Los encuestadores decían que usted tenía pocas chances de llegar a la cosecha de Cambiemos de 2015, que arañó el 46%, pero las urnas lo dejaron cerca del 44%. ¿Cuál es su balance?
Para nosotros no hubo sorpresas. Sabíamos en cada recorrido que hacíamos lo que está pasando, cómo piensan los votantes, pero también su decisión de construir un país mejor. Más allá de los reclamos que nos decían, también remarcaban que querían seguir con el cambio. No sabíamos cuánto iba a ser ese acompañamiento, pero ahora lo vimos, y no vamos a aflojar.
¿La derrota del gobernador Schiaretti es el costo de desdibujar su perfil opositor a partir de una buena relación con Macri?
No me voy a poner a analizar lo que hicieron ellos. Yo lo que digo es que a partir del 10 de diciembre de 2015 Macri hizo que Córdoba se ponga de pie y que tenga un vínculo con la Nación que antes no sucedía y que anteriormente fue parte de Unión por Córdoba. Por fuera de eso, prefiero poner el foco en trabajar en mejorar la vida de los cordobeses. Ellos entendieron ese mensaje de optimismo, que Córdoba volvió a ver obras públicas, a percibir realidades. No estamos votando un modelo provincial sino un modelo nacional, que decide si vamos para atrás o para adelante.
En el mapa de votos cordobeses, ¿su cosecha fue mejor en los centros urbanos o en el interior agrario?
Nos fue bien en muchas ciudades, pero en los departamentos del interior también. Siempre fuimos creciendo y ahora se ratificó eso. Me parece que se vislumbra que el país está mejorando. Pero además los cordobeses somos perceptivos de esto e innovadores. Creo que nos sentimos parte de este cambio que estamos construyendo y los cordobeses lo van a seguir ratificando. No hay vuelta atrás. Estoy muy seguro de eso, y Córdoba salió muy beneficiada.
Luego de consolidar el núcleo duro de votantes, ¿cree que puede seducir al electorado peronista a pesar de que su alianza tiene un fuerte predominio radical?
Lo que vamos a hacer es seguir poniéndole el oído a la gente. En este caso la sociedad dio un mensaje y nadie puede ignorarlo. Nos creen porque siempre dijimos la verdad y quedó claro que la voluntad de la gente no se modifica con campañas opulentas. O te creen o no te creen. Nosotros no vamos en busca de los votos, sino de recuperar la confianza de la gente y de aquellos que tenían dudas sobre nosotros. No buscamos líderes mesiánicos y autoritarios.
¿Cree que la campaña en Córdoba tuvo impacto en la derrota que tuvo el peronismo en San Luis?
Claro que sí. Hay que preguntarse si no hay un hartazgo de la gente. La política se construye con alternancia. No me voy a meter en la autocrítica de los miembros de Unión por Córdoba. Ellos sabrán por qué la gente no los acompañó, pero de un momento a otro en el gobierno provincial pasó de estar todo bien con la Nación a estar todo mal. Córdoba es la gran provincia de un gran país, y los cordobeses decididamente somos el motor del cambio y no nos vamos a detener. Cada partido tendrá que ver por qué la gente no los acompañó. Nosotros peleamos contra el cinismo y la desesperanza.
¿Se siente perjudicado por el escándalo que se desató en Buenos Aires por el escrutinio bonaerense?
No me centré en lo que pasó en Buenos Aires. Acá en Córdoba el escrutinio estuvo bien y el gobernador reconoció temprano que había perdido. Lo otro son cosas que no ayudan. El resultado final es lo que determina lo que pasó en las urnas y habrá que esperarlo. «