El triunfo del justicialista Juan Schiaretti en Córdoba fue amplio en porcentaje y en territorio. La brecha con el segundo candidato se consolidó como la más grande desde el inicio de la democracia y la victoria se dio en 25 de los 26 departamentos del segundo distrito electoral del país. Cuando finalice este nuevo período, el peronismo se habrá mantenido en el poder durante 25 años seguidos desde aquella vez que José Manuel de la Sota llegó al Ejecutivo provincial en 1998 y destronó el histórico bastión radical. Para festejar su victoria, Schiaretti se pronunció a favor de la moderación y en contra de la “grieta”.
Con el 98,82% del padrón escrutado, Schiaretti llegó al 53.97%; Mario Negri de Córdoba Cambia -radicales más PRO- apenas llegaba al 17,78%; y Ramón Mestre con la Lista 3 de la UCR sólo alcanzaba el 10.94%. Tan seguros de su triunfo estaban los peronistas que comenzaron a publicar los datos oficiales a las 18:30, con menos del 2% de las mesas escrutadas. La brecha se mantuvo amplia durante toda la carga. Estos números convertirán a la Legislatura provincial (en Córdoba el Poder Legislativo es unicameral) en una mayoría cómoda para el oficialismo. Natalia De la Sota, hija del ex gobernador, encabezó la lista y se mostró como una de las principales dirigentes del espacio junto a la diputada nacional Alejandra Vigo.
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El triunfo del frente Hacemos por Córdoba, el sello que llevó Schiaretti y que incluyó al Partido Socialista y al GEN, también fue contundente en la ciudad capital donde el diputado Martín Llaryora se adueñó del histórico bastión radical, y se ganó el título de primer intendente peronista desde 1973.
No fue sólo el arrastre de la Boleta Única de Sufragio lo que ayudó a Llaryora. Schiaretti hizo notar su gestión en autovías y puentes en toda la provincia, pero en particular en la ciudad de Córdoba donde inauguró el faraónico parque público Chateau a días de la elección. A eso se le sumó al avance de la avenida circunvalación, que rodea el perímetro de la ciudad y que ayudó a alivianar el caótico tránsito de los capitalinos. “Después de tantos años quiero rendirle este triunfo a aquellos que pusieron su granito para la justicia social”, dijo Llaryora y le dedicó su victoria a “quien mira desde el cielo, José Manuel”. Si bien la consigna fue no nacionalizar la elección, el futuro intendente llamó a “ayudar al país para que tenga un futuro mejor”.
Es que la paliza se explica por dos factores principales: la inversión en obra pública que encaró Schiaretti desde el Ejecutivo para garantizar su reelección, y la división irreconciliable de la Alianza Cambiemos en la provincia. Mario Negri siempre supo que iba a perder, pero la siguió militando. Recorrió la provincia, recibió dirigentes, se peleó contra el frontón comunicacional de Schiaretti al que criticó por “mudo”. Nada de eso sirvió. Desde la Rosada le mandaron refuerzos. De hecho, fue la única vez que la gobernadora María Eugenia Vidal visitó un candidato. También viajaron Horacio Rodríguez Larreta, Gerardo Morales y Elisa Carrió, que este domingo volvió a visitar a su compañero del interbloque oficialista en la Cámara de Diputados a pesar de que se había pedido de manera explícita que no vaya ningún dirigente nacional para evitar visibilizar la derrota.
En tanto, Ramón Mestre fue el responsable de que el sello de la UCR quedara en tercer lugar en una provincia que supo tener largos períodos de gobiernos radicales. La derrota profundizó las rencillas locales. De hecho, el candidato a intendente por su lista, Rodrigo de Loredo -cuñado del ministro de Defensa, Oscar Aguad- hizo base en un salón de eventos y evitó pasar por la Casa Radical, el búnker partidario.
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Negri reconoció la derrota por Twitter y Mestre fue el primero en hablar. Rodeado de militantes dijo: “Perdimos y perderemos muchas elecciones, pero nunca vamos a perder nuestros principios”.
