Como en toda transformación social, los cambios acontecen primero en la práctica y luego en la legislación. El cannabis medicinal crece en su uso pero sin una ley acorde ni asistencia profesional, como lo detectó una encuesta a usuarios en Rosario. Esta semana se agregó una novedad en el mundo empresarial: la principal firma de producción y medicina cannabinoide del mundo desembarcó en la Argentina para abordar tareas de educación y ciencia junto a la UBA.
Canopy Growth Corporation se creó en Canadá en 2013 y fue la primera compañía de cannabis en América del Norte en cotizar en la Bolsa de Valores, con un capital de 14 mil millones de dólares. Fabrica aceites y cápsulas blandas, y en su país de origen vende también cannabis recreativo, permitido en la legislación local. Dentro de Sudamérica se maneja en Colombia, Perú, Chile y Brasil. Ahora se sumará nuestro país, a través de su división médica Spectrum Therapeutics, adonde llevará adelante proyectos para avanzar en la investigación y la educación sobre el uso del cannabis medicinal y «combatir el estigma» que acompaña estos tratamientos. Lo hará en alianza con la línea tecnológica de la Universidad de Buenos Aires (UBATEC).
«El cannabis permite mejorar la calidad de vida de los pacientes, recuperar funciones físicas, actividades y relaciones sociales», explicó Danial Schecter, director de Servicios Médicos Globales de Canopy. La primera acción fue un curso de capacitación gratuito en la Facultad de Medicina el jueves pasado, dirigido a toda la comunidad médica, incluyendo estudiantes.
«Según nuestras investigaciones sólo en Argentina hay 400 mil pacientes potenciales que se beneficiarían con la medicina cannabinoide y a nivel Latinoamérica la cifra llega a los cuatro millones», manifestó Marcelo Duerto, country manager para Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia. «Hoy nuestra prioridad es la educación pero no descartamos en el futuro realizar una pequeña plantación piloto aquí, para investigar genética junto con casas de estudio nacionales, que es lo que permite la ley argentina», agregó.
En los otros países la empresa aporta productos cannábicos contra las dolencias crónicas (como la fibromialgia), las náuseas y vómitos causados por la quimioterapia y los espasmos derivados de la esclerosis múltiple, también como herramienta para hacer frente al insomnio y reducir cuadros de ansiedad. Sin embargo, en la Argentina la Ley 27.350 que regula su uso, únicamente lo permite para aliviar los síntomas de la epilepsia refractaria. Y el paciente debe hacer un pedido personal a la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) para que lo autorice a importar el medicamento de otro país.
Mientras tanto, el consumo de cannabis medicinal crece día a día, con el problema sanitario y legal de no poder hacerlo con un buen acompañamiento público. En Rosario, una encuesta de la Asociación Civil Miradas a 150 usuarios arrojó que el 75% inició el tratamiento en el último año, pero casi el 60% lo hizo sin asistencia profesional, y en varias situaciones con aceite de mala calidad.
A principios de mes se conoció que siete de cada diez muestras que se analizan en la Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional de Rosario tienen un contenido de cannabinoides menor al necesario para cumplir los efectos terapéuticos deseados. Es por esto que el diputado provincial por el socialismo Joaquín Blanco le exigió a la Anmat que autorice al laboratorio provincial LIF a importar el vegetal necesario y producir el fármaco de manera pública y regulada con los debidos estándares de calidad y seguridad sanitaria, tal como lo marca la ley de cannabis medicinal de la provincia, sancionada hace tres años: «Santa Fe está lista para elaborar un producto, pero por demoras de Nación, no podemos ni importar la materia prima ni producirla en nuestro territorio». La autoridad nacional le denegó el pedido a Santa Fe, pero sí lo aceptó en el caso de Jujuy, donde el laboratorio es manejado por Gastón Morales, el hijo del gobernador Gerardo Morales, en alianza con la estadounidense Players Network.
Al mismo tiempo el Estado continúa la persecución a cultivadores y elaboradores de cannabis medicinal. En los últimos días, personal de Prefectura realizó allanamientos simultáneos en Bahía Blanca, Neuquén y La Pampa, en el marco de una causa por producción ilegal de aceite y otros productos a base de cannabis. Los agentes secuestraron 14 potes de crema de cannabis, 13 goteros con aceite de esa preparación, una botella con 250 mililitros del mismo aceite, nueve sobres de harina deshidratada de cannabis, tres cremas de coca, dos sobres de harina de coca, y 28.750 pesos.
La Ley 27.350, sancionada hace casi dos años, no avanza en la producción pública de medicamentos ni la autorización para el autocultivo en el hogar. La clínica generalista y de familia Jorgelina Borao, especialista en tratamiento del dolor e integrante del equipo de Miradas, remarcó que debe existir «una legislación clara y un producto estandarizado regulado por el Estado, al alcance de la persona que lo necesite, sin distinción del poder adquisitivo; ya que actualmente, y según muestra la encuesta, el 50% accede comprándolo».
A pesar de lo dictaminado por la norma nacional, la epilepsia refractaria no es el motivo principal por el que se recurre al cannabis medicinal: el 21% dijo utilizarlo para dolor oncológico, apenas 18% por epilepsia y un 15% para la artitris. Sólo un 1,3% de los encuestados indicó que no obtuvo ningún beneficio para su salud. «
También beneficia al corazónEsta semana investigadores del Conicet publicaron un ensayo en la revista Biology Open, donde confirmaron que el consumo crónico de compuestos de cannabis mejora la función cardíaca. El equipo centró sus trabajos en la Drosophila melanogaster, la «mosca de la fruta», cuyo corazón se asemeja al del humano. A las moscas que inhalaban humo de cannabis por corto tiempo les detectaron efectos como la arritmia. «Pero en las moscas que estuvieron expuestas entre 11 y 13 días –se explayó Maia Rodríguez, una de las autoras del estudio, pasante de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires– logramos ver que se va dando un efecto de acostumbramiento y aumenta la contractilidad del corazón, la fuerza con la que este se contrae. Un corazón con mayor contractilidad responde mejor a condiciones de estrés».