Después de ocho años, este miércoles la Justicia condenó a Daniel Lagostena, el único acusado de matar y hacer desaparecer en 2010 a Érica Soriano, quien era su pareja y estaba embarazada. Lagostena podría recibir una pena de hasta 25 años de prisión.
En una breve audiencia, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 de Lomas de Zamora dio a conocer que su fallo es condenatorio pero recién el viernes 13 dará a conocer la cantidad de años de prisión que recibirá y los fundamentos de la sentencia.
La fiscalía y la familia de la joven pidieron la pena de 25 años de prisión para el hombre al acusarlo del delito de «homicidio simple en concurso ideal con aborto en contexto de violencia familiar».
Ambas partes acusaron a Lagostena, de 54 años de edad, de haber matado y hacer desaparecer a su esposa con la complicidad de personas vinculadas a casas crematorias, por las que tienen contacto por medio de su familia, que posee una casa velatoria.
Lagostena, en sus palabras pronunciadas ante el tribunal en la última audiencia, clamó su inocencia. «Como lo vengo sosteniendo desde hace ocho años, soy inocente», expresó.
Para la defensa, Lagostena debe ser absuelto por el beneficio de la duda ya que no está probado que la mujer haya sido asesinada y tampoco se encontró nunca el cuerpo.
Sin embargo, una amiga de Érica contó durante el juicio que habló esa noche con Érica y advirtió que había una discusión con su pareja en el auto. También se estableció que en la casa de Lanús se encontraba una tercera persona no identificada que llamó a una pizzería.
Asimismo, la familia de la joven, ante sospechas motivadas en una mala relación de pareja que habían percibido, fueron a la casa de Lanús con la Policía y encontraron la ropa que el hombre dijo que su pareja tenía puesta en el momento de salir, el ácido fólico que tomaba por su embarazo y todas sus pertenencias, con excepción del celular.
Esa jornada, de acuerdo con lo que se pudo probar durante distintas audiencias en el debate, la joven asitió a un ginecólogo y regresaba por la noche a su casa.
Cerca de la medianoche, Lagostena intercambió varios mensajes con su sobrino Diego Poublán, de 25 años.
Luego, se pudo advertir seis llamadas, cerca de las 5:00 del día 31 entre Lagostena y el teléfono de la madre del joven, primero ubicado en la Costanera Norte y luego en Lanús.
A la mañana, los familiares de la joven intentaron comunicarse con ella en forma infructuosa y Lagostena le dijo que se había marchado hacia la casa de ambos, en Villa Adelina.