Schiaretti asume su último mandato al frente de la provincia con una diferencia inédita por sobre el segundo. Eduardo Angeloz cosechó el 55,84% de los votos con la llegada de la democracia, pero la brecha había sido menor. El “Gringo” también superó a su ex compañero de ruta De la Sota en el 2003 que obtuvo casi un 52%. Pero no siempre le sonrieron los números. En 2007 sumó el 37,17% por sobre el 36,09% de Luis Juez, apenas 1,08% más, resultado que dio a conocer la Justicia Electoral, 46 días después de los comicios ya que Juez había denunciado fraude y judicializó la elección. Schiaretti volvió a pelear la provincia en 2015 y sacó 39,99% contra el radical Aguad, que obtuvo el 33,74%.
El espacio político
Schiaretti es uno de los miembros fundantes de Alternativa Federal, junto a Juan Manuel Urtubey, Sergio Massa y Miguel Ángel Pichetto. Si bien es la primera elección que gana uno de ellos, ninguno fue invitado a compartir la alegría del triunfo. “Los de afuera son de palo”, dijo al emitir su voto este domingo temprano. “Esta elección es cosa de cordobeses”, enfatizó. Las felicitaciones de sus compañeros de espacio llegaron a las 21:00. Desde su cuenta de Twitter, el senador Miguel Ángel Pichetto lo felicitó y lo ungió como “el principal conductor de Alternativa Federal”. También destacó a su compañero de bloque en el Senado, el dirigente cordobés Carlos Caserio.
En tanto, Urtubey posteó que la victoria fue “contundente”. También lo llamó por teléfono Massa, quien además destacó el triunfo de Llaryora.
El mensaje político
Lo primero que hizo Schiaretti al subir al escenario rodeado de 46 dirigentes provinciales fue felicitar a Llaryora. Después se autofelicitó por haber obtenido la diferencia más grande “desde la vuelta de la democracia”. “Ni por asomo esa diferencia nos hará caer en ninguna arbitrariedad, no nos dieron la suma del poder público, ni que tenemos la verdad en nuestras manos”, le respondió a la oposición que agitaba el fantasma de la concentración del poder.
También dijo que garantizará la libertad de prensa, la división de poderes y “la plena vigencia de los derechos humanos”. “Estamos convencidos de que no habrá República en Argentina sin el peronismo y que no habrá peronismo en Argentina si no es republicano”, definió. Agradeció a los gobernadores que lo saludaron.
Sobre la agenda económica dijo que la provincia honrará su deuda y se pronunció a favor del equilibrio fiscal. “Defendemos el equilibrio fiscal, Córdoba siempre va a honrar su compromiso y su deuda. No defaulteamos la deuda ni siquiera cuando Argentina la defaulteó”, puntualizó.
“Somos un Estado que no es una carga para el sector privado, sino que lo impulsa, para que haya más trabajo e inversión, pero reivindicamos también un estado fuerte y la justicia social”, dijo y enumeró las viviendas sociales, los comedores escolares financiados por la provincia. “Sólo soy un gobernador más que solo aspira a que los cordobeses estén un poquito mejor que cundo asumí mi mandato, soy cordobés hasta el caracú. Que siempre tendré el orgullo de provenir de un barrio popular”, rememoró.
Recordó que fue teniente de reserva del Ejército, también que fue baleado cuando era dirigente estudiantil durante el Cordobazo y el exilio. También reivindicó a los “30 mil compañeros desaparecidos”.
“Cuando el pueblo se expresa en las urnas deja un mensaje que es que esta fue una elección municipal y provincial que nada tiene que ver con las próximas elecciones nacionales porque los cordobeses podemos elegir a un candidato de un partido y a un dirigente de otro partido”, definió para provincializar su triunfo.
“Los cordobeses queremos, valoramos y apoyamos la moderación. No queremos la grieta que tanto daño hace la Argentina y que algunos piensan que sirven para ganar las elecciones pero no para gobernar. Y hoy Córdoba demostró que tampoco sirve para ganar elecciones”, dijo en referencia a Cambiemos, que este domingo sumó una octava derrota consecutiva desde que comenzó el calendario electoral.