El Banco Nación emitió ayer una comunicación mediante la cual adecúa la normativa de los créditos que se rigen por Unidad de Valor Adquisitivo (UVA). En concreto la entidad decidió extender el plazo máximo de 30 a 40 años y ampliar la relación entre ingresos familiares y cuota de un 25 a un 30%.
Le resolución de la entidad busca salvar las operaciones de 10 mil familias que ya habían pre acordado su crédito bajo esa modalidad y que, producto de la devaluación de las últimas semanas, se habían visto amenazadas.
La nueva modalidad es la respuesta de la entidad frente a la fuerte devaluación que sufrió el peso con relación a la divisa norteamericana en el último mes y medio cuando pasó desde poco más de $16 hasta $18, un incremento del 11%. Como es sabido, los precios de las viviendas en la Argentina se fijan en dólares mientras que los créditos hipotecarios se otorgan en pesos.
La depreciación del tipo de cambio generó una súbita y fuerte distorsión en las previsiones de los clientes que, en muchos casos, habían tramitado su préstamo hipotecario en función de un valor determinado del dólar. La devaluación de los pesos obtenidos los dejó sin posibilidad de realizar la operación mientras que los requisitos vigentes impedían ampliar el monto del préstamo en pesos para llegar a la cifra necesaria para adquirir el inmueble que ya tenían elegido poniendo en riesgo miles de operaciones en curso y dificultando otras tantas que la entidad pretende generar en el próximo período.
Ampliar los plazos del crédito por un período de 10 años implica una reducción de la cuota mensual y, por lo tanto, un disminución de la misma con relación a los ingresos del grupo familiar. La otra medida, ampliar la relación ingreso/cuota, tiene un efecto idéntico y más directo. Entre ambas, se estima que el monto del crédito podrá elevarse hasta un 35% con el mismo ingreso. De esta forma, el impacto de la devaluación será absorbido enteramente por los tomadores de crédito.
Por eso, y atento a lo que ocurrió con la reciente devaluación, además de la modificación y adecuación de los requisitos, la entidad decidió ofrecer para las nuevas operaciones un seguro de cambio a los tomadores de créditos para que se cubran de una posible modificación del tipo de cambio en el período que va desde el pre acuerdo del crédito y la realización de la operación que, en general, puede llevar unos dos o tres meses.
El seguro de cambio tendría una prima o costo equivalente al 2 o 3% del crédito, que sería pagado por el cliente, y congelaría el valor del tipo de cambio en el momento del pre acuerdo. En caso de producirse una depreciación mayor de la moneda, ese costo sería asumido por la entidad que ofrece el seguro.
La modificación de los requisitos es controvertida puesto que, en los hechos, implica la aceptación de un incremento del riesgo crediticio en un tipo de préstamo que, al actualizar las cuotas por inflación, ya se encuentra muy expuesto. Este incremento del riesgo, a su turno, podría impactar en las tasas de interés que ofrece el banco y en el sistema financiero en general.