El massismo en particular, y el peronismo no kirchnerista en general, comparten dos premisas sobre las que montan sus expectativas electorales. 1) el 70% de los electores quieren un cambio de gobierno. 2) las denuncias de corrupción erosionarán la intención de voto de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Ante ese escenario , y luego de las fisuras que quedaron expuestas en el acto que Alternativa Federal realizó en Mar del Plata, desde el massismo explican: «Massa trata de incluir en su discurso al votante kirchnerista. (Juan Manuel) Urtubey y (Miguel Ángel) Pichetto sólo le hablan al antikirchnerismo».
En el comando de campaña del Frente Renovador aseguran que «una porción grande de ese 70% que quiere que gane un opositor está dispuesto a votar a aquel que le pueda ganar a Mauricio Macri». Por eso plantean que el problema «no es el techo de Cristina sino el piso» porque el objetivo es «comer» de ese piso electoral. El objetivo está puesto en aquellos votantes que se reconocen kirchneristas pero que no son militantes, un elector «pragmático» que priorice derrotar a Cambiemos por sobre otras cosas.
Los hombres que trabajan en torno a la candidatura presidencial del exintendente de Tigre lo explican del siguiente modo: «Hay una parte del electorado que va a terminar votando a aquel que le pueda ganar a Macri. Cristina va a sufrir una merma en su caudal electoral por las causas de corrupción. Quizá no en la provincia de Buenos Aires pero si a nivel nacional».
El cuadro que pintan en el comando electoral massista contiene la posibilidad cierta de un acuerdo con el kirchnerismo que, de concretarse, se daría tanto para las elecciones presidenciales como en la provincia de Buenos Aires. El acuerdo, por ahora, tiene algunos límites. Por ejemplo: para el Frente Renovador el mejor escenario sería el acuerdo con el kirchnerismo pero sin CFK en la boleta.
Ni Massa, ni Cristina lo resolverán ahora. Ambos lideran sus espacios sin complicaciones y estirarán su definición por lo menos hasta mayo.
Por su parte, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y el senador por Río Negro, Miguel Ángel Pichetto, miran atentos los movimientos de Massa y esperan por definiciones. Por ahora ni Urtubey ni a Pichetto les dan los números para ganar las internas de su espacio.
Para ninguno de los dos el posible alejamiento de Massa sería una mala noticia. Los asesores del salteño aseguran que, más allá de lo que decida el tigrense, Urtubey no declinará su candidatura y competirá en las PASO. Sin embargo advirtieron que más temprano que tarde tendrá que definir si le cierra definitivamente la puerta al votante del kirchnerismo o no.
En ese escenario convulsionado, Roberto Lavagna salió a hacerse cargo de los rumores y no descartó su candidatura a presidente. Dejó dos cosas en claro: en caso de ser candidato no irá a una interna y que la alianza electoral para enfrentar al presidente Mauricio Macri debe ir más allá de los límites del peronismo. También marcó, por primera vez, algún tipo de diferencia con Sergio Massa respecto de los condimentos del armado político. Dentro de Alternativa Federal nadie toma demasiado en serio los dichos de Lavagna. Nadie cree que finalmente se presente como pre candidato a presidente.
Por ahora, a 182 días de que se lleven adelante las PASO para elegir a los candidatos presidenciales, Alternativa Federal no logra unificar discurso y tampoco definir sus candidatos. Desde todos los sectores aseguran que la discusión será saldada antes de que comience el mes de junio.
Lo cierto es que las encuestas que circulan en los comandos de campaña, más allá de marcar que la mayoría de la gente quiere un cambio de gobierno, no sitúan a la misma altura al kirchnerismo que a Alternativa Federal. La ventaja de CFK –admiten los operadores de los gobernadores– por sobre el resto de los candidatos del peronismo aún es considerable. Pero señalan que la instalación por parte del oficialismo de las causas de corrupción hará decrecer la intención de voto de la expresidenta.
Para el peronismo no kirchnerista la crisis económica esmerilará al gobierno y las causas de corrupción a Cristina. A eso apuestan unos y otros. Algunos para forzar un acuerdo favorable, otros para sacar a la expresidenta de la cancha. «