La derrota por 2-1 como local ante Independiente por el grupo 7 de la Copa Libertadores terminó de arruinar la noche para Corinthians. Pero la historia ya había arrancado mal: el Timao había preparado un homenaje para el mítico futbolista Sócrates y su Democracia Corinthiana. La Conmebol le prohibió que usara ese lema en la casaca por contener un «mensaje político», tal como figura en el artículo 67 de la presente edición de la Liberadores. La estatua de Sócrates, con el puño derecho en alto en las afueras del estadio Itaquerao, sí fue inaugurada.
¿Qué fue la Democracia Corinthiana? «Una sociedad en donde el trabajador más simple tenía el mismo peso que su patrón en las votaciones colectivas. Ni en la familia existe eso», explicó alguna vez el propio Sócrates a la revista El Gráfico. En años de dictaduras militares en toda América Latina, el club paulista generó una estructura en la que dirigentes, cuerpo técnico, plantel y empleados del club decidían cuándo entrenar, qué comer, dónde concentrar y cómo jugar. De esa organización horizontal y futbolera también salió la consigna «Directas já», que aparecía en letras grandes en la camiseta del Corinthians en 1984.
Casi 25 años después, en un año electoral para Brasil, un país que tiene su democracia cuestionada luego de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff y de la arbitraria detención de Lula, el político brasileño más popular, la Conmebol prohibió que el Timao saliera a la cancha con esa leyenda en la espalda que decía únicamente Democracia Corinthiana.
¿Quién fue Sócrates? Mediocampista talentoso, espigado y estético, jugó en Botafogo, Corinthians, Flamengo y Fiorentina, entre otros. Su padre lo bautizó así mientras leía La República, de Platón. Con su Selección participó del Mundial de España 82 y México 86, donde lució una vincha que pedía «Paz» y otra que decía «Reagan es un asesino». Además era médico y fue el emblema de la Democracia Corinthiana.
«A mi me parece muy simbólico que la Conmebol haya vetado una manifestación en referencia a la Democracia Corinthiana en este momento político de Brasil, en el que se despierta incluso una ola de gente que pide la vuelta de la dictadura militar. El fútbol brasileño, igual que parte significativa de nuestra sociedad, hace casi nada para valorar las memorias del período militar, como sí se hace en las canchas argentinas», explica el periodista brasilero Breiller Pires, de ESPN y El País. Y da un ejemplo claro: Vasco da Gama, por caso, antes de jugar con Racing por la Libertadores, le realizó un homenaje a Coronel Nunes, actual presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y un defensor de la dictadura militar.
El 9 de abril pasado, dos días después de entregarse a la cárcel, el expresidente Lula publicó en su cuenta de Twitter algunas fotos con banderas que pedían su libertad en las canchas de fútbol. «Por las tribunas de Brasil», agregaba el mensaje. La violencia creciente en el país, con el asesinato a la concejala Marielle Franco y la balacera que sufrió el campamento que se instaló en Curitiba para pedir la liberación de Lula como exponentes, también se puede sentir en los estadios de fútbol, donde también creció la represión policial contra los hinchas. Otra prueba de que, más allá de los reglamentos de la Conmebol, la política y el fútbol siempre juegan en la misma cancha.