El Manifiesto Malvinas, documento que comenzó a circular apenas se conoció el acuerdo entre Argentina y el Reino Unido a mediados de septiembre, superó esta semana las mil rúbricas, luego de la difusión del mapa mutilado del territorio nacional que emitió el ministerio de Desarrollo Social que conduce Carolina Stanley. Entre los adherentes se encuentran referentes de derechos humanos, la cultura y la política, que se expresan en contra del «levantamiento de todas las medidas administrativas, legislativas y judiciales que ha tomado la República Argentina para proteger sus recursos naturales frente a la explotación ilegal de nuestra pesca e hidrocarburos».
Apenas se conoció la noticia, la Cancillería argentina negó que se tratara de acuerdo entre ambos países, en donde no se mencionaba el reclamo argentino por la soberanía sobre las islas, y argumentó que sólo fue «comunicado conjunto». Sin embargo, la palabra «acuerdo» aparece 13 veces en el texto.
En respuesta, el manifiesto de repudio comenzó a circular apenas se supo del acuerdo que firmó el país con el Reino Unido el 13 de septiembre, donde en el capítulo referido al Atlántico Sur se soslaya la controversia de soberanía y se acuerda «remover todos los obstáculos que limiten el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo pesca, navegación e hidrocarburos». También, se establece que los vuelos sólo podrán ser realizados por aerolíneas de Brasil y Chile.
«Voy a seguir reclamando por los vuelos. Es cínico y revulsivo que el Gobierno diga que el mapa fue un error. Ese mapa muestra la cartografía de Macri. El acuerdo del 13 de septiembre habla de ceder la explotación de hidrocarburos, pesca y navegación a los británicos. El acuerdo de que Argentina sea excluida de los vuelos a las islas, a cambio de nada y sin reclamar soberanía ni protestar por la militarzación del Atlántico Sur, eEs exactamente lo que ese mapa expresa», definió la ex embajadora en el Reino Unido en diálogo con Tiempo Argentino.
Asimismo, la ex diplomática recordó que este año, en épocas de ilusiones para la canciller Susana Malcorra, cuando soñaba que podía llegar a ser secretaria general de las Naciones Unidas, «recibió una nota de Theresa May donde le pedían que se releven los obstáculos para el crecimiento económico y el desarrollo sustentable referente a los hidrocarburos, la pesca y navegación y en el mismo mensaje le sugiere que apoyará su candidatura en la ONU», sostuvo Castro.
La funcionaria que estuvo al frente de la embajada en Londres durante cuatro años sostiene que los términos del acuerdo Foradora Duncan, «plasman en modo textual y riguroso la pretensión británica sobre las Islas Malvinas». «Es lo que me reclamaban a mí como sus objetivos, son palabras textuales vertidas en conversaciones que mantuvimos y que nunca llegaron a una apertura del diálogo real».
Por su parte, el ex secretario de Asuntos Relativos a Malvinas, Daniel Filmus hizo hincapié en que en el acuerdo se establece que habrá «intercambio de información en materia de pesca» que tiene como «meta de inicio» la zafra del calamar illix. Es decir, la mira está puesta en los caladeros, que son zonas marítimas donde los pescadores tienden a calar o «calan» sus redes, y Argentina acordó brindar al Reino Unido la información de pesca antes de la zafra del calamar illix.
Las negociaciones previas con el Reino Unido se realizaron sin la participación del Observatorio Parlamentario Cuestión Malvinas. «El secretismo en la política exterior lesiona los intereses nacionales. La Cancillería negocia y acuerda a espaldas del Congreso», se quejó el diputado y miembro del Observatorio, Guillermo Carmona.
Por lo pronto, ya firmaron la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, Teresa Parodi, el premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, diputados nacionales, legisladores porteños, académicos y artistas. Se reciben ahdesiones en [email protected]