemia inesperada y la guerra en Ucrania. «Nunca hubo una situación que tensione tanto los precios internacionales y que importe inflación a la región como está sucediendo ahora. En ese marco general, Uruguay decidió apelar a un sálvese quien pueda provocando a los principales socios del bloque», contestó una alta fuente diplomática ante las consultas de este diario.
La otra parte del TLC que anunció Lacalle Pou sigue en silencio. La diplomacia china no ha dicho nada, pero tampoco desautorizó las declaraciones del uruguayo. En Buenos Aires no pierden de vista que Beijing no quería entrar en una situación de tensión con Brasil ni con Argentina, los dos socios más grandes. Ahora sucede todo lo contrario, pero a partir de una iniciativa instalada por el gobierno del Uruguay. En Cancillería estiman que la minicrisis irrumpió en este momento, entre otros temas, por el ego de Lacalle Pou. Interpretan que el «estudio preliminar de factibilidad» luego «deberá ser tratado e internalizado hacia adentro del Mercosur, para que sea analizado por todos los países miembros».
La posición es concreta. El bloque regional «cada vez que ha podido conseguir acuerdos extra Mercosur, con otros países u otras regiones, lo que siempre se ha hecho son estudios donde tiene que haber un consenso de todas las partes». Esperan que siga siendo así pero temen que el ejecutivo oriental busque otra cosa.
Si bien se trata de un «análisis de factibilidad», la negociación con Beijing también impactó en Washington. El presidente norteamericano Joe Biden viene de anunciar un cambio en la política de cooperación y financiamiento para toda América Latina. Lo hizo en la deslucida Cumbre de las Américas, que se concretó el 10 de junio en Los Ángeles. La iniciativa tiene el objetivo de profundizar la competencia política, económica y militar con China en la región. La Casa Blanca considera «decisivo» que esa estrategia se aplique durante esta década porque será clave para «contener» la consolidación y expansión global del gigante asiático en Latinoamérica, la región más postergada por Washington. Dentro del Mercosur, Uruguay era hasta ahora el aliado más confiable para Estados Unidos. La exploración comercial con China podría poner un paréntesis en ese vínculo.
En la Casa Rosada creen que en esa pulseada no hay una decisión de China para acelerar los tiempos del vínculo con Uruguay. Tampoco de pasar por encima del Mercosur. Sin embargo, no pierden de vista el impacto que tendrá con Estados Unidos. El silencio de Bejing alimenta hipótesis en contrario. Hay funcionarios que creen que China fuerza el debate dentro del Mercosur a partir del TLC con Uruguay. El presidente, Alberto Fernández, tendrá la posibilidad de saber de primera mano la lectura de la Casa Blanca cuando arribe a la capital estadounidense el lunes 26 de julio, fecha del 70° aniversario del fallecimiento de Eva Perón. Se reunirá con Biden en el Salón Oval en una bilateral que llevó casi dos años de trabajo. La intención del visitante argentino es relanzar la relación económica, conocer hasta donde llega el interés norteamericano por aflojar la billetera en la región y hacer una evaluación sobre la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional.
El escenario previo de ese viaje presidencial se cocina en la accidentada cumbre del Mercosur. Todo cambió drásticamente en las últimas jornadas. Brasil puso el grito en el cielo más rápido que los demás jugadores. El gigante amazónico es socio de China en el bloque BRICS. Ese espacio tuvo una cumbre la semana pasada donde Beijing oficializó el interés de que Argentina se sume a la comunidad que integran junto a Rusia, India y Sudáfrica.
Con el correr de las horas se diluyen las precisiones sobre la composición de la escena prevista en Asunción. Podría transformarse en virtual si las tensiones empeoran, pero hasta ahora está confirmada la presencia del presidente Alberto Fernández acompañado por Cafiero. Sin Bolsonaro, Brasil sólo será representado por su canciller Carlos Franca. Si sigue en pie el tramo presencial también estará Lacalle Pou y el mandatario anfitrión, el paraguayo Mario Abdo. Ante los cambios intempestivos de agenda, lo único seguro, por ahora, es que el próximo miércoles estarán presentes los cuatro cancilleres involucrados en la discusión, mientras Paraguay sigue insistiendo en que todo se mantenga como estaba previsto. «